36 horas en San Francisco
Escapadas de vanguardia
La ciudad californiana alardea de un seductor carácter cosmopolita, moderno y animado
La amplia bahía y los elevados Twin Peaks. La innovación de Silicon Valley y la derrochadora multiculturalidad de Castro, Mission o Chinatown. El mastodóntico Golden Gate y la sinuosa Lombard Street. La icónica fortaleza presidiaria de Alcatraz frente a las costas de una de las ciudades más abiertas de Estados Unidos. San Francisco es ciudad de mezclas y contrastes, enclave moderno y cosmopolita que ejerce de motor turístico, cultural y social de la costa oeste norteamericana.
Fundada a finales del siglo XVIII por un explorador español de ascendencia vasca, San Francisco se ha sacudido la sombra de Los Ángeles –la otra gran ciudad de la costa oeste– y con un remozado estilo fresco y alternativo ha ganado foco mediático en los últimos lustros hasta convertirse en una de las urbes más visitadas del país.
Sábado
10.00 – Cable Car hasta el viejo puerto
Pese a que su núcleo urbano no alcanza los 900.000 habitantes –su área metropolitana sí que va más allá de los 4,5 millones–, San Francisco es una ciudad de grandes dimensiones y notables cambios de altura, por lo que para recorrer sus rincones deberás echar mano del transporte público. Una de las opciones más vistosas es, sin duda, su afamado tranvía, así que no te lo pienses dos veces y cógelo para bajar hasta su zona portuaria más famosa: North Beach.
Aquí se halla Fisherman’s Wharf, el que fuera el primer puerto de San Francisco, que acabó relegado a mitad de siglo pasado ante la nueva y moderna zona portuaria. Sin embargo, hoy, los antiguos puestos e industrias pesqueras han sacado brillo a su añejo encanto para erigirse en una de las zonas turísticas de la ciudad por excelencia.
Su punto más conocido es, sin duda, el Pier 39, muelle donde suelen yacer plácidamente decenas de leones marinos al son de sus característicos gruñidos. Una imagen imprescindible en tu visita a San Francisco.
La gran cantidad de tiendas y restaurantes que bañan las callejuelas de este antiguo puerto ofrecen varias posibilidades para desayunar al visitante. Con todo, nuestra sugerencia se queda en la Boudin Bakery Café, donde pedir alguna de las sopas típicas de la zona: la clam chowder, de almeja; o la cioppino, de varios pescados y mariscos. Un resuello de energía para afrontar el fin de semana.
12.00 – Marina hacia Golden Gate
En Fisherman’s también podrás alquilar una bicicleta, vehículo que te ayudará a enfilar hacia el gran símbolo de San Francisco: el Golden Gate. A tu juicio dejamos la decisión de si ésta debe ser convencional o eléctrica.
De camino al cinematográfico puente, para en Marina, un dinámico barrio al oeste del puerto viejo donde acostumbran a vivir los estudiantes que se desplazan a San Francisco. Restaurantes, locales de ocio y tiendas de todo tipo amenizan su jovial ambiente.
13.00 – Los 2,7 kilómetros de un puente mítico
Desde Marina, en 20 minutos podrás cruzar los 2,7 kilómetros del Golden Gate, uno de los puentes más famosos del mundo. Infinitamente retratado en fotos y películas, este icónico puente colgante rojizo de 227 metros de altura une dos orillas de la bahía desde hace aproximadamente 80 años. Sin embargo, pese a ser el más famoso, no es el mayor puente que cruza la bahía desde San Francisco: tal honor se lo queda el Bay Bridge –el puente de la bahía–, con sus cerca de 6 kilómetros en dos fases que unen la comentada ciudad y Oakland pasando por Yerba Buena Island.
Aún así, el mayor prestigio se lo lleva un Golden Gate que te recomendamos fotografiar desde la orilla contraria a San Francisco. Uno de sus mejores miradores es Battery Spencer, aunque la escena bien merece que pruebes distintas perspectivas desde varios de los view point que ofrece la zona, como Point Cavallo, con un panorama más lateral.
14.30 – Sausalito
Adéntrate por este lado de la bahía siguiendo la orilla contraria al Pacífico para encontrar en un cuarto de hora de suaves pedaladas una de las famosas villas que bordean la bahía: Sausalito, pequeño y coqueto pueblo marítimo con magníficas vistas a San Francisco y a la isla de Alcatraz. Tal es su prestigio que es lugar de residencia de famosos y pudientes que quieren alejarse del bullicio de la urbe californiana.
Baja hasta el puerto, abarrotado de preciados yates, para comer en Le Garage, un bonito local donde degustar un sabroso brunch mientras contemplas los barcos que llegan y se van del puerto. Puedes estar tranquilo, el carácter exclusivo del entorno no se traducirá en tu cuenta.
17.30 – Tiburon
Hablando de exclusividad, si sigues bordeando Richardson Bay hasta el final, en menos de 50 minutos en bicicleta llegarás a Belvedere Tiburon, otro acicalado pueblo marino que parece doblar la apuesta de Sausalito en lo que a ostentación se refiere. Pasea tranquilamente por sus tranquilas calles cinceladas por suntuosas casas con el rumor del mar de fondo.
Aunque no sólo verás viviendas en la calzada, en el camino de Sausalito a Belvedere Tiburon verás varios hogares colgantes sobre el mar, las famosas casas flotantes que ganan terreno al mar en la bahía de Richardson. Ya sea desde Sausalito o desde Tiburon, como tú decidas, o tus exigidas piernas decidan por ti, antes que caiga el sol te recomendamos tomar el ferri que te lleva de vuelta a San Francisco.
20.00 – El corazón de San Francisco
De vuelta a la ciudad, el ferri te dejará en el antes mentado muelle 39. Desde allí, si todavía te quedan fuerzas, en 20 minutos de autobús te puedes plantar en el auténtico centro neurálgico de San Francisco: Union Square, que recoge su nombre de las multitudinarias manifestaciones a favor del ejército de la unión que acogió durante la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1861-1865).
Hoy, un paseo por las cuatro famosas y anchas calles que lo rodean –Post, Stockton, Geary y Powell– te servirá para adentrarte en el San Francisco más bullicioso y comercial.
21.00 – Aroma internacional
San Francisco es una ciudad multicultural, un eco internacional que también deja su huella en la cocina. Así, que no te extrañe cenar en auténticos restaurantes italianos como el Caffe Macaroni, a un cuarto de hora andando de Union Square en dirección al distrito financiero y al barrio de Embarcadero. Cocina transalpina de calidad a buen precio –para ser una ciudad onerosa como lo es San Francisco– y en un acogedor local.
Si te apetece, antes de agotar los últimos retazos de la jornada y aprovechando que estás en Embarcadero, puedes acercarte hasta la orilla para ver el perfil del Bay Bridge –el que definíamos antes como el puente más largo que parte de San Francisco– con las luces de la noche.
Domingo
10.00 – El mayor Chinatown
Cenábamos en un italiano y hoy desayunamos en un contexto chino. San Francisco cuenta con el mayor y el más antiguo barrio chino de todo Estados Unidos, toda una atracción en sí mismo que, de hecho, seduce a más turistas que el propio Golden Gate. Restaurantes, templos y pequeñas tiendas trazan una atmósfera difícilmente igualable.
Accede a él por la zona sur, por su tradicional puerta en Grant Avenue, y dirígete hasta Eastern Bakery, conocida como la pastelería más antigua de San Francisco, donde te sugerimos que te decantes o bien por unos pork buns –bollos rellenados de cerdo a la barbacoa– o por sus dulces pasteles moon cakes. Tras el ágape, sumérgete en Chinatown para explorar sus rincones, comprar un souvenir y visitar algún escondido templo.
12.00 – Dos alardes arquitectónicos
Si miras al cielo en dirección hacia el mar verás uno de los edificios más característicos del skyline de la ciudad californiana: el Transamerica Building, la gigantesca pirámide de 260 metros de altura que, cuando se construyó, en la década de los años 70, se erigía orgulloso como uno de los rascacielos más altos del mundo.
Hoy la arquitectura moderna le ha relegado a un segundo plano, aunque sigue impresionando. El edificio no se puede visitar, pero a su vera el bonito Transamerica Redwood Park permite gozar de la empinada vista bajo la sombra de un árbol cualquiera.
Siguiendo hacia Embarcadero, ya en la orilla, se halla otro de los edificios notables de San Francisco: el Ferry Building, un antiguo embarcadero de finales del siglo XIX repensado y remodelado tras el terremoto de 1989 para volver a abrir en 2003 como complejo comercial con tiendas, restaurantes, cines y exposiciones bajo los vestigios de los arcos de antaño. Todo ello tras la orgullosa torre del reloj de 75 metros que, dicen, se inspiró en la Giralda sevillana.
De hecho, te sugerimos que elijas cualquiera de los restaurantes que se reparten por este emblemático mercado para comer algo antes de afrontar la última tarde de esta ruta exprés.
16.00 – Castro y Dolores
La última parada de este rodeo por San Francisco se aleja del mar para volver a la zona más central de la ciudad, en este caso hasta Castro, el barrio gay de la ciudad californiana. A algo menos de 20 minutos en transporte público, Castro se define orgulloso como uno de los primeros barrios gays de Estados Unidos, una puerta abierta al moderno y cosmopolita carácter de San Francisco.
Este es uno de los escenarios de la aclamada película Mi nombre es Harvey Milk, que recrea la vida del activista y político estadounidense que rompió barreras como primer cargo electo abiertamente homosexual y que hoy goza de un memorial en el mencionado barrio.
Preciosas casas victorianas, mucho colorido y un animado ambiente te acompañarán en tu paseo por las calles de Castro hasta culminar tus pasos en Dolores Park, el amplio, verde y popular parque que abarrotan los locales todos los domingos que hace buen tiempo –que aquí son muchos.
La gente se agolpa en el parque para disfrutar tranquilamente la tarde, picnic o cervezas en mano, mientras se escapa el sol con una fascinante panorámica sobre la ciudad. El lugar perfecto para despedirte de la urbe californiana más tecnológica con un sorbo de su alegre personalidad y sus seductoras vistas.
En la confección de esta ruta nos ha guiado Joan Gamell, un ingeniero informático catalán que vive desde hace cuatro años en San Francisco.
Ningún establecimiento mencionado en este artículo ha hecho aportación económica alguna para aparecer en la ruta, por lo que nuestras sugerencias proceden única y exclusivamente de la buena voluntad de nuestros guías para que los lectores disfruten al máximo de su viaje.