Bulgaria, uno de los destinos más desconocidos y baratos de Europa
Por descubrir
Historia, patrimonio, playas, gastronomía, naturaleza... posee los elementos necesarios para ser un enclave turístico de primer nivel
En la península de los Balcanes, al sur de Europa, a tan solo tres horas de avión y con precios más que asequibles, se encuentra pequeño país bastante desconocido para los españoles, hablamos de Bulgaria. Se trata de un destino todavía sin masificar, pero que tiene suficientes atractivos para ser un enclave turístico de primer nivel: historia, patrimonio protegido por la Unesco, estaciones de esquí, playas maravillosas, buena gastronomía, aguas termales con propiedades curativas, ciudades medievales, monasterios, cuevas espectaculares y bosques impresionantes, entre otras muchas maravillas.
Es uno de esos destinos que aún conserva parte de la esencia de la época comunista aunque se encuentre, desde 2007, plenamente en la Unión Europea así que no es necesario pasaporte ( estancias de menos de 90 días) para viajar y conocer los tesoros de este maravilloso país.
Un poco de historia
Ha sido cuna de algunas de las primeras civilizaciones europeas. Son descendientes de los tracios, celtas, griegos y romanos, y durante cinco siglos fueron ocupados por los turcos, hasta que, en 1878, tras la guerra ruso-turca, el estado búlgaro fue restablecido,con el llamado el Resurgimiento búlgaro.
Tras la II Guerra Mundial, Bulgaria se convirtió en un estado socialista y estuvo bajo la influencia de la Unión Soviética. En 1989 y tras el desmantelamiento de los estados socialistas y la caída del muro de Berlín el país se convirtió a una democracia parlamentaria.
Datos prácticos
Para llegar lo mejor es el avión, hay varias compañías que tienen vuelos directos desde España a Sofía, la capital: Ryanair, Iberia, Wizzair y Bulgarian Air. Precios aproximados desde Barcelona 120 euros, desde Madrid por 150 euros. Hay aeropuertos también en las ciudades de Plovdiv, Burgas y Varna.
La moneda nacional es el Lev, no tienen euros, y para conseguirlos lo mejor es ir a un banco y evitar las casas de cambio. Se puede sacar dinero con tarjeta, pero en muchos establecimientos no la aceptan como forma de pago.
El precio de los hoteles varía mucho, pero se pueden encontrar verdaderas gangas por 40 ó 60 euros en hoteles de cuatro estrellas, por no hablar de probar su deliciosa gastronomía por 8 ó 10 euros por persona. La comida tradicional se puede probar en las mehanas, son restaurantes tradicionales decorados con manteles de colores.
Es mejor informarse de la comida antes de viajar, los menús suelen ser muy largos y abrumadores, entre sus platos hay cantidad de ensaladas, la más conocida es la shopska a base de tomate, pepino y queso; famosa es la musaka con patatas; también hay que probar el kebapche, salchichas de cerdo ligeramente picantes; y el skara, la carne o pescado a la parrilla; y de postres palachinki, una especie de crep, y el banitsa, hojaldre relleno de queso.
El país se puede recorrer fácilmente en vehículo, las distancias entre los principales atractivos no es muy grande, eso sí, los búlgaros son un poco agresivos al volante, hay que ir con cuidado. Alquilar un coche no es caro, el precio medio aproximado son unos 20 euros al día.
*todos los precios son orientativos
Visitas imprescindibles
Sofía
La capital del país es vanguardista, moderna y cosmopolita, con una vida nocturna muy animada. Tiene un aire bastante postcomunista, lo que no la hace especialmente atractiva, pero posee grandes avenidas y algunos edificios históricos a los que se puede acceder simplemente caminando.
Algunos de ellos son: la mezquita Banya Bashi, del imperio Otomano; la sinagoga Central que es la sinagoga sefardita más grande de Europa; la iglesia Sveta Petka; la catedral ortodoxa Alexander Nevski, una de las más grandes del mundo; la iglesia de Santa Sofía, de estilo bizantino construida en el siglo VI; la iglesia Rotonda Sveti Georgi considerado como el edificio más antiguo de la ciudad que data ata del siglo IV, entre otros muchos.
Monasterio de Rila
A unos 120 kilómetros al sur de Sofía se encuentra el monasterio de Rila, declarado patrimonio de la humanidad. Fundado en el siglo X por un caballero llamado Iván Rilski, se convirtió en un importante centro espiritual durante la época medieval.
La construcción tiene cuatro pisos y alberga las más de 300 celdas donde se hospedaban los monjes. A principios del siglo XIX sufrió un incendio, la parte devastada se reconstruyó, pero aun es posible ver algunos frescos originales. También hay un museo que exhibe valiosas piezas históricas, y en su claustro se encuentra la iglesia de la Natividad con hermosos dibujos.
Veliko Tarnovo
En el otro extremo del país, la ciudad de Veliko Tarnovo, fue fundada por los tracios, y se convirtió en la capital del llamado Segundo Imperio Búlgaro, entre los siglos XII y XIV. Está construida sobre la ladera de la montaña, a las orillas del río Yantra, y pasear por su parte antigua es como volver al pasado.
No hay que perderse: el antiguo bazar otomano, el Samovodska Charshiya; la casa señorial Kashta Sarafkina de la época del Resurgimiento; y la fortaleza medieval de Tsarevets situada sobre una colina - allí hubo también un asentamiento romano- y también se pueden ver los restos del palacio Real y la iglesia del Patriarcado completamente reconstruida. En los alrededores se ubicaba el barrio de artesanos abandonado tras un terremoto.
Cerca se encuentran algunos de los monasterios búlgaros más famosos: el de la Transfiguración, de Arbanassi, Plakovski, Kapinovski, Kilifarevski y otros.
Plovdiv
La llaman la ‘ciudad de la siete Colinas’ porque, como en Roma, está construida sobre siete colinas, todavía quedan ruinas de esa época: un increíble anfiteatro y un circo que actualmente están debajo de una calle de la ciudad.
Además, es la segunda ciudad más antigua de Europa y cuenta con un precioso casco histórico de calles adoquinadas llenas de cafés, bares, galerías de arte y restaurantes donde probar la mejor gastronomía del país.
Las casas son muy representativas de la arquitectura típica búlgara del llamado Renacimiento, de las que se conservan unos 150 edificios con fachadas de colores brillantes, donde cada planta sobresale más o menos un metro más que la anterior, y está apuntalada con vigas de madera.
Kazanlak y el valle de las Rosas
En los alrededores de Kazanlak se encuentra el valle de las Rosas, se llama así por la cantidad de estas flores que se cultivan y donde se elabora más del 80% del aceite de rosas del mundo en enormes campos que lo inundan todo con su fragancia y color. La primera semana de junio tienen lugar el colorido festival de esta flor.
Pero el monumento más importante de Kazanlak es una tumba tracia, del siglo III a.C., catalogada como patrimonio de la humanidad. Se trata de un tholo que está formado por un estrecho pasillo que termina en una cámara funeraria circular, generalmente cubierta por un túmulo.
Lo que impresiona son las pinturas que decoran la cúpula, en la que una pareja de tracios llevan a cabo un ritual funerario. La tumba es una reproducción exacta, la auténtica no puede visitarse. No hay que dejar de visita el museo de Historia donde se puede admirar la máscara de Oro de Teres.
La tumba, situada cerca de la antigua capital tracia de Seutópolis, forma parte de una importante necrópolis y se organizan excursiones al valle de los Reyes Tracios: en los montículos Ostrusha, Golyama Kosmatka, Arsenalka, Grifonite, Helvetia, Shushmanets y Svetitsata.
Bozhentsi
El pueblo pintoresco de Bozhentsi se encuentra a 15 kilómetros al este de Gabrovo y cuenta con tan solo 30 vecinos, pero es uno de los lugares más visitados del país por sus impresionantes casas y edificios públicos renacentistas perfectamente conservados .
Hay más de 100, y algunos de ellas son museos como la casa-museo “Baba Rayna” (abuela Rayna) se presenta una exposición etnográfica del siglo XVIII. La curioso es que solo se construyen casas donde ya habían, además, deben tener el mismo aspecto exterior que su antecesora.
Necrópolis de Varna
La necrópolis de Varna es también conocida como el cementerio de Varna. Es un yacimiento arqueológico funerario que se encuentra en la parte occidental de esta ciudad de veraneo, en la costa del mar Negro, una ciudad moderna y turística que es una muy buena alternativa a las playas de España.
La necrópolis data del año 4600 a. C. y todavía queda un 30% por excavar. Se hallaron 294 tumbas que contenían más de 3.000 objetos de oro con un peso aproximado de seis kilos. Estos objetos pueden ser vistos en el museo arqueológico de Varna y en el museo nacional Histórico de Sofía.
Los restos han permitido conocer que el ajuar en las tumbas reflejaba la categoría social, y que los enterramientos demuestran que esta cultura poseía creencias religiosas sofisticadas respecto a la vida más allá de la muerte.
A unos 14 kilómetros de Varna, en la carretera a Zlatni Pyasatsi, se encuentra otro sitio turístico que no debemos olvidar. Se trata del monasterio de Aladzha que es uno de los pocos monasterios excavados en roca de Bulgaria.
Nessebar
La tres veces milenaria ciudad de Nessebar, en el mar Negro, tiene mucho encanto y posee un casco histórico precioso, situado en un istmo, al que se accede por una carretera de apenas 500 metros, que lo separa la zona moderna y donde se encuentra un antiguo molino de viento que es un símbolo de la localidad.
Esta ciudad museo atesora maravillosos vestigios del pasado entre los que se pueden encontrar: restos del periodo helenístico que comprenden la acrópolis, el ágora, un templo dedicado a Apolo y una muralla tracia. La basílica de Stara Mitropolia, las termas y la fortaleza son de la Edad Media, además de 15 pequeñas iglesias medievales; más sus casas de madera, construidas en el siglo XIX, son representativas de la arquitectura de esta época .
Finalmente, se puede disfrutar de un buen plato de pescado en el puerto o de un buen baño en sus encantadoras playas.