Blanco sobre blanco, ocho mágicos pueblos de España
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Lugares que brillan con luz propia a través del reflejo de los cálidos rayos del sol
Hace siglos que los pueblos del Mediterráneo optaron por pintar de blanco las fachadas de sus casas, sobre todo, en aquellos lugares en los que los rayos del sol inciden intensamente durante todo el año. Es una forma fácil y natural de mantener fresco el interior de las viviendas, ya sea junto al mar o en plena sierra.
Además, la imagen que muestran estas localidades es sorprendentemente bonita, uno se enamora solo con verlas, y es que el blanco transmite calma y orden . Un viaje por el territorio español nos llevará a descubrir hermosas villas en las que la costumbre de emblanquecer sus hogares todavía se mantiene.
Casares (Málaga)
El origen de Casares se remonta a los tiempos de los íberos y fenicios. Situado sobre un abrupto macizo de roca caliza, es el típico pueblo blanco andaluz de calles estrechas, empinadas y sinuosas,con casas encaladas. Entre sus monumentos destacan las ruinas de un castillo árabe, y la localidad fue declarada conjunto histórico-artístico en el año 1978.
Vejer de la Frontera (Cádiz)
Vejer de la Frontera es otro de los pueblos más hermosos de España, también en Andalucía. Ubicado en un cerro, a tan solo 10 km de la playa de El Palmar, este pueblo de arquitectura árabe de callejones estrechos y serpenteantes, ofrece una magníficas vistas. Se recomienda visitar el recinto amurallado y el casco antiguo, además de cenar en alguno de sus fantásticos restaurantes.
Zuheros (Córdoba)
No es muy conocido, pero Zuheros es uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Córdoba. Se encuentra a los pies del tajo que forma el río Bailón, a una altitud de 656 metros, y como telón de fondo el parque natural de las sierras Subbéticas.
Sus calles son estrechas y sinuosas, con multitud de plazas y rincones encantadores que nos llevan hasta un castillo ubicado sobre un enorme risco, y la iglesia de los Remedios construida sobre una antigua mezquita.
Fregenal de la Sierra (Badajoz)
Frenegal de la sierra está situado en el suroeste de Extremadura, a 572 metros sobre el nivel del mar, y se incluye dentro de la ruta extremeña de los Pueblos Blancos. En otros tiempos fue un importante cruce de reinos y culturas del que quedan vestigios muy interesantes, como: el castillo medieval de la Orden del Temple o el poblado céltico de Nertóbriga.
Binibèquer Vell (Menorca)
Binibèquer Vell parece sacado de un cuento de los hermanos Grimm. Situado unos ocho kilómetros al sur de Mahón, esta villa se creó en 1972 recreando un poblado de pescadores. Está formada por casas bajas, y estrechas y blancas callejuelas en forma de laberinto. Con los años, se ha convertido en uno de los lugares más visitados por los turistas.
Cadaqués (Girona)
El bonito pueblo pesquero de Cadaqués está situado al lado del cabo de Creus, y ha mantenido el blanco como el color de referencia. Fue el pueblo preferido de Salvador Dalí y, hoy en día, todavía se puede visitar la casa museo del pintor frente a la bahía de Port Lligat. El rocoso litoral lleno de playas y calas con encanto constituye uno de sus principales atractivos.
Santa Gertrudis (Eivissa)
Santa Gertrudis, en pleno centro de Eivissa, es una de las localidades más populares de la isla. Décadas atrás, el pueblo era eminentemente agrícola formado por masías y campos de cultivo. Ahora, es un lugar turístico que ha crecido construyendo apartamentos de dos pisos que siguen manteniendo el color blanco de rigor. La villa sigue siendo bonita, muy bohemia, y más tranquila que el resto de la isla.
Caleta de Sebo (Isla Graciosa)
Caleta de Sebo es la capital de la isla de La Graciosa, en las islas Canarias. Una pequeña localidad donde apenas habitan 650 personas. Un lugar tranquilo y relajado, fuera de las rutas turísticas. Está formada por pequeñas casitas blancas frente al mar, y lo mejor de todo son sus playas de aguas turquesas y sus fondos marinos perfectos para bucear.