Guía para descubrir Santander sin parecer guiri
Escapadas
Una ciudad elegante y señorial, con un punto gamberro
Si hay una ciudad que tiene estilo y clase esa es Santander, la capital de Cantabria. Uno se da cuenta de inmediato: grandes avenidas, magníficos edificios, jardines, plazas porticadas, y una de las bahías más bonitas del mundo que posee playas tan conocidas como: la del Sardinero en la que se bañaba Alfonso XIII con su familia.
Además de los reflejos del sol sobre el mar, el verde de sus campos todavía está presente en lo que fueron pequeños pueblos agrícolas que, con el tiempo, se han transformado barrios de la localidad. Es habitual ver ovejas que pastan en las laderas de una ciudad, y es que aquí todo parece estar en armonía: vanguardia, historia y medio natural.
La ciudad se ordena en torno a un gran puerto natural utilizado desde antes del imperio romano”
Santander se renueva a diario, apuesta por la innovación y la vanguardia sin perder un ápice de su elegancia natural.
Caminar por el paseo marítimo
Para los que no conozcan la ciudad, no hay nada mejor que empezar por la playa del Sardinero y terminar tapeando en el centro histórico, eso es lo que haría un santanderino en un día de fiesta. Se puede ir a pie o en bus, la línea 1 y la 13 son perfectas para este recorrido.
La playa está dividida en dos, y tiene todos los ingredientes para ser una de las mejores de España: espaciosas, de arena dorada, con aguas limpias, y situada en una de las partes más chic de la ciudad. Allí se encuentran los hoteles más lujosos y el edificio de la belle époque del Gran Casino.
El paseo de la avenida de la Reina Victoria bordea todo el litoral y conduce directamente hasta el palacio de la Magdalena y casi al centro de la ciudad. Es un paseo muy utilizado por los santanderinos para pasear, hacer deporte o simplemente para sentarse en alguna de las terrazas donde tomar el sol.
El palacio Real de la Madalena, en la península de la Magdalena, fue construido entre 1908 y 1912 para ser la residencia de verano de la familia de Alfonso XIII. Un lugar absolutamente precioso, donde se puede observar la fuerza de las olas cuando chocan contra las rocas.
También se pueden ver elefantes marinos y pingüinos, y entre las rocas de la playa del Camello, hay que descubrir este animal. Al otro lado se encuentra la playa de Bikinis, que es muy popular. Vale la pena dar una vuelta por el parque municipal que rodea el palacio y ver los tres galeones con vistas al mar.
Siguiendo el paseo se llega al museo Marítimo con gran exposición sobre el mundo marino y la pesca en Cantabria, además, se puede comer en el restaurante con vistas al mar en la última planta. Seguir por Castelar hasta llegar a Puerto Chico, la antigua zona pesquera, llena de restaurantes y locales para tomar algo como Casa Lita y su espectacular barra de pinchos; al Real Club Marítimo, y el palacete del Embarcadero y la grúa de Piedra situado sobre una plataforma ganada al mar.
Centro histórico
Y ya en los renovados jardines de Pereda, se puede ver el vanguardista Centro de Arte Botín que se inaugurará este verano. Un poco más allá se encuentra la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, un conjunto histórico y monumental, construido entre finales del siglo XII y el XIV.
Detrás se halla la conocida taberna marina Machichaco con 100 años de historia, donde se sirve pescado fresco de la lonja, hay que probar las rabas. Si continuamos por la calle Calvo Sotelo y las siguientes, encontraremos un gran número de comercios donde realizar todo tipo de compras, ropa, libros, comida...
Pero justo enfrente del edificio Botín, se ubica el edifico del Banco de Santander, un bloque de cinco plantas de estilo neoclásico, del año 1923, que está atravesado por la calle Marcelino Sanz de Sautuola mediante un enorme arco que nos adentra al centro histórico, del que se conserva muy poco pues fue destruido en 1941 por un incendio, cuya reconstrucción posterior dejó la ciudad tal y como la conocemos ahora.
Cerca se encuentran el mercado del Este, es un mercado gastronómico donde hacer unas cañas, y con tiendas especializadas; la plaza porticada de Pedro Velarde se encuentra el magnífico edificio del Ayuntamiento; y el mercado de la Esperanza, de estilo modernista inaugurado en 1904, es el lugar para hacer las compras diarias.
Dónde está el ambiente
Por la calle Rubio y la calle Miguel Artigas podemos encontrar una zona peatonal llena de terrazas en las que tomar algo. La plaza Cañadío posee algunos de los bares más emblemáticos de la ciudad en los que ir al atardecer, aquí se juntan muchos jóvenes con ganas de divertirse.
Otra de las zonas con más ambiente para tomar unos vinos y tapas son: la calle del Medio y la calle Arrabal, en el bar La esquina del Arrabal se puede tomar un vino tranquilamente, y si hay que cenar La Bodega del Riojano, en Río de la Pila, nos sorprenderá por su decoración a base de pinturas en barricas viejas y sus deliciosos platos.
Casi al lado se encuentra La Tienduca, un bar-café para hacer la primera copa, y otro restaurante el Cadelo, muy pequeño que sorprende por su gastronomía. Hay más locales y restaurante por toda la calle siendo uno de los lugares preferido para ir de copas por los santanderinos.
Otro de los lugares que está de moda y tiene un ambiente más alternativo es la calle del Sol, con algunos locales como el Rvbicon con música en directo.
Las mejores vistas
Una de las vista más bonitas de la ciudad se puede obtener a través de los barcos de línea regular, Los Reginas, que van de Santander a Somo, por el precio del billete de ida y vuelta, 4,50 euros, se puede contemplar la ciudad desde el otro lado de la bahía.
Y las vistas desde el funicular del Río de la Pila, además de ser gratis, es el modo en que los vecinos del barrio pueden sortear una cuesta empinada que los lleve al barrio de Prado San Roque. A veces hay que hacer cola, pero merece la pena.
Cómo moverse
La ciudad se encuentra muy bien conectada por el transporte público. El autobús transcurre por toda la ciudad. Consulta la web transporte urbano. Los taxis son bastante asequibles, tienen una tarifa mínima de 4 euros por el día y 5 euros por la noche.
Productos típicos
Para comprar delicias gastronómicas cántabras, nada mejor que acercarse al mercado de La Esperanza en la plaza del mismo nombre. Hay dos plantas, la primera dedicada al pescado y marisco, y en el segundo piso se encuentran los puestos de verduras, quesos y carnes.
Anchoas, queso de Tresviso, chorizo de Potes y dulces como los sobaos pasiegos son las estrellas.
Santander es una de las ciudades más elegantes y bellas del norte de España”