Las ciudades coloniales más hermosas del mundo
América
Viaje en el tiempo a través de majestuosas plazas porticadas y calles empedradas, palacios y mansiones, catedrales e iglesias centenarias
Han pasado cinco siglos desde su fundación pero, con el paso del tiempo, la majestuosidad con la que fueron diseñadas ha adquirido todavía mayor belleza, si cabe. Y es que el estilo inconfundible de las ciudades coloniales de América Latina, en el que se funden el legado de las culturas precolombinas y las influencias europeas, destila un carácter único.
De México a Brasil, pasando por Guatemala, Nicaragua, Colombia, Bolivia y Perú, sin olvidar Cuba, descubrimos algunas de las ciudades coloniales de más bella factura del continente americano. Plazas porticadas y calles empedradas, mansiones y palacios de balcones enrejados y hermosos patios tropicales, iglesias, catedrales y conventos y mucho color nos esperan en este particular recorrido.
Cartagena de Indias (Colombia)
Es sin duda una de las ciudades más hermosas y sorprendentes de Colombia. Conocida como la Heroica, Cartagena de Indias puede presumir de un centro histórico espectacular declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, reflejo de su pasado colonial. Las casas de colores, los balcones repletos de flores y sus calles nos invitan a retroceder en el tiempo.
Bañada por las aguas cristalinas del mar Caribe, la ciudad conserva todavía 13 kilómetros de murallas, 21 baluartes y siete fuertes, en su día guardianes de los tesoros españoles, un hermoso castillo, el de San Felipe, e iglesias que se remontan al siglo XVI.
Ouro Preto (Brasil)
El oro ha marcado la historia, la vida, e incluso el nombre (oro negro, en portugués) de esta ciudad del sudeste brasileño. Situada en el estado de Minas Gerais, Ouro Preto fue una auténtica mina para los portugueses hasta mediados del siglo XVIII. Declarada también Patrimonio de la Humanidad por su espectacular arquitectura barroca, esta pintoresca ciudad combina edificios de fachadas blancas, terrazas de terracota, fuentes, iglesias y puentes de gran belleza.
Sus calles estrechas albergan numerosos centros culturales, templos y edificios con la peculiar arquitectura de la zona. Ouro Preto es un buen punto de partida para visitar ciudades cercanas como Mariana o Tiradentes, dos localidades mucho menos conocidas pero poseedoras de un patrimonio arquitectónico similar.
La Antigua Guatemala (Guatemala)
Cuando uno visita La Antigua Guatemala comprende por qué se ha convertido en la localidad más visitada del país. Situada en el fondo de un valle y rodeada de tres espectaculares volcanes, la ciudad fascina con sus calles empedradas, las fachadas de sus iglesias y sus casas y, por supuesto, por su clima, que la hacen única en el mundo.
Y es que la antigua ciudad de Santiago de los Caballeros, capital de la Guatemala colonial, una urbe prácticamente arrasada por el terremoto de Santa Marta de 1773 y rehabilitada en las últimas décadas del siglo XX, permite soñar con la majestuosidad que la caracterizó tras su fundación en 1524. El Arco de Santa Catalina, imponente, es casi el icono de una ciudad que tiene en la catedral de San José o los palacios de los Capitanes o del Ayuntamiento auténticas maravillas de la arquitectura colonial.
Potosí (Bolivia)
“Vale un Potosí”. Esta expresión acuñada por Cervantes, y que ha llegado hasta nuestros días, ilustra a la perfección la riqueza que proporcionaban las minas de plata de esta ciudad boliviana a las arcas españolas. Y es que en dos siglos se llegaron a extraer 45.000 toneladas del preciado metal.
De aquella época, la Villa Imperial de Potosí todavía conserva las minas y numerosos edificios como la catedral, la Casa de la Moneda, o importantes iglesias. Visitar el patrimonio de esta ciudad del sur de Bolivia resulta un ejercicio histórico incontestable.
Trinidad (Cuba)
Tejados rojizos, calles y plazas adoquinadas, hermosas edificaciones de colores de enormes portones de madera, iglesias, música y animación... así es Trinidad, una de las ciudades coloniales mejor conservadas no solo de Cuba sino de toda América. Situada en el centro del país, en la provincia de Sancti Spíritus, es un auténtico museo al aire libre.
Fundada en 1514 -hace un par de años cumplió el quinto centenario de su fundación- y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la localidad desprende un aroma único. La plaza Mayor, el convento de San Francisco de Asís, la Casa Padrón, la iglesia de la Santísima Trinidad y el Palacio Cantero, desde cuya torre se disfruta de vistas impagables, son algunas de sus perlas.
Cuzco (Perú)
La plaza de Armas de Cuzco es sin duda uno de los rincones más impresionantes de la América colonial. Rodeada de soportales porticados, de fachadas blancas y balcones de madera, con la imponente presencia de la catedral, el convento de Santo Domingo y la iglesia de los Jesuitas, ofrece una estampa cuya belleza deja absolutamente boquiabierto.
La ciudad, situada a 3.400 metros sobre el nivel del mar -en plenos Andes-, fue en su día capital del imperio Inca, algo que todavía hoy es posible contemplar, lo que ofrece un atractivo adicional. Hospedarse en alguno de sus palacios resulta un placer absolutamente recomendable.
San Miguel de Allende (México)
Pintoresca y cosmopolita, así es San Miguel de Allende, una urbe de callejuelas empedradas, patios arbolados y edificaciones hermosas, considerada por muchos como la ciudad más bonita de México. Situada en el estado de Guanajuato, en el centro norte del país, atrae a turistas de todo el mundo dispuestos a descubrir su hermosa arquitectura.
Conocida como la ciudad de los manantiales, por sus balnearios y centros termales, es además una localidad que destaca por su actividad artística y cultural. Pasear por sus calles contemplando los coloridos edificios señoriales del periodo del Virreinato sin un programa preestablecido es la mejor forma de disfrutar de una localidad también reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Granada (Nicaragua)
A poco más de 50 kilómetros de la capital, Managua, se erige la ciudad más antigua de Nicaragua: Granada, una urbe hermosa cuyo casco antiguo conserva numerosas edificaciones que invitan a ser descubiertas de la forma más tradicional: en un carruaje tirado por caballos.
En el Parque de Colón -la plaza más importante de la urbe-, encontramos la imponente catedral y el Ayuntamiento, punto de partida de un recorrido que nos lleva por la calle Calzada, una vía repleta de casonas y villas coloniales de colores. Sus patios interiores, convertidos en auténticos jardines tropicales, son una visita imprescindible.