Tópicos para todos los gustos en Eivissa
Verano
¿El secreto de Eivissa? En realidad son muchos. Tantos como sus variados atractivos. Todos ellos rodeados por las aguas mediterráneas y envueltos de un clima privilegiado
Estamos en plena temporada turística en Eivissa. En la isla cuelgan los carteles de completo en la mayoría de establecimientos hoteleros. Los fogones de los restaurantes no paran. Los dj´s , noche tras noche, llenan las discotecas. Y en las playas y recónditas calas la absoluta transparencia de las aguas sigue compensando la abundancia de turistas.
Es decir, Eivissa se encuentra en el momento más álgido de todo el año y todos sus tópicos alcanzan el brillo que han hecho que la isla pitiusa sea uno de los lugares más deseados para pasar un verano. Gentes de mucho, o muchísimo dinero, viajan aquí y ahora. Pero no solo llegan las celebrities. Otras muchas personas “normales” deciden pasar aquí sus vacaciones.
Y es que parece mentira que en tan poca superficie, unos 40 kilómetros de norte a sur y 15 de este a oeste, pueda haber tal concentración de atractivos y tan variados. Algunos de los cuales ya han alcanzado la categoría de emblema conocido en el mundo entero.
El atardecer ibicenco
Uno de esos referentes es el Café del Mar, establecimiento ya mítico en la población de Sant Antoni. Aquí se fraguó la música chill out inspirándose en el espectáculo natural del atardecer que se contemplan desde los sofás del local. Posiblemente la imagen ibicenca más tópica sea esta. Es decir, la idea de disfrutar del momento, del relax, del glamur y también de cierto esnobismo.
No obstante, el sol se pone cada tarde y es visible en toda su plenitud desde muchos otros lugares de la isla. Por ejemplo, desde Benirras, más al norte. También aquí hay cafés y restaurantes, si bien más modestos y más baratos que el Café del Mar. Igualmente se ve una espléndida puesta de sol, ambientada al ritmo frenético de la percusión. La cala de Benirras es uno de los templos naturales de la época hippy. Aquí se reunían aquellos melenudos a celebrar el ocaso mientras tocaban sus tambores. Y hoy, aunque han pasado décadas y modas, el ritual sigue vigente.
Pasado hippy y presente electrónico
En Benirras se escuchan esos vestigios del pasado hippy, pero hay lugares donde se ven y se saborean. Uno es el Bar Anita, en el pueblo de Sant Carles. El local era tienda de ultramarinos familiar desde el siglo XIX, pero en los 60 de la pasada centuria se convirtió en el punto de encuentro de los hippies extranjeros establecidos por la zona. Entre otras cosas porque también funcionaba como oficina de correos y la Anita que le da nombre les ayudó y les fio a aquellos jóvenes siempre que pudo.
Es el bar más famoso del entorno y parada obligada en la ruta de peregrinación por los lugares más bohemios de hace unas décadas, en los que también se incluyen muchos de los bares y restaurantes de la cercana población de Santa Gertrudis. Sin embargo, hoy ese concepto de bohemia ha cambiado y hay que buscarlo en otros rincones de la isla.
Concretamente hay que irse a Platja d’en Bossa, la playa más larga de toda la isla, aunque eso no le da fama. Es el emplazamiento de las legendarias discotecas Space o Ushuaia. Templos mundiales de la música electrónica que se rodean de innumerables clubes, bares y terrazas a orillas de la playa. Una zona que empieza la jornada a la hora del desayuno y concluye al amanecer. Quién busque en Eivissa música, diversión y desfase, este es su lugar.
Huir de la fiesta
Pero la isla tiene muchas caras, complementarias y hasta contradictorias. Por ejemplo, se puede uno alejar de todo ese mundanal ruido y acudir a las fantásticas Cala Saladeta o S’Illot des Renclí o Es Canar, por citar solo algunas de las zonas de baño de la costa.
Pequeñas playas donde tumbarse, relajarse, darse un baño, e incluso remar en kayak o hacer algo de snorkel. Lugares para estar en pareja o con toda la familia. Realmente sorprendentes, porque aunque estemos en una isla de veranos tan efervescentes, trasnochadores y visitados como Ibiza, a corta distancia uno puede encontrarse en ambientes radicalmente distintos. Es la magia de esta isla capaz de poseer lugares, tópicos y atractivos para todos los gustos.