Plantar coles para vigilar y controlar la calidad del aire de las ciudades
Lucha contra la contaminación
Investigan el uso de huertos urbanos para medir la contaminación atmosférica de forma simple, económica y fiable
El uso de las típicas casetas medioambientales, con equipos físico-químicos, es “complejo, caro y sólo proporcionar medidas puntuales de los niveles de calidad del aire”, advierte Miguel Izquierdo, investigador de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). “Un ser vivo, en cambio, va acumulando todo lo que va recibiendo”, afirma el investigador.
Basándose en esta premisa, un equipo de científicos liderado por la UPM ha utilizado coles rizadas y colza como bioindicadores de la contaminación atmosférica. La prueba tuvo lugar en la ciudad de Copenhague, cuya universidad también ha participado en la investigación. El objetivo final es evaluar el potencial de las especies de plantas comestibles de los huertos urbanos como bioindicadores de la calidad del aire.
Tras tres semanas de exposición en diferentes emplazamientos de la ciudad danesa, se recolectaron las coles y la colza plantadas, que fueron analizadas en busca de “contaminantes asociados a metales pesados y metaloides, especialmente arsénico, que es uno de los que más preocupa en la actualidad”, explica Izquierdo. El investigador explica que las plantas escogidas fueron la col rizada y la colza debido a la meteorología y los tempos fijados, pero que el experimento podría haberse realizado con otras. Del mismo modo, también podrían variar los contaminantes analizados.
Lo importante es que “estos hallazgos llevan a la conclusión de que el análisis de partículas atmosféricas absorbidas y depositadas sobre plantas comestibles puede ser una técnica fácil, económica y fiable para biomonitorizar la contaminación atmosférica por partículas en ambientes urbanos”, en palabras del científico de la UPM. El estudio se titula Urban Allotment Gardens for the Biomonitoring of Atmospheric Trace Element Pollution.
La contaminación atmosférica es una de las principales preocupaciones en las zonas urbanas, especialmente debido a sus efectos nocivos sobre la salud humana. Se estima que causa 800.000 muertes prematuras al año en Europa y que acorta la esperanza de vida de los europeos en 2,2 años. En el mundo, la cifra de muertes provocadas por la polución del aire se eleva a 8,8 millones de personas. La ONU dedicó el Día Mundial del Medio Ambiente de este año, celebrado el pasado 5 de junio, a alertar sobre los riesgos de la polución, recordándonos que el 90% de las personas de todo el mundo respiran aire contaminado.
Determinar la seguridad de los huertos urbanos
El segundo objetivo de la investigación fue comprobar si los alimentos cultivados en un ambiente urbano, empleando un sustrato limpio, serían adecuados para su consumo. Los resultados mostraron que las plantas localizadas cerca de la carretera habían acumulado una mayor cantidad de elementos típicamente relacionados con el tráfico y que las muestras en el exterior, en cambio, exhibían mayores niveles de elementos asociados al aerosol marino. No obstante, las concentraciones de contaminantes para los cuales existen niveles máximos legales establecidos (cadmio y plomo) se encontraban por debajo de los límites aceptables, por tanto, eran adecuados para su consumo.
Miguel Izquierdo y el resto de investigadores esperan que los resultados obtenidos ayuden a promover la agricultura urbana, impulsando en última instancia el desarrollo urbano sostenible, la protección del medioambiente y la lucha contra la crisis climática y la inseguridad alimentaria.