Jana, Konrad y Laurence. Ahora, Martinho. Cuatro borrascas en tan sólo 12 días. Precipitaciones muy intensas, ríos desbordados, anegamientos, suelos saturados y varias regiones en alerta. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) marzo va camino de ser uno de los más lluviosos de la serie histórica. El medidor de El Retiro, en Madrid, por poner un ejemplo, que recoge las precipitaciones desde 1893, registraba este jueves 188,2 milímetros de agua acumulada, quintuplicando su registro medio de agua (37,3 mm).
¿Cómo se explica esta seguidilla de borrascas? Un bloqueo anticiclónico muy persistente y una realidad climática propicia para eventos con mucha concentración de lluvias en poco muy poco tiempo, coinciden los expertos.
La clave
Un tren de borrascas bloqueado por un centro de altas presiones
Rubén Del Campo, portavoz de AEMET, intenta explicar con lenguaje simple las condiciones meteorológicas que han dado lugar a este “tren de borrascas”, un fenómeno que “no sucede muy a menudo, pero que tampoco es completamente desconocido”. Una situación similar ocurrió hace siete años, en 2018, cuando se batió el récord de lluvia para esta época del año (164,6 l/m²). Según los registros de la Agencia, entre el 1 y el 18 de marzo se han acumulado en España 114 l/m², lo que convierte a marzo de 2025 en el séptimo más lluvioso de la serie, a falta de contabilizar todavía trece días.
La formación de un anticiclón “muy fuerte y persistente” en el norte de Europa explica esta sucesión de borrascas. Por lo general, detalla Del Campo, la ruta de tormentas que circula de este a oeste sigue una trayectoria que comienza en la Península de Terranova, atraviesa Islandia, las islas Británicas y Escandinavia. Esto explica que el norte del continente sea, por lo general, muy lluvioso. En las últimas semanas, “un centro de altas presiones” ha bloqueado el paso. Las borrascas, entonces, han tenido que “buscarse la vida” y se han abierto paso “por otra ruta, más al sur, impactando de lleno en la península ibérica”.
Un canal de vientos muy fuertes en forma de tubo
El chorro polar ha disminuido su velocidad con la primavera climatológica

La lluvia no descansa en Sevilla donde sigue descargando agua sin tregua durante todo el mes de marzo
El meteorólogo Samuel Biener, de Meteored, da más precisiones. Señala que desde que empezó la primavera climatológica (1 de marzo), el “chorro polar” ha disminuido su velocidad, favoreciendo la aparición de “grandes meandros”. Estas ondulaciones favorecen la formación de anticiclones en latitudes altas, “dando lugar a configuraciones en rombo, en omega o circulaciones retrógradas, y en esta ocasión a España le ha tocado estar bajo ramales descendentes del chorro o en el flanco meridional de las altas presiones”.
El chorro polar, también conocido como corriente en chorro o “jet stream”, es un canal de vientos muy fuertes en forma de tubo que discurre a unos 9-16 km sobre la superficie terrestre, una especie de “río” donde el aire discurre a velocidades de 100-250 km/h, con longitudes de miles de kilómetros, pero sólo unos pocos de ancho.
Con esta “situación sinóptica”, las borrascas y los descuelgues de aire frío “tienen el pasillo abierto para afectar de lleno a España”. Las corrientes bajas circulan por latitudes muy bajas, por lo que entran por el oeste o suroeste peninsular y acaban saliendo por el Mediterráneo, donde las precipitaciones se vuelven a reforzar.
Biener explica que “las bajas circulando tan al sur, llegan masas de aire subtropicales muy húmedas procedente del Atlántico, lo que favorece que las precipitaciones sean muy abundantes en el centro y sur”. Por eso, el norte de la península, ha sido el menos afectado por este tren de borrascas.
¿Qué papel juega el cambio climático?
Del Campo aclara que para determinar la mayor intensidad y probabilidad de un fenómeno meteorológico por el cambio climático se necesita un “estudio de atribución”, con métodos estadísticos y simulación de modelos. “En ocasiones de lluvia abundante, estos estudios son bastante difíciles de realizar por la gran variabilidad que hay y por la insuficiencia de datos”.
No obstante, “sí es verdad que el clima se está extremando”, advierte Del Campo, “Llueve menos, pero mucha cantidad en poco tiempo. Un mundo más cálido, con océanos con temperaturas más altas y un atmósfera más cálida favorecen que las lluvias torrenciales sean aún más torrenciales. Esto sumado a una mayor evaporación y más retención de agua por parte de la atmósfera. Las dos situaciones juntas se traducen en tormentas más intensas”, subraya.
Esta es una de las conclusiones de la actualización del Informe Clivar-Spain, coordinado por una decena de científicos españoles. El estudio, apadrinado por la Oficina Española de Cambio Climático y el Ministerio para la Transición Ecológica, y respaldado por la AEMET, indaga en los impactos del calentamiento global en España. La última edición se había publicado en 2017. En el nuevo documento, publicado la semana pasada, se describe que “España se encamina hacia un clima más árido a la vez que aumentan los episodios extremos de lluvias”. Según coinciden los expertos, habrá una marcada reducción en la cantidad de precipitación, pero aumentarán los episodios extremos de lluvias.
“Queda muchísimo por estudiar sobre cómo el cambio climático, además de subir la temperatura, lo que está muy claro, está afectando a las dinámicas atmosféricas. Lo cierto es que son cada vez más los modelos climáticos que indican que en las próximas décadas ocurrirán lluvias concentradas en menos días”, agrega el portavoz de AEMET.
Biener asegura que si bien las situaciones de bloqueo son habituales en las estaciones de transición como el otoño o la primavera, “el cambio climático está ralentizando el chorro polar, lo que las puede hacer más persistentes y frecuentes”. El fenómeno que afecta a España también puede darse “como reflejo” , del calentamiento que está experimentando el Ártico. “Todo esto está en estudio”, aclara el experto.
Sobre esta posibilidad, Del Campo señala que ya hay estudios que revelan cómo el calentamiento de las latitudes altas del hemisferio norte contribuyen a que las situaciones de bloqueo sean más persistentes, generando situaciones secas más largas de tiempo (sequías), pero también lluvias más intensas y persistentes.