Acuerdo histórico para financiar la conservación de la biodiversidad mundial

Convenio internacional

El compromiso global es movilizar hasta 200.000 millones de dólares anuales para 2030 destinados a proteger espacios naturales con una hoja de ruta para conseguirlos

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 Ceremonia de inauguración en la primera ronda negociadora celebrada en octubre en Cali, en Colombia

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A la segunda fue la vencida. En una segunda ronda de negociaciones sobre cómo hacer posible la necesaria conservación de la riqueza natural de nuestro planeta, la noche del jueves se logró el ansiado acuerdo, si bien ha dejado cierto sabor agridulce. Por un lado, en la cumbre celebrada en Roma, la llamada COP16 del Convenio de la Biodiversidad, se ha conseguido el compromiso de movilizar hasta 200.000 millones de dólares anuales para 2030 destinados a proteger espacios naturales con una hoja de ruta para conseguirlos; por otro, la decisión de poner en marcha un fondo específico para los países menos desarrollados se ha aplazado hasta 2028, lo que demora la acción reclamada en la inauguración por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en la primera fase de este encuentro en Colombia.

Las perspectivas con las que estos días atrás comenzó la cumbre en la capital italiana no eran buenas en un contexto internacional en el que las negociaciones multilaterales de carácter ambiental están estancadas, como ocurre con el tratado contaminación plástica o con la reducción de emisiones para frenar el cambio climático.

Además, la COP16 de Roma venía precedida de un primer encuentro en Cali (Colombia) hace cuatro meses, en los que los delegados de 190 países no se pusieron de acuerdo sobre la financiación del gran pacto anterior: el Marco Mundial para la Diversidad Biológica Kunming-Montreal, que incluye el compromiso de proteger y restaurar el 30% de la superficie terrestre y otro tanto del océano para 2030. A cinco años vista, según la ONU están protegidos el 17% y 8%, respectivamente.

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El ministro de Ecología, Huang Runqiu, habla durante la ceremonia de inauguración de la COP16 de Biodiversidad 

Mauricio Dueñas Castañeda / EFE

Segunda fase decisiva

En la segunda oportunidad en Roma, en la que han estado delegados de 150 países y 30 ministros, fue significativa la ausencia de la anfitriona, la presidenta italiana Giorgia Meloni. Tampoco hubo presencia de Estados Unidos, que no firmó el convenio.

Con todo, haber llegado en dos jornadas a un consenso sobre financiación se considera un triunfo y como tal fue acogido en la sala cuando, Susana Muhamad, la ministra de Medio Ambiente de Colombia, que ha presidido esta cumbre en sus dos fases, la dio por terminada. “Hemos logrado adoptar el primer plan mundial para financiar la conservación de la vida en la Tierra”, declaraba.

No era fácil conseguir compromisos financieros para la biodiversidad en un escenario global en el que los países del sur están perdiendo los fondos de ayuda al desarrollo de Estados Unidos, con amenazas del presidente Donald Trump de subir aranceles en todo el mundo y crisis económicas en países europeos, como Alemania. Y eso pese a que se reconoce la urgencia de poner freno a la deforestación, la contaminación de la tierra y el océano o la sobreexplotación de los recursos, especialmente en zonas de gran riqueza natural donde ya están en riesgo un millón de especies conocidas.

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Un pacto para avanzar

Jaume Grau, portavoz de Ecologistas en Acción presente en Roma, explica que para llegar a tener la “hoja de ruta” aprobada para la financiación fue importante el cambio de la Unión Europea. "Cedió en la creación de un fondo específico para la conservación. Hasta ahora, los países en desarrollo solo han podido conseguir recursos económicos a través de proyectos presentados al fondo para el medio ambiente del Banco Mundial, pero ahí se les dificultaba el acceso. Ahora, se ha logrado el compromiso de que existirá ese fondo y será más transparente y accesible. A cambio, los países africanos han aceptado que no sea inmediato, lo que es la parte negativa del asunto”, explica.

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Una rana fotografiada en el bosque peruano del Alto Mayo, un área de gran biodiversidad ubicado en la Amazonía

Conservación Internacional / EFE

Este aplazamiento implica que para la cumbre siguiente, en Armenia en 2026, los países deberán presentar informes fiables de sus esfuerzos para salvar la naturaleza, incluyendo los indicadores fiables que se han consensuado, y que no será hasta la COP18, en 2028, cuando se decida si se crea el nuevo fondo reclamado, por lo que no estaría operativo hasta 2030. También podría utilizarse el actual Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), pero reformado para hacerlo más accesible y equitativo.

¿De dónde saldrán esos recursos?

Otra asunto es el dinero con el que se contará para conservar la biodiversidad planetaria. De momento, no se ha cumplido el compromiso previo de haber invertido 20.000 millones durante este año. El objetivo fija el gasto mundial en protección de la naturaleza en 200.000 millones de dólares anuales dentro de cinco años, de los que 30.000 millones deberían aportarse desde los países desarrollados a los países pobres. 

¿Y de dónde saldrán? De momento, ha quedado pendiente decidir cómo se conseguirán estos miles de millones, si bien en esta COP16 ha tomado impulso la fórmula de los llamados “créditos de biodiversidad” que puedan adquirir las empresas.

 Se trataría de que éstas inviertan en acciones en favor de la biodiversidad, con mejoras medibles, para compensar posibles impactos de su actividad en la naturaleza.

Vamos contrarreloj y las medidas que se adoptan no van a la velocidad necesaria

Luis SuárezCoordinador de Conservación de WWF España

El coordinador de Conservación de WWF España, Luis Suárez, considera “un importante avance que se haya llegado a un acuerdo en un contexto que se presentaba muy complicado”, si bien reconoce que “vamos contrarreloj y las medidas que se adoptan no van a la velocidad necesaria”. 

Esta oenegé destaca, asimismo, que el encuentro de Colombia se creó el Fondo Cali, que garantiza que los pueblos indígenas recibirán el 50% de los fondos para acciones locales de conservación mediante un mecanismo por el que las empresas compensarán los beneficios que consiguen de utilizar datos genéticos de sus recursos naturales.

La ambición ha sido a la baja, pero en el actual contexto yo me quedo con la parte increíblemente positiva

Alicia Pérez-PorroCientífica y responsable de Relaciones Institucionales de Creaf

Desde el mundo de la ciencia, en declaraciones a Science Media Center, la científica y responsable de Relaciones Institucionales de CREAF, Alicia Pérez-Porro ha celebrado también que por fin existe un primer plan global para financiar la conservación de la biodiversidad: “Como siempre en este tipo de negociaciones, la ambición ha sido a la baja, pero tal y como está el mundo últimamente yo me quedo con la parte increíblemente positiva de que ahora tenemos una hoja de ruta clara para conservar y restaurarla y los recursos económicos para llevarla a cabo”.

 En la misma línea se ha manifestado Daniel Montoya, profesor de investigación Ikerbasque en el Basque Centre for Climate Change (BC3), quien ha recordado que toda la sociedad y los gobiernos deben estar involucrados en conservar la biodiversidad al margen de ideologías. “Dependemos de la naturaleza y nuestra es la decisión y el deber de conservarla”, concluye.

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