La muerte de una turista española en Tailandia reabre el debate de los santuarios de elefantes

Turismo responsable

La policía investiga la muerte de Blanca Ojanguren, de 22 años, atacada por un elefante en Tailandia

La muerte de una turista española en Tailandia reabre el debate de los santuarios de elefantes
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La muerte de una turista española en Tailandia reabre el debate de los santuarios de elefantes

La Policía de Tailandia está investigando la muerte de una turista española el pasado viernes mientras realizaba una actividad en una reserva de elefrantes en la isla de Yao Yai. Al parecer, la víctima fue atacada por el animal mientras lo estaba bañando en compañía de su novio y otros participantes, bajo la supervisión de los responsables del centro,  que ha sido cerrado después del incidente.

La Policía de Yao Yai, en el suroeste de Tailandia, explicó a EFE que la española Blanca Ojanguren, de 22 años, murió después de que el animal la empujara con la trompa, lo que desencadenó en un golpe letal, sin que el incidente implicara el uso de los colmillos por parte del elefante, como habían asegurado fuentes del centro el día anterior. El portavoz del centro explicó que la elefanta tenía “décadas” de experiencia en actividades y espectáculos con turistas, pero que se asustó por circunstancias aún no aclaradas, ante lo que reaccionó con el ataque contra la joven.

El propietario de 'Koh Yao Elephant Care' -donde ocurrió el incidente-, confirmó a EFE que el centro se encuentra cerrado, sin fecha prevista de reapertura, y que cuando se produjo el ataque había unas 18 personas en el lugar (10 trabajadores y 8 turistas), entre ellas el novio de Ojanguren. Nadie más resultó herido. Yan explicó que en el centro hay tres elefantes, entre ellos la hembra de 50 años implicada en el incidente, y recibe a diario entre 10 y 30 visitantes, que acuden a este lugar para observar a los paquidermos o darles un baño al aire libre.

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Elefantes y humanos se lanzan agua durante las celebraciones del Festival Songkran en Ayutthaya (Tailandia) 

EFE

Agentes de la Policía turística se presentaron este sábado en el lugar, como parte de las investigaciones del caso, lo que incluyó la revisión de las licencias del centro y de las condiciones de funcionamiento en general.

Cerca de 40 víctimas mortales en 2024

Millones de turistas visitan cada año Tailandia con el objetivo de interactuar con los elefantes. Dar de comer a estos espléndidos animales o bañarlos en un río, se encuentran entre las atracciones más populares que ofrecen no pocos negocios turísticos que operan bajo el reclamo de ser lugares en los que se cuida y protege a un animal salvaje en vías de extinción. 

A pesar de los esfuerzos por crear espacios más adecuados para los elefantes en los santuarios, las interacciones entre humanos y elefantes siguen siendo peligrosas. Según datos oficiales, en los últimos 12 años, se han producido 240 muertes a causa de ataques de elefantes salvajes, incluidas 39 víctimas mortales en 2024, según datos del Departamento de Parques Nacionales citados por el diario The Nation.

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La Vanguardia | Agencias
Es habitual ver elefantes salvajes merodeando por algunos pueblos de Tailandia, alejándose de su hábitat natural en busca de comida. La preocupación por los destrozos que está causando esta especie en algunas localidades cada vez es mayor.

El Departamento de Parques Nacionales de Tailandia calcula que más de 4.000 elefantes salvajes viven en los santuarios, parques nacionales y reservas naturales de Tailandia, una población en aumento aunque aún muy por debajo de los 300.000 paquidermos que poblaban el país hace más de un siglo.

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Tres de cada cuatro elefantes de Tailandia trabajan

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Se estima, además, una población similar de elefantes domésticos en el país, la mayoría de ellos utilizados en espectáculos destinados a turistas.

En su mayoría, los elefantes que participan en estas actividades han sido sometidos a un proceso conocido como “phajaan”, un entrenamiento extremadamente cruel que implica la separación temprana de las crías de sus madres, golpes y privación de comida para someterlos a la obediencia. Este proceso ha sido duramente criticado por organizaciones internacionales de bienestar animal, que denuncian la explotación y tortura que sufren estos animales para garantizar un comportamiento dócil durante su vida en cautiverio.

A nivel mundial, los elefantes son responsables de unas 500 muertes al año, según datos recopilados por Statistics. En la India, por ejemplo, se reportan más de 200 muertes anuales causadas por elefantes, en su mayoría como resultado de encuentros no deseados en zonas rurales. A pesar de su tamaño y fuerza, los elefantes suelen ser animales pacíficos, pero cuando se sienten amenazados o estresados, pueden reaccionar con agresividad, lo que incrementa el riesgo para quienes los rodean.

El dilema económico

En 2023, la industria del turismo en Tailandia generó aproximadamente 75.000 millones de dólares, y los elefantes juegan un papel crucial en este sector. El turismo relacionado con los elefantes es extremadamente lucrativo, y los santuarios no son la excepción.

El debate sobre el bienestar de los elefantes, el maltrato que muchos sufren y el impacto que esto tiene en la economía y el turismo tailandés es cada vez más relevante. En este contexto, los santuarios de elefantes han emergido como una alternativa controvertida que intenta equilibrar la conservación, el turismo y los derechos de los animales.

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El elefante, el animal nacional de Tailandia, es una especie en peligro de extinción. Su número disminuyó rápidamente de 100.000 hace un siglo a entre 3.000 y 3.500 en la actualidad. El país se dio cuenta de que tenía que proteger mejor a sus elefantes y creó reservas naturales para que los animales pudieran vivir a salvo. Existen santuarios de elefantes por toda Tailandia, sobre todo en Chiang Mai, al norte del país. Sin embargo, la pregunta es si los santuarios realmente resuelven el problema o si, por el contrario, son una forma más de explotación, solo que con un enfoque más “amigable” para los turistas.

Turismo seguro y sostenible

La clave para practicar un turismo responsable con los elefantes es elegir refugios y santuarios que operen bajo principios éticos claros. Es fundamental asegurarse de que estos lugares no utilicen prácticas de explotación, como el entrenamiento con maltrato (el “phajaan”) ni ofrezcan actividades que impliquen montar a los elefantes o hacerlos realizar trucos. 

Los santuarios verdaderamente comprometidos con el bienestar de los elefantes ofrecen experiencias en las que los animales son observados en su hábitat natural o interactúan con los turistas de forma voluntaria y sin estrés. 

El turismo puede ser una herramienta poderosa para la conservación si se canaliza de manera adecuada. Algunos santuarios y organizaciones ofrecen programas en los que los turistas pueden involucrarse en proyectos de conservación activa, como el rescate, rehabilitación y liberación de elefantes, así como la protección de su hábitat natural. De esta forma, los turistas contribuyen directamente al bienestar de los elefantes y el ecosistema en el que viven.

Por último, es importante evitar el “efecto Instagram”. Las imágenes compartidas en redes sociales pueden alentar prácticas nocivas al promover actividades como montar elefantes o tomar fotos con ellos en condiciones poco éticas.

Toman decisiones conscientes y responsables como elegir santuarios éticos, evitar actividades de explotación, apoyar la conservación y respetar tanto a los animales como su entorno son pasos fundamentales para disfrutar de un turismo sostenible y seguro.

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