Ranas con garras, peces eléctricos, búhos, tortugas y hasta una especie de mono componen el curioso inventario de descubrimientos realizados en la cuenca del Congo durante la última década. Según un informe reciente de WWF, un total de 742 nuevas especies de flora y fauna han sido descritas por la ciencia entre 2013 y 2023.
Esta investigación recoge el trabajo de cientos de científicos de universidades, organizaciones conservacionistas e institutos de investigación de todo el mundo, para demostrar la riqueza de este ecosistema; pero también su fragilidad.
La cuenca del Congo
Es un paraíso para la biodiversidad, pero también es mucho más
“La cuenca del Congo no es sólo un paraíso para la biodiversidad; es esencial para el bienestar de más de 75 millones de personas que dependen de sus recursos para alimentarse, cobijarse y mantener su identidad cultural”, explica Martin Kabaluapa, Director Regional de WWF para la región, en un comunicado.
La cuenca es, además, un hábitat crucial para especies en peligro de extinción como elefantes de bosque, bonobos y gorilas de montaña y el mayor sumidero de carbono terrestre (se extiende por seis países, y es conocida como “el pulmón de África”); y amenazas como la caza furtiva o la deforestación, ponen en riesgo su equilibrio.
En consecuencia y, al tiempo que se celebran estos descubrimientos, también se reconoce la “responsabilidad urgente” que conllevan para proteger estos ecosistemas vitales, según afirma Kabaluapa.
742 nuevas especies
430 plantas, 140 invertebrados, 96 peces, 42 reptiles, 22 anfibios, 10 mamíferos y 2 aves

Fotografía de Aphyosemion aurantiacum, descubierto en Gabón en 2018.
En la última década, la cuenca del Congo ha sido el escenario de 742 descubrimientos de especies. La mayoría son plantas (430), pero también se han descrito 140 nuevas especies de invertebrados, 96 de peces, 42 de reptiles, 22 de anfibios, 10 de mamíferos y 2 de aves.
Un nuevo tipo de café (Coffea rizetiana), la primera especie de luciérnaga identificada en la República Centroafricana (Afrodiaphanes pulcher) o una especie de pez que respira aire (Clarias monsembulai) son algunos ejemplos de estos descubrimientos; pero tres casos se destacan sobre los demás.
Los más destacados
Un cocodrilo, una culebra de agua y un mono con ojos “que recuerdan a los humanos”

Un ejemplar de Umma gumma capturado en 2015 en Camerún.
El primero es el cocodrilo africano de hocico delgado central (Mecistops leptorhynchus), que fue descrito como una nueva especie por científicos en 2018. Lo más curioso es que esta especie se escondía a simple vista: si bien era conocida, se creía que los ejemplares pertenecían otra especie de cocodrilos (Mecistops cataphractus).
Ahora se sabe que son dos especies distintas cuya genética se separó hace más de ocho millones de años, debido a la actividad volcánica en Camerún; y como consecuencia del ajuste numérico que ha provocado el descubrimiento de la nueva especie, el Mecistops cataphractus ha sido catalogado En Peligro Crítico, dado que hay menos ejemplares de lo que se creía.
En segundo lugar, tenemos a la cobra enana de agua (Naja nana), una pequeña especie venenosa de cobra acuática encontrada en el gran lago de agua dulce Mai-Ndombe, el humedal de mayor importancia internacional reconocido por la Convención Ramsar en el mundo.
Esta cobra se distingue por su postura defensiva característica, su estilo de vida acuático, la disposición en fila recta de sus escamas dorsales y su coloración distintiva: negra con pequeñas manchas blancas o amarillentas, un abdomen blanquecino y la parte inferior de la cola negra.

Imagen tomada con una “cámara trampa” de un Cercopithecus lomamiensis o mono Lesula. El animal fue descubierto en 2012, pero se ha incluido en la lista por su relevancia.
Y por último, el mono lesula (Cercopithecus lomamiensis), considerado una de las “nuevas especies más importantes del mundo” en el 2013. Descubrir nuevos mamíferos es raro en cualquier continente; y especialmente significativo cuando se descubre un primate.
Esta especie, que era conocida por los locales, es el segundo nuevo descubrimiento de un mono africano desde 1984 y tiene unos ojos que, según la descripción de los científicos, recuerdan a los humanos.
A estos se suman murciélagos, serpientes ciegas, ranas en peligro de extinción, ratones, entre otros muchos. Y juntos componen la extraordinaria biodiversidad de la cuenca del Congo, la cual, en palabras de los autores, “sigue asombrando al mundo”.
Conocimiento indígena
Las comunidades indígenas, la clave para la conservación de estas nuevas especies

Atheris mongoensis fotografiada en el 2020 en la República Democrática del Congo.
A la luz de estos descubrimientos, el informe también destaca que, aunque estas especies son nuevas en la literatura científica, es necesario que se tome conciencia de que muchas de ellas han sido familiares para las comunidades locales durante generaciones; y por ello, su conocimiento es esencial.
“Durante siglos, las comunidades indígenas han vivido en armonía con los bosques. Reconocer sus conocimientos es esencial para el éxito de la conservación”, declara Moise Kono, Coordinador de Pueblos Indígenas de WWF Camerún, en el mismo comunicado. “Es crucial que se respeten sus voces y derechos como administradores de esta tierra”, añade Kono.
Continúan las amenazas
Los gobiernos de la región han acordado poner el 30% de sus tierras bajo algún tipo de protección para 2030

Atheris mongoensis fotografiada en el 2021 en la República Democrática del Congo.
La riqueza de esta región ha constatado la necesidad de protegerla, pero también ha atraído amenazas significativas como la caza furtiva y se estima que, entre 2008 y 2026, las poblaciones de elefantes disminuyeron un 66% en áreas protegidas como consecuencia de esta actividad.
Asimismo, la fragmentación de los hábitats reduce las oportunidades de supervivencia de especies clave, a lo que todavía queda sumar el impacto del cambio climático, que afecta directamente los ciclos hidrológicos y forestales de la cuenca.
Los gobiernos de la región han acordado poner el 30% de sus tierras bajo algún tipo de protección para 2030 para combatir esto, y WWF está participando en el proceso para identificar las áreas con mayores necesidades y protegerlas eficazmente; y pide medidas urgentes para proteger la biodiversidad única y amenazada de la cuenca del Congo.
“Nuestro compromiso con la cuenca es inquebrantable”, añade Jaap van der Waarde, responsable de Conservación para la cuenca del Congo en WWF Internacional, y cierra: “desde los programas de biovigilancia hasta la certificación FSC de las concesiones madereras, nuestro objetivo es garantizar que las generaciones futuras experimenten las maravillas de la cuenca”.