El pionero de las azoteas verdes cumple 100 años

Ciudadanos

El precursor de los huertos urbanos repasa su vida en un libro y recomienda alimentos integrales y ecológicos

JOAN CARULLA QUE CUMPLE 100 AÑOS FOTOGRAFIADO EN EL HUERTO QUE TIENE INSTALADO EN LA TERRAZA DE SU EDIFICIO. HA PUBLICADO EL LIBRO 'MI SIGLO VERDE'

Joan Carulla, en su terraza de 150 m2con todo tipo de cultivos

Mané Espinosa

Joan Carulla (Juneda, 1923) es el pionero de las terrazas verdes. La creación de jardines y huertos en las azoteas de los edificios es una tendencia internacional desde que Nueva York popularizó la agricultura urbana en tejados. Sin embargo, Carulla es su gran precursor y fuente de inspiración de esta práctica.

Él convirtió hace más de 50 años la terraza del edificio de propiedad donde vive en un huerto de 150 m2, donde recoge todo tipo de cosechas hortofrutícolas. El límite de su parcela es la baranda de un quinto piso que da a la nada pacificada calle Navas de Tolosa, en El Clot de Barcelona.

“De aquí saqué una patata que pesaba 950 gramos; y de allí saqué un racimo de uva de 1,7 kilos”, nos señala en su terraza donde camina con soltura pese a que este viernes (día 26) cumple 100 años.

Carulla da una lección de agricultura en cada rincón de este espacio agrario en una quinta planta

En su huerto, siembra todo tipo de verduras y hortalizas: patatas, tomates, apio, cebollas, puerros… Aquí nos enseña unas espléndidas matas de habas; más lejos ensalza las berenjenas; especialmente orgulloso se siente de la parra, que ha llegado a producir 100 kilos de uva en un año; y en el recorrido muestra su dolor “porque el cambio climático me ha matado ocho árboles frutales”.

Carulla es capaz de dar una lección de agricultura en cada rincón de este espacio agrario para ilustrar la mejor manera de enterrar un sarmiento para que eche raíces, aconsejar las fechas idóneas para sembrar los ajos o aclarar (con un cuadro sinóptico incluido) cuál es la dimensión idónea de una terraza para que prospere cada tipo de cultivo (tomates, menta, cerezos, olivos, aloe, parras, ficus o nísperos...).

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Mostrando unos nísperos

Mané Espinosa

La suya es una historia de esos mayores que vivieron la guerra y que debieron superar años de penuria y pobreza hasta ser acogidos en Barcelona. “Me tuve que ir de Juneda porque nos moríamos de hambre; no podía comprarme el traje de boda, y me quería casar tras 12 años de noviazgo”, explica.

Ha sido comerciante toda su vida (fue presidente del Gremio de la Alimentación), pero nunca ha perdido de vista sus raíces rurales, su gran fuente de conocimiento, como demuestra en el emotivo libro Mi siglo verde (Icària) en el que el escritor y periodista Carlos Fresneda ha transformado estas “virutas de su memoria” en 100 sabias lecciones de vida de un agricultor urbano. Es un testigo centenario de cómo ha evolucionado la agricultura.

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Carulla

Mané Espinosa

“Antes, con una hectárea de cereal, un agricultor podía salir adelante, pero ahora con 20 hectáreas no viviríamos”. Por eso, lamenta que “se están pagando los productos del campo al precio de hace 40 años; y no sabemos si los intermediarios están en Chicago o en un yate de 80 metros”, pues actúan “como si fueran negreros” en su trato con los payeses. 

Siempre ha sido un payés ecológico, como su padre y su abuelo, “que no podían comprar fertilizantes químicos”, dice convencido de que “tantos herbicidas e insecticidas envenenan la tierra” y de que los monocultivos son fuentes de plagas.

Carulla ha construido en su terraza un drenaje del agua que evita que ésta se encharque, ennegrezca y pudra las raíces de la planta. Para ello, colocó una capa de tejas al revés para que fluya el agua bajo decenas de toneladas de tierra, y todo ello completado con doble capa asfáltica y un sustrato que lo fertiliza todo: centenares de cajas de cartón mojadas, cajas de frutas de maderas ligeras, madera o muebles a base de conglomerados con cola, viejas persianas, restos orgánicos de compostaje, hojas, papel y hasta facturas. Ha visto entrar las raíces en la madera y crecer la planta sin tierra.

Bajo todo este artificio humano se esconde una madeja de raíces horizontales intrincada y potente que hace posible que crezcan patateras de más de un metro o plantas de habas que superan a una persona en altura.

JOAN CARULLA QUE CUMPLE 100 AÑOS FOTOGRAFIADO JUNTO A SU HIJO EN EL HUERTO QUE TIENE INSTALADO EN LA TERRAZA DE SU EDIFICIO.

Con su hijo Toni el pasado jueves 

Mané Espinosa

Carulla hizo una emotiva presentación del libro de Carlos Fresneda (y suyo) hace unos días en el salón Biocultura, donde dedicó sus memorias “al millón de muertos” que causó la guerra y al otro medio millón de muertes por espanto tras la guerra, como la de su madre, a los 53 años.

Pacifista desde la Guerra Civil, se hizo naturista a los 10 años. Fue el resultado de haber acompañado a su tía al médico a Barcelona, donde entró en contacto con el naturista Tomás Capo, precursor de una dieta para prevenir las enfermedades causadas por una mala alimentación, y cuyas enseñanzas en la revista Pentalfa le hicieron un ecologista sin saberlo.

De pequeño comía de manera frugal, “de forma tan primitiva que parecía comida naturista”

Recuerda cómo de pequeño comía de manera frugal, “de forma tan primitiva que parecía comida naturista”. Y por eso, recomienda alimentarse con comida integral (cereales, leguminosas y mucha fruta).

“La dieta más barata a veces vale la mitad de dinero y permite comer lo mejor que hay para salud”, resalta. “Hay que procurar ser vegetariano y evitar la contaminación de los alimentos a través de los animales estabulados y salvajes”, sentencia.

JOAN CARULLA QUE CUMPLE 100 AÑOS FOTOGRAFIADO EN EL HUERTO QUE TIENE INSTALADO EN LA TERRAZA DE SU EDIFICIO. EN ESTA IMAGEN EN EL INTERIOR DE SU VIVENDA CON EL LIBRO QUE HA PUBLICADO “ MI SIGLO VERDE “

Muestra el libro de memorias que ha escrito Carlos Fresneda

Mané Espinosa

Está convencido de que muchos barceloneses podrían destinar parte de su terraza a crear un huerto; y, de hecho, recibe a alumnos de las escuelas del barrio desde que divulgaron su tarea personas como Jordi Miralles (Fundación Terra) o Josep Puig Boix. 

“Esta terraza es como una escuela de agricultura”, señala. Hace un año recibió el premio que lleva su propio nombre, creado por la asociación Replantem.

¿Y cuál es el secreto para llegar a los 100 años?, le preguntan. Responde que en toda su vida ha tenido “paz interior”, que “las plantas son nuestras hermanas”, que desde niño quiso ser “generador de amor” y que ha seguido a Hipócrates: “que el alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”.

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Libro de Icària

A.C
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