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María García, el pepito grillo de las grandes empresas contaminantes

Mujeres que salvan la Tierra

Desde Ecologistes en Acció, lucha para mejorar la calidad del aire que respiramos, presentando propuestas a las administraciones públicas frente a lobbies empresariales

María García es experta en temas de calidad del aire, contaminación y cambio climático de Ecologistes en Acció

María García

“Estás perdiendo tu vida y no vas a conseguir que nada cambie”, le han dicho en más de una ocasión a María García, experta en temas de calidad del aire, contaminación y cambio climático de Ecologistes en Acció. Pero no se rinde. Ni a pesar de los rifirrafes familiares que puede comportar dedicarse al activismo. “Te dedicas a ello las 24 horas del día, no desconectas y luchas a contracorriente, lo que no siempre es fácil de llevar ni de entender por quienes te rodean”, explica García, quien tiene dos hijas.

A todo ello hay que añadir el hecho de ser mujer. En su caso, una mujer que debe enfrontarse a hombres que ostentan posiciones poderosas. “En las mesas de trabajo, entre los representantes públicos sí que hay más paridad, pero los representantes de los lobbies empresariales, a quien también se invita a asistir a este tipo de encuentros, son sobre todo hombres”, señala la activista. Es, de algún modo, el pepito grillo de las grandes empresas contaminantes y emisoras de dióxido de carbono (CO2), principal gas causante del calentamiento global.

Su labor desde la federación catalana de Ecologistas en Acción –de la que fue la coordinadora hasta el 2016– consiste en generar cambios políticos para mejorar la calidad del aire, reducir los niveles de contaminación y frenar el avance del cambio climático. Una tarea titánica que lleva a cabo mediante campañas informativas dirigidas a la opinión pública y presentando propuestas y alegaciones a legisladores y gobiernos. García pertenece también a la Plataforma per la Qualitat de l’Aire.

Parte de la labor de García consiste en dar a conocer la problemática relacionada con la mala calidad del aire

María García

Una larga trayectoria en ONGs

Antes de convertirse en defensora de la calidad del aire, su lucha era contra el más puro capitalismo, contra “grandes multinacionales que expulsan a las poblaciones indígenas de sus tierras, las contaminan y empobrecen a los campesinos locales”, denuncia la activista.

Nacida en Guadalajara, pero criada en Madrid, García hizo sus pinitos en el mundo de las ONGs en Costa Rica, nada más finalizar la carrera de Ingeniería Forestal. “Tenía una clara vocación social y quise estudiar Medicina, pero no entré por nota. Mi pasión por la montaña me llevó a poner ingeniería de Montes como segunda opción, pero al finalizar estos estudios entré en crisis, incluso me llegué a plantear estudiar enfermería. Pero me salió la oportunidad de irme un año a Costa Rica, en un proyecto de la ONG local Arbofilia, centrado en la naturaleza, la sociedad y los derechos humanos, y la aproveché”, explica.

Activismo en América del Sud

Antes de convertirse en defensora de la calidad del aire, su lucha era contra “grandes multinacionales que expulsan a las poblaciones indígenas de sus tierras, las contaminan y empobrecen a los campesinos locales”

Costa Rica despertó la llama activista de García. En el país centroamericano fue donde vio, por primera vez, las consecuencias de la destrucción de los ecosistemas sobre las poblaciones locales. Le siguieron Brasil, Paraguay y Bolivia, “países en los que la tierra está concentrada en unas pocas manos”, afirma. Primero desde Intermón y después desde Intermón Oxfam, García se ocupaba de “apoyar proyectos vinculados con las víctimas de los monocultivos propiedad de grandes compañías”, explica. “En la mayor parte de los países del sud, buena parte de los problemas sociales y de desigualdad están relacionados con conflictos ecológicos”, añade la activista.

Su siguiente parada antes de entrar en Ecologistes en Acció fue el Observatori dels Drets Econòmics Socials i Culturals (DESC), desde donde “trabajaba para incidir en las políticas que afectan a Paraguay y Brasil”. En esta misma época participó en la campaña “Qui deu a qui”, de condonación de la deuda externa “injustamente contraída por algunos países con gobiernos frágiles”, denuncia García.

Con 52 años de edad y residente en Barcelona, la de María García es la historia de una mujer que ha invertido su vida en conseguir que las cosas cambien. De haber entrado en medicina o haberse hecho enfermera, el planeta habría perdido una gran defensora y luchadora.