“El desarrollo sostenible ha fracasado, pero hay alternativas”
Entrevista a Federico Demaria
El libro ‘Pluriverso: Un diccionario del postdesarrollo’ recoge un centenar de propuestas para cambiar la escala de valores del imaginario económico imperante
Otro mundo y otra economía son posibles. Al menos, así lo proclama el libro Pluriverso: Un diccionario del postdesarrollo (Icaria) que recoge un centenar de ensayos sobre las alternativas transformadoras al actual modelo de desarrollo imperante. “En un momento en que el desarrollo parece incuestionable, hay pueblos del mundo que sí se lo han cuestionado y están viviendo de una forma diferente”, explica Federico Demaria, profesor de economía de la UAB, uno de los coordinadores del libro.
Académicos, profesionales y activistas (Vandana Shiva, Serge Latouche, Wolfgang Sachs, Silvia Federici, Nnimmo Bassey, Gustavo Esteva, Katherine Gibson, Maristella Svampa y muchos más) participan esta en esta enciclopedia, todo un intento de hacer un reset mental a un nuestro imaginario económico, cimentado sobre conceptos como producción, publicidad, deuda u obsolescencia programada.
Pregunta. ¿Qué es este libro?
Respuesta. Es un exhaustivo inventario de las alternativas al desarrollo. Frente a los problemas sociales y ambientales que padecemos, hay una respuesta oficial, que consiste en ensalzar la idea de desarrollo sostenible, que, básicamente, es más de lo mismo pero con algún pequeño cambio. Y este libro sostiene que, en el lugar una única respuesta, hay muchas respuestas, y que ya existen en el mundo. Por eso, hablamos de pluriverso.
P. ¿Da más de una receta?
R. En el plano oficial se proponen como únicas soluciones, más crecimiento económico, mejor innovación tecnológica, mercados de carbono y todo lo que ya conocemos. En cambio, nuestro libro dice que no hay una sola solución; no hay un único universo. El mundo es muy diferente y hay múltiples soluciones, múltiples alternativas. A eso le llamamos el pluriverso. El nombre viene de los zapatistas, que dicen que el pluriverso es un mundo donde caben muchos mundo. Es, si quieres, un himno a la diversidad.
P. ¿Cómo se ordena las soluciones en este libro?
R. Hay un concepto dominante de desarrollo; es el que dice, por ejemplo, que la ciencia moderna es la única manera de conocer, el lenguaje legítimo, que el conocimiento indígena no sirve para nada, que es inútil, y que lo importante es lo que dice la ciencia. Pero nosotros mostramos las alternativas a la ideología del desarrollo como concepto dominante. Y ahí incluimos aspectos sociales, ecológicos y de género. Y, al final, proponemos una serie de criterios para intentar diferenciar entre lo que son alternativas y lo que no lo son.
P. ¿Es un libro de crítica?
R. No es un libro de crítica. La resistencia social de los movimientos sociales es importante, pero necesitamos presentar y crear nuestras alternativas, dar a conocer nuestras propuestas porque si no, no vamos a ninguna parte. No es un libro de crítica, como tampoco es un libro de sueños. Es un libro de prácticas transformadoras que ya existen en los cinco continentes.
P. ¿Cómo se organizan?
R. Hay tres secciones. En la primera sección, una persona conocida en cada uno de los continentes, como Vandana Shiva, de India, por ejemplo, nos pone al día de por qué en su continente el desarrollo ha fracasado. En una segunda sección, se recogen lo que nosotros llamamos las falsas soluciones, como son economía circular, el desarrollo sostenible, las smart cities, la eficiencia o la geoingeniería. Son soluciones que abonan la idea de que todo debe cambiar para que no cambie nada. Y en la tercera sección, la más grande, reunimos más de 100 alternativas al desarrollo. Les hemos pedido a activistas e intelectuales, sobre todo del Sur, su colaboración. No queríamos que nos explicaran el sueño de un intelectual en su despacho, algo que no tenía cabida en este libro. Las alternativas que salen en él tienen una presencia territorial, están arraigadas y tienen detrás movimientos sociales. Son experiencias en macha.
El decrecimiento es una de las alternativas, no la única”
P. ¿Qué experiencias destacaría?
R. Presentamos la experiencia Vikalp Sangam, de India, que es una confluencia de alternativas. Centenares de comunidades que instalan aerogeneradores y placas solares, desarrollan proyectos de agroecología o se organizan bajos los principios de la democracia directa. Hay muchas experiencias de vivir, trabajar, producir, distribuir y consumir de forma diferente, pero no tienen visibilidad.
P. En India...
R. En India se ha creado una red de estos grupos que intentan construir una visión alternativa a los retos como la pobreza, la desigualdad o las desigualdades de género. Las propuestas convencionales del discurso dominante no dan respuesta a las necesidades. El libro tiene la virtud que posibilita una convergencia entre estas alternativas, para que puedan dialogar entre ellas. El decrecimiento en Europa tal vez tenga algunos puntos fuertes, por ejemplo en la ecología, pero no tiene la diversidad cultural o esa sensibilidad que sí tienen otras formas de conocimiento como es el buen vivir en Latinoamérica.
P. ¿El punto en común de todo esto es el decrecimiento?
R. No. El punto en común es que se cuestiona que la vía a seguir, o el horizonte común, tenga que ser el actual modelo de desarrollo, tal y como lo definen los países industrializados. Se cuestiona la idea de que el desarrollo es necesariamente tener que producir más, confiar en que tecnología te ayudará o que el mercado es la mejor fórmula y lo arreglará todo...Es cierto que muchas de estas alternativas hacen una crítica, explícita o implícita, a que el crecimiento económico sea la mejor manera de actuar...Pero el decrecimiento es una de las alternativas, no la única.
P- Qué otras soluciones destacaría por su virtualidad?
R. Ademas de Vikalp Sangam, de India, que es una experiencia enraizada en el territorio, como digo, tenemos un equivalente parecido en México, que es Crianza Mutua, o en Cataluña la Xarxa d’Economia Solidària con mas de 300 empresas. Y están las experiencias conocidas de los zapatistas en Chiapas o los kurdos en Rojava. Tambien hay alternativas nacionales como Kerala y Bután y otras municipales como Marinaleda, Mendha Lekha, Longo Maï o Auroville.
P¿En que consisten las experiencias de los kurdos?
R. Los kurdos lo han tenido muy difícil. En todos los países han sido muy represaliados. Son la nacionalidad más grande del mundo sin un territorio propio. El presidente del partido, Abdullah Öcalan, líder del PKK, que lleva en la cárcel desde hace tiempo, estuvo inspirado por la ecología social, de Murray Bookchin, partidario del municipalismo libertario. En Rojava, 5 millones de kurdos han llevado acabo un sistema de sociedad alternativa enfocada hacia el confederalismo y la autonomía democrática, con la organización de una economía democrática basada en la emancipación de género y la ecología. Esto implica que el proceso de toma de decisiones sobre lo que hay que producir, como gestionar los recursos, y como distribuirlos tiene que ser participativo y igualitario. Esto incluye también el coliderazgo, es decir que toda institución esta dirigida por un hombre y una mujer.
P. Son experiencias muchas veces con una doble dificultad...
R. Hay un capítulo del libro centrado en los aspectos de organización económica, pues pueblos que no tienen control del territorio, sin un estado, en un contexto de guerra, y en un territorio también muy duro desde el punto de vista climático, con muchas desigualdades intentan, salir adelante con la organización de cooperativas; y son casos de éxito. Es verdad que han sido criticados por su implicación en la lucha armada. Ninguna de las experiencias que se presentan en este libro está exenta de contradicciones, incoherencias y situaciones problemáticas. Pero eso también hace interesante el libro. Eso nos permite compararlas. El libo incluye un código ético. Si alguien que dice que las mujeres son diferentes no cabe en este libro.
El feminismo y ambientalismo son dos de los movimientos con más capacidad de movilización”
P. ¿Y qué papel juega el feminismo en el libro?
R. Hay una perspectiva que está tomando fuerza en España; es lo que llamamos sostenibilidad de la vida, y la promueven economistas feministas como Cristina Carrasco o Amaia Pérez Orozco. Esta visión abre la puerta a una convergencia entre feminismo y ambientalismo, incluido el movimiento por la justicia climática. Son dos de los movimientos con más capacidad de movilización, y que tienen un gran potencial de articular diferentes demandas de emancipación y transformación social.
P. ¿Qué es el concepto sostenibilidad de la vida?
R. Es una propuesta que pone en el centro de la vida a las personas y el planeta, en vez que la productividad. Nos abre la posibilidad de dar nuevos sentidos a la vida. Y, para hacerlo, plantea dos preguntas fundamentales: ¿qué es una vida que merece la pena ser vivida? y otra es ¿cómo vamos a sostenerla? Pensar en una vida que merece la pena ser vivida no debe entenderse solo a nivel personal, sino social. La sociedad nos dice que lo que tiene sentido es trabajar, comprar, tener una casa, un coche y pagar una hipoteca. Pero enfrente tenemos otra opción; es la de trabajar menos, participar en la política, compartir y disfrutar más… Y ese mismo planteamiento lo podría hace en otro plano. Quienes son partidarios de la independencia, ¿qué Cataluña quieren para el futuro?
Enfrente tenemos otra opción; es la de trabajar menos, participar en la política, compartir y disfrutar más…”
P. ...
R. Y luego las feministas se preguntan sobre cómo vamos a sostener la sociedad que queremos; hablan de “sostener” en términos ecológicos y en términos de cuidados...Quién va cuidar de los hijos, de la gente mayor... Hay una potencialidad de ecologismo y feminismo que quedan entrelazados por la idea de la sostenibilidad de la vida. Las alternativas que salen en nuestro libro son formas diferentes para afrontar estas preguntas: qué es una vida que merece la pena ser vivida y cómo la podemos sostener. Son propuestas, no son ideales.
P… Alguien podría decir que son propuestas lejanas...
R. Si. Alguien podría decir que son propuestas lejanas de la vida a la que estamos acostumbrados ahora, y por lo tanto inalcanzables. Es algo que acepto, pero no creo que las respuestas hegemónicas, como la de desarrollo sostenible, hayan mejorado nuestras vidas. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de vida? ¿Qué otros sentidos queremos darle?
P. El desarrollo sostenible, ¿qué es?, ¿una filosofía?, una política?, ¿una corriente económica?, ¿ha sido un éxito o un fracaso?
R. . Después de 30 años de políticas que invocan el desarrollo sostenible ha llegado el momento de hacer una evaluación. ¿Ha sido un éxito o un fracaso? Depende. Sus partidarios alegarán que no se ha implementado aún y que no se puede valorar del todo. Si lo consideramos en el contexto del informe Brundland de los años 80, creo que ha sido un fracaso pues, si miras cualquier indicador, el medio ambiente ha empeorado en estos años, aunque pueden haber mejorado ciertos indicadores concretos de algunos contaminantes del aire. Pero sabemos que la crisis ambiental ha ido a peor. Alguien puede decir de manera provocativa que el desarrollo sostenible ha sido un éxito porque su objetivo no era enfrentarse a la crisis ambiental, sino parar la radicalidad de la crítica ecologista al desarrollo y al proyecto de crecimiento capitalista y productivista que nacía con fuerza en los años 70.
Sabemos que la crisis ambiental ha ido a peor”
P. ¿Y se ha frenado esa crítica?
R. En los años 70, se da una crítica muy radical y parecía que podría alcanzar un alto grado de influencia en el plano de las políticas públicas. Y una manera de frenar todo eso fue la ideología del desarrollo sostenible. Si en los años 70 se dice que la degradación ambiental se debe a que los países ricos producen y consumen demasiado, en los años 80 se dice que los pobres, como son pobres, degradan el medio ambiente y por lo tanto lo que necesitamos es que los pobres sean más ricos para que puedan ser más respetuosos con el medio ambiente.
P. El libro critica las falsas soluciones....
R. El libro no pretende poner sobre la mesa otras falsas promesas como el desarrollo sostenible. A veces, se nos critica diciendo que lo que proponemos no gustará. Acabo de leer un artículo en Nature Climate Change que se señala que en una perspectiva del 2100, si seguimos con el actual crecimiento económico y las proyecciones del IPCC, la probabilidad de detener un aumento de temperaturas de 2ºC es el 5% y de pararla a 1,5ºC es del 1%. Y la perspectiva es un aumento de 3, 4 o 5ºC, lo cual es una barbaridad. ¿De verdad pensamos que sin un cambio radical de nuestras sociedades podremos alcanzar justicia social y ambiental?
P. Tampoco le gusta la llamada ‘economía circular’.
R. Yo no digo que la idea de economía circular no sirva. Yo con ella estoy de acuerdo. Una economía que dependa solo del sol es una economía circular; lo comparto. Así funcionaban las sociedades basadas en la agricultura de subsistencia. Pero lo que en realidad plantea la UE o China no es eso. Por eso, nos tomamos la molestia de repasar 10 o 15 conceptos que para nosotros no son transformadores. Nos parece importante discutirnos y reconocer la contribución de quienes hacen las cosas bien bajo ese paraguas, aunque nos parece que no son un paraguas verdaderamente transformador.
La idea de un crecimiento económico indefinido, que, por cierto es lo primero en el pacto PSOE-Podemos, va en contra de los otros objetivos de desarrollo sostenible propuestos por Naciones Unidas”
P. No hay crecimiento indefinido, dice..
R. La idea de un crecimiento económico indefinido, que, por cierto es lo primero en el pacto PSOE-Podemos, va en contra de los otros objetivos de desarrollo sostenible propuestos por Naciones Unidas. Y en este sentido el desarrollo sostenible ha puesto un velo a una realidad: no es posible ni tampoco deseable un crecimiento económico indefinido. Lo que importa para el bien estar de las personas es la justicia social y ambiental.
P. ¿Cómo ve el movimiento ecologista actual?
R. Yo percibo un ambientalismo muy enfocado en el cambio climático y que se olvida de otros asuntos. Tenemos que poner en el centro de sistema educativo la defensa del medio ambiente; algo que no vemos ni en las escuelas ni en la universidad. Por ejemplo, los alumnos de la facultad de económicas no estudian nada de medio ambiente. ¿Es eso normal?
Tenemos que poner en el centro de sistema educativo la defensa del medio ambiente”
P. ¿La socialdemocracia ha incorporado mejor el desarrollo sostenible que los liberales?
R. La socialdemocracia ha intentado poner sobre la mesa pequeñas mejoras; nada que objetar. Pero en términos absolutos, si queremos ser verdaderamente ecológicos y tener una economía que no comprometa a otras poblaciones en el mundo ahora y en el futuro, y que a la vez, sea generalizable un reparto de la riqueza, eso es difícil. Los planes del 100%% renovable que sostiene Greenpeace no están claros. Hay grandes discusiones sobre si esto se puede conseguir. Si aceptamos una reducción de la demanda en general no solo de energía sino también de materiales, y si en los países ricos bajamos nuestro nivel de vida material, va a ser más fácil la transición hacia un escenario sostenible; y eso hará que también sea más fácil que adquieran nuestro nivel de riqueza otras personas del mundo que están en condiciones de pobreza y de desigualdad.
Si aceptamos una reducción de la demanda de energía y de materiales, y si los países ricos bajan nuestro nivel de vida material, va a ser más fácil la transición hacia un escenario sostenible”
P. Y finalmente, tenemos el New Green Deal...
R. Estoy a favor pero tiene ser no para que crezca la economía, sino para lograr una sostenibilidad. Pero sospecho que lo que tienen en la cabeza la UE o el nuevo gobierno es ir hacia una electrificación 100% y que esa electrificación dependa completamente de las energías renovables: pero eso tiene un problema. Mis colegas Aljoša Slameršak y Giorgos Kallis estudian cuánta energía necesitamos para la transición ecológica y nos ofrecen otro escenario. Es decir, sostienen, que sin una reducción de la demanda de energía, va a ser difícil conseguir los objetivos. Aún así, admite que el proceso en España puede ser positivo, pues va a comportar el cierre de las nucleares y de las centrales de carbón. Es un inicio, pero hay que ir más allá. Nuestro libro presenta una miríada de movilizaciones y prácticas emergentes de muchas regiones del mundo. El pluriverso ya respira…