Dieta ‘flexiteriana’ o cómo alimentar a 10.000 millones de personas sin destrozar la Tierra
Propuesta para el año 2050
Un estudio publicado en ‘Nature’ propone un cambio de tendencia en alimentación, con un menor consumo de carne, menos desperdicios y una agricultura sostenible
Qué es eso de la dieta flexitariana y cuáles son sus beneficios
El planeta Tierra tendrá en 2050 entre 9.700 y 10.000 millones de habitantes (la población actual es 7.656 millones) . Garantizar la alimentación de la población es un reto social, político y económico de grandes proporciones, sobretodo si se pretende evitar que la producción de esos alimentos provoque daños irreparables en el medio ambiente.
La solución no es fácil pero un equipo internacional de expertos presenta esta semana en la prestigiosa revista Nature una receta que podría hacerlo posible. Los tres pilares de esta propuesta son comer menos productos derivados de animales (carne, principalmente), reducir el desperdicio mundial de alimentos y conseguir una producción agrícola más ambientalmente sostenible. Una combinación que los autores denominan, dieta ‘flexitariana’
“Ninguna solución individual es suficiente para evitar sobrepasar los límites del planeta”, explica Marco Springmann, investigador del Programa sobre el Futuro de la Alimentación de la Universidad de Oxford y autor principal del estudio. “Pero cuando las soluciones se ponen en práctica de forma conjunta, como propone nuestra investigación, se puede pensar en alimentar a la creciente población mundial de manera sostenible”.
El estudio destaca que para alimentar a 10.000 millones de personas que habrá en el planeta en la década de 2050, es necesario “un cambio de tendencia” a escala global, con una modificación drástica en tendencias como el actual consumo masivo de carne.
Entre los autores del estudio se encuentran expertos del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Luis Lassaletta, investigador del CEIGRAM y coautor del trabajo, destaca que el cambio de tendencia que se propone “permitirá reducir el riesgo de cruzar los límites medioambientales en relación al cambio climático, la expansión desmesurada de las tierras de cultivo, la utilización de los recursos acuáticos y la contaminación de los ecosistemas causada por el empleo excesivo de fertilizantes”.
Los autores advierten de que, al ritmo actual de crecimiento, “el impacto del sistema alimentario sobre el medio ambiente se puede incrementar entre un 50% y un 90% como resultado de un aumento de la población y de las dietas ricas en grasas, azúcares y carne. En ese caso, los límites planetarios a la producción de comida se verán superados, en algunos casos, en más del doble de su capacidad”, avisa el investigador.
El trabajo cuantifica cómo la producción alimentaria y el consumo afectan a los límites que aseguran la sostenibilidad del planeta. Combinando detallados cálculos medioambientales con un modelo de alimentación global que incluye datos de producción y consumo de comida en todo del mundo, los científicos analizaron las opciones que podrían mantener la producción alimentaria dentro de los límites de la sostenibilidad.
Una ración semanal de carne roja
El trabajo advierte que el cambio climático no se podrá mitigar si no se acompaña de cambios en la dieta y una alimentación más diversa. Así, aconsejan seguir una dieta “flexitariana”, que recomienda una ración semanal de carne roja como máximo, media ración diaria de carne “blanca”, una de productos lácteos y un mayor consumo de legumbres, frutos secos y otros vegetales.
La investigación también aconseja reducir a la mitad los desperdicios de alimentos para ayudar a mantener el sistema alimentario dentro de los límites de sostenibilidad del plantea.
Los autores también recomiendan llevar a cabo varias mejoras en el sector productivo para mejorar el uso de los nutrientes y del agua y adaptarlas a la realidad de cada región. ”De este modo, se limitará la presión sobre las tierras de cultivo, la extracción de agua y el uso de fertilizantes”, añade el investigador de la UPM.
Aunque algunas de estas propuestas ya se están llevando a cabo en algunos hogares, “para que tengan éxito y sus efectos se noten globalmente, es necesario que llevar a cabo una acción conjunta en todo el planeta”, explica Springmann.
En ese sentido, los autores avisan de que mejorar las tecnologías y la gestión de las explotaciones agrícolas y ganaderas requerirá un aumento de la inversión y una regulación más adecuada “que permita la toma de medidas en materia de gasto de agua, y reducción del uso de fertilizantes”, añade Line Gordon, director ejecutivo del Stockholm Resilience Centre y coautor de este trabajo. JEC - Efe - Ep
.