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Refractario a la normalidad

Prince

Fallece Prince a los 57 años ensalzado como gran renovador de la música popular

Fotografía de archivo del pasado 9 de agosto de 2011 que muestra al artista estadounidense Prince durante un concierto en el Festival de Sziget en Budapest, Hungría.

EFE

Mucha gente supo de su existencia con la banda sonora de Purple rain o, al bailar el Kiss de Tom Jones con The Art of Noise, enterarse de quien era realmente el compositor de esa pequeña gloria. Pese a ese reconocimiento tardío o inducido, más valía más tarde que nunca. Cualquier razón era, es, buena para dirigir el foco de atención a la figura y a la obra de Prince, para la legislación terrenal Prince Rogers Nelson.

Su gran problema y su gran virtud residieron en que era lo que un cursi llamaría verso libre, es decir, alguien que a pesar de tener todo para devenir estrella planetaria a finales del siglo XX, con todo lo que eso implicaba y suponía, prefirió guiarse por un modo de empleo tan personal como imprevisible. La bibliografía y la numerosa literatura por él generada lo muestran con una dimensión artística, que por una u otra razón, se circunscribió a lo musical. y algo a lo visual.

Brillante renovador

En ese ámbito sonoro, los manuales ya explican bien su trascendencia: además que ser un renovador de algunos de los ritmos de las músicas negras, lo subyugante fue su enorme poder de atraer, digerir y generar maravillas musicales transformadas a partir de un sinfín de influencias sonoras y culturales. Desde el funk y el r&b más canónicos, con James Brown o Curtis Mayfield como posibles referencias, a una desarmante habilidad para armar melodías de belleza beatleniana pasando por un virtuosismo entregado con la guitarra eléctrica deudora, entre otros, de Jimi Hendrix. Y como tercera gran característica de una personalidad radicalmente inaprensible, mencionar su constante vocación de ir siempre más adelante, de no quedarse apalancado en las zonas de confort que, a lo largo de su carrera, pudo haber disfrutado sin mayores quebraderos.

Generación de los 80

Prince era producto de una generación musical muy fructífera como fue la de los años ochenta, por lo que, aunque hubo intentos durante una época, las comparaciones con Michael Jackson fueran tan inevitables como fuera de lugar. Jackson venía de épocas pasadas, de la época aún gloriosa de la Motown y de Atlantic, mientras que Prince emergió en una escena convulsa donde el mercado estaba dominado por unas cuantas “majors”, y donde la casi exigencia de convertirse en un icono parecía casi obligada para ser alguien. Se convirtió en uno, por supuesto, pero caracterizado siempre por su personalísimo gusto propio y sus a veces inesperadas y sorprendentes decisiones extramusicales, a modo de visible protesta, como cambiarse en varias ocasiones de apelativo artístico.

Rupturista y polémico

Su afán rupturista era indudable, y siempre estaba sólidamente fundamentado en pilares musicales: pop, rock, dance music, r&n, soul fueron algunas de las etiquetas que pasaron por el manto del sin duda genial músico. “Little Red Corvette ”, “ Let’s Go Crazy ”, “ When Doves Cry ” o “ Purple rain ” son simples e inapelables ejemplos, los más transversales, de su capacidad creativa. Quizás, sin embargo, en las piezas de melodías menos básicas o en sus dos últimos discos “ Hit n Run Phase One ” y “ Hit n Run Phase Two ” –acogidos con una tibieza crítica a veces desconcertante cuando no demoledora- era donde emergía su desbordante capacidad para crear universos paralelos a la mediocre cotidianidad.