Solo hace falta ver la enorme caravana de vehículos que precede y sigue a cualquier desplazamiento presidencial para entender que todos los gobernantes, incluso los más irreprochablemente democráticos, hacen de sus coches de representación un escaparate de su posición de poder.
En el caso de los grandes dictadores de la historia el fenómeno se multiplica exponencialmente por el culto a la personalidad que acompaña a sus figuras.
Hagamos un breve repaso, por tanto, a los automóviles que acompañaron a estos líderes de triste memoria para comprobar que, efectivamente, su coche oficial era tan superlativo como su ego.
Adolf Hitler
Mercedes-Benz 770K
El líder del Reich era un apasionado de los coches y especialmente de Mercedes-Benz a pesar de que, paradójicamente, no tenía carnet y jamás pudo ocupar el puesto tras el volante de ninguno de sus automóviles. Quienes le conocieron aseguran que -curiosamente- durante los viajes era un buen compañero de ruta y que trataba muy bien a su chófer personal Erich Kempka, con el que acabó desarrollando una relación tan estrecha que fue a él a quien Hitler pidió que quemara su cadáver tras su suicidio en el Bunker de la Cancillería en Berlín.
El líder nacional-socialista se mostraba en público casi siempre con el espectacular Mercedes-Benz 770K Grosser Offener Tourenwagen, con matrícula 1A 148461. Montaba un bloque 7.7 de ocho cilindros en línea de 150 CV. Solamente, se fabricaron 88 unidades, todas destinadas a representación de altos cargos del Reich y mandatarios amigos, aunque el de Hitler -obviamente- estaba personalizado a su gusto. Se le habilitó una plataforma de 13 centímetros para que pudiera subirse a ella cuando saludaba a las masas y se colocó en el parabrisas abatible un asidero para evitar que se cayera en algún giro o bache. El coche estaba totalmente blindado, aunque Hitler se negó a que no fuera descapotable, por lo que el blindaje solo servía para añadirle peso extra que lo llevaban hasta los 5.420 kilos totales y aumentaban el consumo hasta la friolera de casi 50 litros a los 100.
Benito Mussolini
Lancia Astura “Presidenziale”
La pasión que su amigo alemán sentía por Mercedes-Benz era similar a la que el Duce tenía por Alfa Romeo. Como Jefe del Estado Mussolini tenía asignado un FIAT 2800 pero el Duce detestaba ese coche porque, en primer lugar, lo encontraba pequeño como coche presidencial y sobre todo porqueel Rey Víctor Manual -al que Mussolini detestaba aún más que al coche- tenía otro igual. Al final dos modelos acabaron asignados al servicio del líder fascista italiano: un Alfa Romeo 6C 2300 B Lungo Torpedo B -su preferido y del que hablaremos en otra ocasión- y un Lancia Astura azul, diseñado por Sergio Pininfarina en exclusiva para el “Duce". Llevaba un motor V8 de 3 litros de cilindrada que entregaba 82 caballos a 4.000 revoluciones. Su matrícula era 74686 MI, el interior estaba revestido también de cuero azul e incorporaba detalles sorprendentes para la época como luz interior direccionable, asiento trasero reclinable o neumáticos de baja presión para cuando se tuviera que circular sobre pavimentos blandos. El coche, por cierto, forma parte de la colección privada de Bernie Ecclestone.
Fidel Castro
ZIL 115
El jefe de la Revolución Cubana comenzó su andadura como Primer Ministro con un viejo Oldsmobile que rápidamente cambió a un Alfa Romeo y después a un ZIL soviético -antes ZIS- en cuanto su política se alineó definitivamente con el bloque comunista. Hasta 1958 Fidel estuvo usando el Mercedes-Benz “Adenauer” que había encargado Fulgencio Batista y quedó prendado de las prestaciones y comodidad de ese coche. En 1965 encargó un Mercedes 560 SEL para desplazamientos particulares, pero para los actos de Estado empleaba el enorme ZIL 115 regalos del Kremlin. Cuando el coche dejó de ser fabricado en 1988 y ya no pudo recibir asistencia técnica de la Unión Soviética se cambió al Mercedes pero el ZIL 115 fue para la historia el gran coche de representación del régimen. Castro tenía a su disposición tres de estos autos ZIL115 completamente blindados. Eran una bestia de seis metros de largo y dos de ancho, motor V-8 de 7.6 litros, con un peso de 3.6 toneladas y podía acelerar de cero a 60 kilómetros en 13 segundos.
Francisco Franco
Rolls Royce Phantom IV
El “Caudillo” a pesar de ser, según quienes le trataron, un hombre bastante austero en su vida privada contaba en el garaje del Pardo con lo bueno y lo mejor de los grandes fabricantes y eso que, como Hitler, tampoco tuvo nunca carnet de conducir.
Franco empleó a lo largo de sus casi 40 en el poder muchos modelos asignados a la Jefatura del Estado desde Cadillac Fleetwood a Chrysler Imperial pasando por un superexclusivo Mercedes G4 -que le regaló Hitler y del que solo hay tres unidades- que a él no le gustaba demasiado porque era un vehículo muy alto y además recordaba demasiado sus antiguas simpatías por el Eje.
De todos ellos, sin duda, su favorito fue siempre el Rolls Royce Phantom IV. Solo se fabricaron 18 unidades entre 1959 y 1956 y fueron vendidas únicamente a miembros de la realeza y jefes de Estado. España adquirió tres unidades, que se conservan en el parque móvil de la Casa Real y son las mismas que ahora emplea el Rey Felipe VI en sus desplazamientos oficiales. Los tres coches, curiosamente, son propiedad del Ejército de Tierra y de hecho -aunque no suelen lucirla en eventos de Estado- tienen matrícula militar: ET-42926-O, ET-42927-O y ET-42928-O. Equipan todos el mismo motor de 8 cilindros en línea de 5675 cc de algo más de 170 CV. Y, según los especialistas, es el tercer coche de representación más caro del mundo -su valor aproximado es de 750.000 dólares-, por detrás de la “Bestia” del Presidente de los Estados Unidos (1.500.000) y el del líder chino Xi Jinping, (800.000)
Josif Stalin
SIZ 115
Tampoco los referentes de la izquierda han sido inmunes a otorgarse buenos coches de representación y la verdad es que al temido líder de la URSS le gustaron mucho los coches toda su vida e incluso tuvo un Packard Twin Six durante los años de la Revolución de Octubre. Convertido ya en el todopoderoso habitante del Kremlin lógicamente debía dejar de lado las marcas occidentales y llenar el garaje oficial con modelos soviéticos... pero ninguno le parecía lo suficientemente bueno así que encargó a la SIZ que tomando de base un Packard Custom Super Eight construyera el que debía ser el coche oficial de Stalin. Entregado en 1949 el 115 era un verdadero carro de combate en cuanto a blindaje, capaz de soportar el impacto de cualquier tipo de proyectil de la época. Su motor de ocho cilindros y seis litros de cubicaje generaba una potencia de 162 CV y alcanzaba una velocidad máxima de 121 km/h para un peso de cinco toneladas.
Stalin, casi un paranoico en lo tocante a su seguridad personal, nunca viajaba dos días seguidos en el mismo coche, por lo que se tuvo que construir varias unidades del mismo tipo. Solo se produjeron 65 ejemplares destinados a los miembros del Politburó y altos cargos del Kremlin.
Kim Jong Un
Aurus Senat
El líder norcoreano acude a los lanzamientos de misiles, las inauguraciones y las conferencias internacionales a bordo de una limusina Aurus Senat, de fabricación rusa, que fue regalo de Vladimir Putin -él también la emplea como coche presidencial-. Sus diseñadores dicen, literalmente, que “solo podrás sentirte más seguro en un vehículo militar blindado, ya que ese coche ofrece una protección balística de nivel VR8/VR10”.
El Aurus está equipado con llantas antibalas, depósito de combustible a prueba de explosiones, sistema de extinción de incendios y filtración de aire y total comunicación con el exterior. Su motor es un bloque de gasolina V8 biturbo de 4,4 litros, que entrega una potencia máxima de 598 CV.
Mao Tse Tung
"HongQi CA770"
Aunque Mao fue uno de los pocos gobernantes que recibió como regalo de Stalin uno de los exclusivos SIZ soviéticos, el coche de representación del líder chino fue tradicionalmente el “HongQi CA770” -Bandera Roja- desde 1968 hasta 1980, cuando su sucesor Den Xiaoping suspendió su producción. El HongQi de Mao era esencialmente una réplica de un Chrysler Imperial. Montaba un V8 que entregaba 215 CV.
Pol Pot
Mercedes Benz 600 Pullman
Ser uno de los genocidas más sanguinarios de la historia y un demente obsesionado con crear una nueva sociedad agrícola igualitaria en la que llevar gafas te condenaba a muerte no impidió a Pol Pot darse el gustazo de disfrutar del lujo de un buen coche capitalista. Si lo comparamos con otros personajes de similar calaña, puede que la limusina Mercedes Benz 600 de 1973 que empleaba como coche oficial el líder camboyano de los siniestros Jemeres Rojos parezca modesta, pero teniendo en cuenta que había llevado a los habitantes de su país a vivir prácticamente como en la Edad Media el contraste se hace más brutal.
El Mercedes-Benz 600 Pullman era un coche extraordinario y de hecho fue la limusina preferida por muchos jefes de Estado durante dos décadas. Solo se fabricaron 428 y una de sus características principales es que usaba fluido hidráulico para todo su funcionamiento interno, evitando la electricidad. Su motor era un V8 de 6.23 litros y 250 CV y aunque su peso superaba las 2,5 toneladas era capaz de alcanzar los 200 km/h de punta y acelerar de 0 a 100 km/h en 9,7 segundos, cifras más que destacables para los años sesenta
Teodoro Obiang
Rolls-Royce Phantom 8
Que Guinea Ecuatorial sea un país en el que cerca del 76% de sus 1,2 millones de habitantes viven en la más absoluta pobreza, que ocupe el lugar 135 de 188 países en el Índice de Desarrollo Humano, que más del 40% de los niños en edad escolar no vayan a la escuela, la mitad de la población carezca de acceso a agua potable y un cuarto de la población infantil sufra desnutrición y no reciba vacunas no parece ser un inconveniente para que el hijo del sátrapa de la antigua provincia española y a la sazón vicepresidente del país africano se mueva por él en un impresionante Rolls-Royce Phantom 8.
Thomas Sankara
Renault 5 GTL
Los africanos denominan “Wabenzi” -gente de Benz- a los dirigentes corruptos que lo primero que hacen cuando tocan poder es encargar un enorme Mercedes. Uno de los casos más extraños en esto de los coches de representación fue el protagonizado por Thomas Sankara. Sankara, también conocido como el “Ché Guevara” africano, tomó el poder en 1983 en Burkina Faso tras el enésimo golpe de estado en el inestable país africano. La intención de Sankara era imitar en Burkina Faso el modelo de la Cuba de Castro y para demostrar que la cosa iba en serio y que él no era un “Wabenzi” se deshizo de todos los Mercedes Benz que sus predecesores en el cargo habían acumulado y convirtió a su modesto y abollado Renault 5 verde en el coche presidencial. El 15 de octubre de 1987 Sankara fue derrocado y más tarde asesinado en un golpe de Estado dirigido por Blaise Compaoré y apoyado desde Francia por el ejecutivo de François Mitterrand.