Tipos de cadenas de nieve: ¿cuál conviene más en cada caso?
Temporada de invierno
Hay cuatro variantes que sobresalen por encima de las demás, sus principales diferencias se deben al nivel de agarre a la calzada y a la facilidad de montaje
Cuándo son obligatorias las cadenas para nieve y cuál es la multa por no llevarlas
Cuando comienzan las primeras nevadas ya se sabe que ha llegado el momento de quitarle el polvo a las cadenas de nieve del coche para tenerlas a mano. Durante los siguientes meses, serán un complemento necesario durante la conducción por vías nevadas y heladas. Se trata de una pieza fundamental para garantizar una circulación mucho más segura cuando las condiciones de la calzada resultan desfavorables. Y, por si esto no es razón suficiente para usarlas, la DGT las considera obligatorias en ciertas circunstancias.
En el caso de que no se disponga de unas, habrá que acudir a una tienda especializada para hacerse con ellas. Siempre y cuando no se haya preferido optar por la alternativa de los neumáticos de invierno. Pero en ese comercio probablemente no tendrán un único tipo, ya que existen diversas clases de cadenas de nieve. Cada una con sus ventajas y sus contras. ¿Cuál elegir?
Las diferentes clases de cadenas de nieve
A la hora de distinguir entre las diferentes variedades de cadenas de nieve destacan cuatro: las cadenas metálicas, las cadenas textiles, las cadenas compuestas y las cadenas semiautomáticas. Todas ellas presentan unas características particulares que pueden adaptarse a diferentes necesidades.
Las más comunes son las cadenas metálicas, es decir, aquellas que están elaboradas por medio de eslabones de acero que se entrelazan. Dentro de esta categoría, a su vez, es posible encontrar dos opciones: las de rombos o las transversales, la diferencia entre ellas es que las primeras ofrecen un mayor agarre. Las cadenas metálicas quedan sujetas a la banda de rodadura de los neumáticos gracias a la acción de los tensores. Resultan especialmente resistentes y más asequibles que otras, pero su principal punto negativo es el montaje, engorroso y complicado.
Por su parte, las cadenas textiles les toman la delantera por lo fáciles que son de instalar y por proporcionar una conducción más cómoda, sin vibraciones ni otro tipo de trasiego como sí se da en el caso de las cadenas metálicas. No obstante, son más caras y se adhieren menos a la calzada.
Otra variante son las cadenas compuestas, también conocidas como de red, que guardan similitudes con las de tela. Consisten en un conjunto de cables entrelazados y con un revestimiento que consigue el agarre al pavimento helado. También facilitan una conducción suave y estable, además de ser resistentes y de montaje muy sencillo. El inconveniente es su precio.
La cuarta opción son las cadenas semiautomáticas, o de araña. Destacan por encima de las demás gracias a sus resistencia, gran seguridad y fiabilidad y rápida instalación, apenas unos segundos. Se basan en un dispositivo formado por una pieza fija y otra desmontable que, como contra, ocupan bastante espacio en el maletero. Pero su principal punto conflictivo para adquirirlas o no es su elevado coste.