Cuánto contamina un coche eléctrico respecto a uno de gasolina o diésel
Si bien no expulsa emisiones mientras circula, sí que arroja partículas nocivas en su ciclo completo de vida
A pesar de que a menudo nos referimos a los vehículos eléctricos como ejemplares de cero emisiones -de hecho, éste es el distintivo ambiental que les otorga la propia Dirección General de Tráfico en nuestro país-, no es cierto que así sea. Si bien es verdad que, a diferencia de los automóviles de combustión, cuando circulan no expulsan partículas nocivas, sí que generan contaminación en su proceso de fabricación o en la producción de la electricidad que los mueve. De todos modos, sus cifras globales son muy inferiores a las que arrojan los coches alimentados con carburantes.
Según un estudio elaborado por la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E, por sus siglas en inglés), desde su fabricación, un vehículo eléctrico emite de media en Europa casi tres veces menos dióxido de carbono (CO2) del que expulsa a la atmósfera un automóvil equivalente de gasolina o de diésel.
El análisis ha tenido en consideración distintas variables, como la cantidad de CO2 que se emite cuando se produce la electricidad que propulsará el automóvil o cuando se quema el combustible, así como el impacto de la extracción de recursos para las baterías o de la construcción de una planta de energía.
“Los coches eléctricos mejoran a los diésel y de gasolina en todos los escenarios europeos, incluso en países con redes eléctricas de alto consumo de carbón como Polonia, donde emiten aproximadamente un 30% menos que los de motores convencionales”, señala el informe.
En la mejor de las situaciones, un vehículo eléctrico con una batería producida en Suecia y utilizado también en este país puede emitir un 80% menos de CO2 que uno de diésel y un 81% menos que uno de gasolina en toda su vida útil, desde la extracción de las materias primas para su producción. Si ponemos el foco en España, el análisis indica que actualmente un coche eléctrico emite a la atmósfera un 67% menos de dióxido de carbono que un modelo comparable de combustibles fósiles.
Asimismo, la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente ha destacado que de cara a 2030 los automóviles eléctricos expulsarán cuatro veces menos que los modelos de gasolina o diésel debido a que la red eléctrica de la Unión Europea (UE) dependerá cada vez más de las energías renovables. “El potencial de los automóviles eléctricos para reducir las emisiones de CO2 es claro como el cristal y la UE debería acelerar la transición a la movilidad ‘cero emisiones’ y eliminar gradualmente los automóviles de diésel y de gasolina para 2035 a más tardar”, ha reivindicado T&E.
Tal como señala Andreas Unterstaller, el experto en transporte y medio ambiente de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), si tenemos en cuenta que ningún vehículo será 100 % limpio, los eléctricos son la mejor opción para el medio ambiente. Eso sin contar que, en términos de emisiones, lo óptimo sería realizar desplazamientos en transporte público, bicicleta o andando.
El citado especialista destaca las virtudes de los coches eléctricos respecto a los de combustión: sus motores son más eficientes, malgastan menos energía (sobre todo en conducción urbana), no expulsan contaminantes por el tubo de escape (de hecho, carecen de este componente), emiten menos partículas procedentes de los frenos y el desgaste de los neumáticos y producen escasa rumorosidad.
Si tenemos en cuenta que ningún vehículo será 100 % limpio, los eléctricos son la mejor opción para el medio ambiente
A nivel de contaminación, también es importante asegurar el óptimo reciclaje de las baterías cuando llegue el momento de su desguace. Desde Hyundai explican que “las celdas pueden emplearse para almacenar energía solar y eólica o pueden descomponerse para reutilizar sus elementos más valiosos”.
Un buen ejemplo de que las baterías pueden disfrutar de una segunda vida más allá de su función en un coche eléctrico lo encontramos en el estadio Johan Cruyff Arena de Ámsterdam , cuyas instalaciones funcionan gracias a la energía almacenada en casi 150 baterías de modelos Nissan Leaf ya en desuso.