Click. Este es el sonido que deben oír todos los ocupantes del vehículo antes de iniciar la marcha. Corresponde al momento en que la hebilla del cinturón de seguridad se abrocha al enganche ubicado en la base del asiento. Este simple gesto, salva vidas en caso de sufrir un siniestro en la carretera porque retiene el cuerpo del ocupante evitando que salga despedido.
A pesar de que la Dirección General de Tráfico (DGT) ha realizado numerosas campañas de sensibilización sobre la importancia de utilizar este dispositivo de seguridad pasiva, aún hay personas que prescinden de él en sus trayectos. Y este fue el caso 28 fallecidos en accidente este verano que viajaban por España a bordo de un turismo o furgoneta.
La cifra representa el 27% de las víctimas mortales registradas a 24 horas durante los pasados julio y agosto en las vías interurbanas españolas. Se trata del porcentaje más alto en la última década (en 2019 fue del 20%). Si tenemos en cuenta que el cinturón reduce a la mitad el riesgo de perder la vida, podemos afirmar que al menos una parte de los fallecidos en la carretera por no llevarlo se hubieran salvado.
La ley obliga a llevar el cinturón de seguridad abrochado en todas las plazas, también traseras
Asimismo, la utilización de este elemento también ayuda a reducir las lesiones sufridas por los ocupantes de un vehículo cuando se produce un siniestro. Tal es la importancia de este sistema de retención que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo cita como uno de los puntos clave para rebajar tanto el número de víctimas mortales como las gravedad de los traumatismos por accidente de tráfico.
En España, el uso del cinturón es obligatorio para todos los ocupantes del vehículo (también los de atrás). La multa por no llevarlo alcanza los 200 euros, a los que se añade la detracción de 3 puntos del carnet cuando el conductor es quien prescinde de él. Pero, más allá del coste que supone para el bolsillo la infracción, hay que fijarse en las consecuencias que tiene para la integridad física de las personas.
En el caso del automovilista y el copiloto, pueden salir despedidos fuera del vehículo a través del parabrisas; mientras que los pasajeros de la baqueta trasera sin cinturón se convierten en proyectiles que multiplican por ocho el riesgo de fallecimiento de los viajeros delanteros (esto se conoce como “efecto elefante”).
Imagen captada por una cámara de la DGT que controla el uso del cinturón de seguridad
Para usar el cinturón correctamente hay que evitar holguras y comprobar que esté bien ceñido al cuerpo. Nunca se deben colocar pinzas para que no apriete ni vestir abrigos o prendas grandes que puedan disminuir su efectividad. Tampoco conviene estar sentado sobre toallas y cojines, ya que la capacidad de retención no será la misma y el cuerpo se puede deslizar por debajo de la banda abdominal en caso de colisión (es lo que se llama “efecto submarino”).
Es importante que la parte superior de la cinta diagonal del cinturón se sitúe entre el cuello y el hombro pasando por el centro del pecho; por su parte, la banda horizontal se debe apoyar sobre las caderas, siempre por debajo del abdomen.
Por corto que sea el trayecto, siempre hay que utilizar este dispositivo de seguridad. Tampoco importa si el recorrido es urbano o de larga distancia por otro tipo de vías. En todos los casos debe abrocharse para que no haya muertes totalmente evitables. Según las cifras provisionales de la DGT, en julio y agosto fallecieron 202 personas en las carreteras españolas, es decir, un 6% menos que en el mismo periodo de 2019.
El cinturón de seguridad ha de pasar a la altura de la clavícula y el hombro
Aunque se trata del mejor dato veraniego desde que hay registros, es un balance negativo si tenemos en cuenta que la mortalidad no se ha reducido en la misma proporción que el número de desplazamientos. Y es que la pandemia del coronavirus comportado una disminución del 9% de los viajes por carretera (se han producido 8,4 millones de desplazamientos menos que al pasado año).
La salida de vía sigue siendo el accidente que más víctimas mortales ha generado (47%), con 95 fallecidos, seguida de la colisión frontal (19%) con 38 fallecidos. En cuanto a las edades de las personas que perdieron la vida, los muertos han descendido en todos los grupos, salvo en el de la franja de 15 a 24 años, que ha pasado de 23 a 38 fallecidos.
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