Espectacular accidente múltiple con casi 70 coches involucrados en EE.UU.
La niebla y el hielo son las causas más probables de este choque en cadena
Conducir con hielo en la carretera es peligroso. Y hacerlo cuando la visibilidad es escasa debido a la niebla, aún más. Estas dos circunstancias parecen estar detrás del espectacular accidente múltiple que tuvo lugar ayer, a primera hora de la mañana, en la autopista interestatal 64 del estado de Virginia (Estados Unidos).
Casi setenta vehículos se han visto involucrados en el siniestro, en el que medio centenar de personas resultaron heridas de diversa consideración. Unas 35 fueron trasladadas a centros hospitalarios para su atención. Aunque la mayoría fueron tratadas por lesiones leves, 11 de ellas tuvieron un pronóstico grave. Afortunadamente, no se lamentaron víctimas mortales. Así lo indicó la policía en sus redes sociales.
Las autoridades y servicios de emergencia necesitaron varias horas evacuar a los heridos y retirar todos los vehículos del asfalto. Algunos habían quedado literalmente apilados. Durante todo este tiempo la vía estuvo cortada al tráfico, lo que obligó al resto de usuarios de tomar caminos alternativos para llegar a su destino.
Este siniestro pone en evidencia la importancia de extremar la precaución al volante cuando las condiciones climatológicas son adversas. Tanto con hielo como con niebla es imprescindible reducir la marcha e incrementar la distancia de seguridad respecto al vehículo precedente, ya que esto permitirá disponer de más margen de maniobra en el caso de tener que realizar una frenada de emergencia. De este modo, reduciremos el riesgo de colisionar con el coche de delante.
En los casos en los que la visibilidad es tan poca que limita la circulación, lo mejor es estacionar el coche en un área de descanso o en un lugar totalmente seguro (nada de hacerlo en el arcén) y esperar a que escampe la niebla. Tal como aconseja la DGT, para conducir en situaciones de visibilidad desfavorables se pueden utilizar como ‘guía’ las marcas longitudinales y laterales de la carretera.
Con niebla no solo es importante ver sino también ser visto. Por ello, hay que encender los faros antiniebla, que deben desconectarse cuando ésta reduce su intensidad o desaparece (el haz que emiten es muy molesto para los demás conductores). Nunca hay que utilizar las luces largas, puesto que estas “rebotan” en las gotas de agua que forma la niebla y producen un efecto espejo.
Cuando este fenómeno meteorológico se produce en invierno da como resultado un riesgo añadido. Y es que la humedad cubre también la calzada y, con las bajas temperaturas, genera una peligrosa capa de hielo que convierte el asfalto en una pista de patinaje para los vehículos. Esta superficie resbaladiza reduce el agarre de los neumáticos e incrementa el riesgo de pérdida de control al volante.
Tanto con hielo como con niebla es imprescindible reducir la marcha e incrementar la distancia de seguridad respecto al vehículo precedente
Para evitar accidentes, es de vital importancia conducir con suavidad y prudencia. Hay que reducir la velocidad, circular con la marcha más larga posible y evitar cualquier acción brusca (acelerones y frenazos). Como hemos comentado anteriormente resulta necesario aumentar la distancia de seguridad. Según el RACE, “la distancia total de detención (reacción + frenada) es de 57 metros cuando se conduce en condiciones soleadas y a 90 km/h, una cifra que sube hasta los 89 metros cuando la calzada está mojada pero que se puede llegar a multiplicar por 10 si hay placas de hielo.”
De igual modo que no hay que acelerar a fondo, tampoco se debe pisar fuerte el pedal del freno. Para reducir el ritmo, sencillamente hay que levantar el pie del acelerador. Si esto no es suficiente, se debe recurrir al freno motor reduciendo marchas y, en caso necesario, pisar el freno de manera progresiva.