Todas las marcas están avanzando hacia la electromovilidad
Actualmente, la industria del motor se encuentra ante uno de los puntos de inflexión más apasionantes de la historia. El proceso de electrificación que están protagonizando los fabricantes de automóviles, un vector especialmente importante en el restrictivo marco normativo vigente en Europa, dirige al sector hacia un nuevo paradigma energético a ritmo acelerado.
Pero incluso en el panorama de la movilidad de vocación prioritariamente sostenible que se avecina, parece difícil que el apasionante universo de los coches esté dispuesto a renunciar a su capacidad de generar vínculos emocionales con los conductores.
Bienvenidas sean las fórmulas racionales de movilidad, aunque esperamos que no incompatibles con la pasión de conducir
Aquellos aficionados a las cuatro ruedas que dispongan de una mínima capacidad de observación serán conscientes, sin duda alguna, de la tremenda transformación que va a experimentar el sector del automóvil durante los próximos años.
Las nuevas fórmulas que van surgiendo para ponerse al volante sin la necesidad de comprar un coche responden a la demanda social contemporánea. Ante tal realidad, queda claro que muchos modelos del porvenir deberían enfocar su genética del modo más adecuado para ejercer como prácticas soluciones de movilidad.
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Pero si tenemos en cuenta que el automóvil ha sido hasta ahora un elemento estrechamente vinculado a las emociones, parece lógico también que buena parte de sus componentes sigan siendo capaces de acelerar el corazón de los aficionados a su paso.
Los que hemos disfrutado de los coches hasta ahora pretendemos seguir gozando de ellos en el futuro. Bienvenidas sean las fórmulas racionales de movilidad, aunque esperamos que no sean cada día menos compatibles con la pasión de conducir.