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Así era el coche eléctrico de la empresa de aspiradoras Dyson que pretendía competir con Tesla

El hombre más rico del Reino Unido desiste en su intento de hacer sombra al imperio de Elon Musk

El coche eléctrico de la firma británica de aspiradoras Dyson se ha quedado en un prototipo

Dyson

Si alguna vez juegas al juego de las marcas y te toca decir el nombre de un fabricante de coches con la letra D no digas Dyson. Si tienes cultura automovilística quizá te suene que Sir James Dyson, el hombre más rico del Reino Unido y propietario de una marca de aspiradoras que lleva su nombre, había previsto poner en el mercado este año, o a más tardar en 2021, un coche eléctrico. Pese a haber invertido alrededor de 500 millones de libras (unos 560 millones de euros) en la construcción de un prototipo con una plantilla de más de 500 personas entre diseñadores, técnicos, ingenieros y mecánicos, el magnate británico lanzó la toalla en octubre de 2019 al entender que la operación no era viable desde el punto de vista comercial.

Dyson estaba cargado de razón cuando comprendió que el SUV con el que llevaba dos años trabajando y con el que pretendía hacer sombra al Tesla Model X Performance no iba a encontrar un nicho de mercado suficientemente amplio para obtener beneficios. El principal problema con el que se topó fue el precio: cada vehículo debería haber costado 165.000 euros, muy por encima de lo que vale el coche de la firma propiedad de Elon Musk (unos 130.000 euros completamente equipado).

Sir James Dyson no ha podido hacer realidad el sueño de comercializar el coche eléctrico con el que pretendía hacer sombra a Tesla

Dyson

Unos meses después de la trascendente decisión de Sir James Dyson, la compañía del inventor de las aspiradoras sin bolsas, ha dado a conocer con todo lujo de detalles las características del coche eléctrico que no se va a comercializar por ahora. El hombre que en 2019 relevó al magnate de la industria química Jim Ratcliffe en el ranking de las personas más acaudaladas del Reino Unido con una fortuna estimada de 16.200 millones de libras (unos 18.000 millones de euros) se tendrá que conformar con el prototipo en lugar de ver como sus coches salen de una cadena de montaje de Singapur como estaba previsto.

El apunte

El proyecto del rey de las aspiradoras era inviable: cada vehículo hubiera tenido un precio de venta de 165.000 euros

“Durante todo el tiempo que ha durado el proceso de desarrollo del vehículo nos hemos esforzado mucho. Pero no hay más. Simplemente ya no podemos verlo ahora como un proyecto comercialmente viable, quizá en un futuro…”, reconoció Dyson cuando anunció que el coche eléctrico que iba a llevar el sello de una de las más reconocidas firmas de aspiradoras del Reino Unido no iba a salir al mercado.

El hecho de que no consiguiera aliados para su aventura automovilística fue lo que llevó al multimillonario británico a cerrar la división automovilística de su empresa. Aparte de dedicarse a la fabricación de aspiradoras, Dyson elabora bombillas, secadores, ventiladores y planchadores de cabello entre otros pequeños electrodomésticos y admite que los esfuerzos destinados a la construcción de su fallido coche eléctrico servirán para que su negocio prospere.

Este es el chasis del coche eléctrico de Dyson sobre el cual se iban a montar las baterías

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De haber persistido en el intento los conductores habrían podido disfrutar (seguramente a partir de 2021) de un coche dotado de las máximas prestaciones técnicas y de confort. El SUV de Dyson iba a estar equipado con dos motores eléctricos gemelos que desarrollan una potencia total de 536 CV y que permiten pasar de 0 a 100 Km/h en menos de 5 segundos para alcanzar una velocidad máxima de 250 Km/h. Pero más allá de la velocidad si algo iba a llamar la atención a sus potenciales clientes hubiera sido su autonomía, de casi 1.000 kilómetros, muy superior a la de su gran rival, el Tesla Model X, al incorporar una batería de iones de litio de 800 Kg y 150 kWh. El peso total del coche hubiera sido de 2.600 Kg, motivo por el cual iba a llevar cuatro ruedas de grandes dimensiones.

Por lo que respecta al interior del vehículo, el diseño del prototipo contemplaba un habitáculo funcional con tres filas de asientos y con todas las comodidades imaginables. A simple vista, destaca un salpicadero muy austero, algo muy alejado de la estética actual. ¿La razón? Dyson considera que las pantallas táctiles distraen al conductor y ponen en peligro la seguridad vial. Por esta misma razón era partidario de integrar todos los controles en el volante, cuya estética se asemejaba más a un controlador de videojuego que a otra cosa. En cuanto a los asientos, iban a estar tapizados de forma radical y proporcionaban un buen apoyo a los ocupantes.

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