A veces se piensa que los perros son intrépidos guardianes que siempre están listos para enfrentarse a cualquier cosa. Pero la realidad es que incluso el más valiente puede perder los papeles cuando se cruza con algo que no entiende. Desde un aspirador en movimiento hasta una bolsa de plástico volando, algunos perros reaccionan de maneras tan inesperadas como divertidas. Y cuando se trata de sustos, Halloween parece el momento perfecto para poner a prueba su temple.
Este fue el caso de un golden retriever llamado Zeppole que se encontró con una de las típicas decoraciones de esta época: un pequeño esqueleto encerrado en una especie de cárcel que, a primera vista, no parecía gran cosa.
Sin embargo, tal y como se puede ver en el vídeo, cuando el perro se acerca para inspeccionarlo, los ojos del muñeco comienzan a brillar y un sonido lo acompaña mientras intenta sacar la cabeza por los barrotes.
Ante la repentina reacción, el golden retriever retrocede de inmediato, sin dejar de mirar fijamente a su enemigo. La celda en la que se encuentra y el movimiento inesperado parece que fueron suficientes para desconcertar al golden, un perro conocido por su carácter curioso y amigable.
El aterrador momento ha generado decenas de comentarios entre los usuarios de esta red social, que empatizan con el peludo tras ver su reacción. “Yo también reaccionaría así”, comenta una. “Pobrecito”, añaden muchos. “Es aterrador”, comentan otros. Y la mayoría coinciden; “Pobre Zeppole”.
Diferencias
¿Sienten miedo los animales como los humanos?
Zeppole, ante el ruido, no quiso saber mucho más del esqueleto y se marchó. Aunque no pasó de una simple anécdota, el vídeo dejó claro que los perros también sienten miedo, aunque de forma distinta que las personas.
Los peludos experimentan miedo como una respuesta instintiva ante situaciones desconocidas o amenazantes. Aunque su percepción no incluye conceptos abstractos como fantasmas o esqueletos, pueden reaccionar a estímulos como luces, sonidos o movimientos repentinos, tal como lo haría un ser humano ante algo que percibe como peligroso.
Sin embargo, lo que diferencia a los animales de las personas es su interpretación del miedo. Mientras que los humanos pueden asociar sensaciones con historias o creencias, los animales se basan exclusivamente en estímulos tangibles. Por eso, un esqueleto con ojos que brillan no es terrorífico para un perro como lo sería para un humano, pero sí le puede causar ese sentimiento por su imprevisibilidad.