España es un país lleno de reclamos turísticos, desde los más conocidos y fotografiados hasta a aquellos más ocultos, ubicados en los lugares más recónditos. En este sentido, los pueblos pequeños suelen ser un atractivo singular, sea por sus edificaciones, monumentos llamativos o situación geográfica. De igual forma, cualquier rincón puede ser propenso a esconder un pequeño aspecto relevante para un visitante.
Este es el caso de la surrealista escultura que se puede encontrar en Aqualand Bahía de Cádiz, un parque acuático situado en El Puerto de Santa María. Se trata del denominado Grifo Mágico: un tubo metálico expulsando agua que, aparentemente, flota en el aire. A pesar de no ser el único que puede encontrarse en la geografía española, sí que es uno de los más conocidos y fotografiados, tanto por andaluces como demás ciudadanos.
El “grifo mágico” situado en El Puerto de Santa María (Cadiz) parece flotar en el cielo sobre un interminable chorro de agua. Obra del escultor francés Philippe Thill #agua #escultura #arte pic.twitter.com/YaUfygZW88
— Teresa Sáiz (@tsaizal) November 19, 2019
El responsable de esta obra es el escultor francés Philippe Gabriel Thill, quien la ideó en 2006. Gran parte de sus creaciones giran alrededor de distintos objetos cotidianos, colocándolos en lugares o posturas imposibles. Tal es el caso de este grifo en el parque acuático gaditano, que suele llevarse el grueso de las fotografías durante la temporada de verano. Un contraste con los elementos históricos más típicos de la zona.
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Sin embargo, como toda escultura de estas características, cuenta con un truco que permite explicar su mágica posición. El chorro de agua que cae del grifo esconde una tubería, blanca o transparente, que cumple un doble propósito: aguantar la estructura, creando la ilusión del objeto flotante; y transportar el agua de la fuente de abajo hacia arriba, permitiendo que se retroalimente. Un ejemplo similar existe en una piscina pública de Torredonjimeno, en Jaén.
Ejemplo de grifo mágico en la piscina municipal de Torredonjimeno, Jaén
Blanco sobre azul
Otro destino turístico destacado es Altea (Alicante), catalogado por National Geographic como el pueblo más bonito de España. La localidad se ha ganado un hueco en la cima gracias a su literal ubicación, situada sobre una colina. Junto a sus casas de piedra blanca que relucen con la luz solar del día, destacan las cúpulas azuladas de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, localizada en el centro histórico de la población.
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“Este legado cultural bebe de su pasado íbero, romano, musulmán y cristiano, visible en sus museos, monumentos y barrios. Los períodos íbero y romano dejaron asentamientos en los alrededores de la localidad, pero fue durante la época musulmana, en la que esta localidad alicantina perteneció a la taifa de Denia, cuando se asentaron las bases de lo que hoy es Altea. Su casco antiguo, conocido como el Fornet, revela esta herencia morisca que la ha acercado al mar y ha llenado sus fachadas de azulejos”, exponen.