París es una de las ciudades favoritas de Isabel Coixet, en la que podría vivir encantada. En 2006 participó en la película Paris Je t'aime con un corto ambientado en el barrio de Bastille. En aquella breve historia de amor reconstruido aparecían escenografías tan reconocibles como la plaza donde en 1789 se hallaba la fortaleza que fue tomada un 14 de julio, el cine Mk2 Bastille o el refinado bistró Le Square Trousseau, abierto desde 1907 con la misma decoración de época y cuyas mesas han acogido a ilustres de la escena francesa como la actriz Mistinguett o el actor Jean Gabin. En ese interior que no puede ser más parisino, el coro de camareros recordaban al personaje masculino del corto: “¡Hay que estar a la altura de las circunstancias!”.
Pues bien, Isabel Coixet ha vuelto a París para rodar una serie entera, en francés, que lleva un título también a la altura de las circunstancias y de su trayectoria: Quelq'un devrait interdire les dimanches après-midi (Alguien debería prohibir los domingos por la tarde). “Es una serie para el canal Arte y es en parte autobiográfica -explica-. Con Tim Robins, Jeanne Balibar y tres jóvenes actores franceses: Liv Henneguier, Clara Bretheau y Theo Christine”. El tedio, ese Ennui de los domingos por la tarde al que tanto temía Baudelaire (“¡Oh, monstruo, horror de este universo... Un tiempo sin fin, Un vacío donde se pierden las horas..." decía su Spleen) no parece que para Isabel Coixet exista en París, donde va sobrada de recursos.

Isabel Coixet en el set de rodaje en París
“Mis zonas preferidas son el Marché d' Aligre, Bastille y Le Marais, prestando atención al Haut Marais donde se encuentra el Marché des Enfants Rouges y al Bas Marais, donde se encuentra el Village Saint Paul”, dice.
Precisamente al Marais fuimos con el fotógrafo José María Solanes el pasado 4 de diciembre para asistir al rodaje de una secuencia en la que se recreaba una vernissage con fotografías de Cristina de Middel, todas ellas de su celebrado libro The afronauts.
Coixet puede complacer a su espíritu 'brocanteur' en las calles colindantes al mercado de Aligre
Chiner es el verbo francés que designa el acto de rebuscar en los mercadillos. Por lo visto, Coixet puede complacer a su espíritu brocanteur en las calles colindantes al mercado de Aligre (transformadas los domingos en mercado de alimentación al aire libre y mercadillo de pulgas à ciel ouvert) y, de modo más fino, en el Village Saint Paul, un pequeño pueblo de anticuarios deliciosamente escondido, inesperado y acogedor junto a los restos de la histórica muralla de Philippe Auguste que lleva aquí desde 1190.
El Marché des Enfants Rouges" (mercado de los Niños Rojos) de la rue de Bretagne es hoy un popular punto de encuentro con enorme variedad gastronómica en el que se puede comprar fruta fresca o comer especialidades marroquís, italianas o libanesas. Cuando abrió sus puertas en 1615 fue el primer mercado cubierto (un detalle significativo en París) y toma el nombre de un antiguo orfanato vecino en el que los huérfanos vestían de rojo. Entre sus dos puertas se extiende una de las librerías favoritas de Coixet: Comme une roman (como una novela): “en ella siempre encentro libros que no conozco y también me gusta mucho La Belle Hortense, un bar librería encantador en la rue Vieille du Temple” precisa.

Momentos del rodaje de una ‘vernissage’ con imágenes de la española Cristina de Middel, premio Nacional de Fotografía en 2017
Al hablar de librerías de París con Coixet es inevitable no recordar películas como La vida secreta de las palabras en la que, desde una plataforma petrolífera del mar del Norte, se mencionaba la ciudad como un sueño lejano, o Mi vida sin mí, donde París aparecía como una cuenta pendiente que la protagonista desea saldar en sus últimos días y, por supuesto, La librería, homenaje a estos mitos culturales, universales centros de conocimiento determinantes en la historia de las ideas. “Visito muchas más, por ejemplo L'écume des pages, en Saint Germain des Pres, The Abbey bookshop (la referencia anglófila en el Quartier latin) y un lugar muy especial para mí: la peniche-librairie-café L'eau et les rêves” que, varada en el Canal Saint-Denis, en La Villette, toma el nombre del ensayo sobre la imaginación de Gaston Bachelard.
En cuanto a los restaurantes, Coixet confiesa ser asidua de “HuThoPi, en la rue Charenton, tres amigos pasándoselo bien en la cocina y un menú que cambia con combinaciones sorprendentes. Y en la misma calle Les rencontres: un pequeño local tipo wine bar con grandes vinos y una carta corta pero intensa. También me gustan Clamato, el hermano pequeño de Septime, con platos de pescado muy buenos y gran ambiente y L’insolite: un cruce entre restaurant y bar-à-vin muy acogedor y con camareras geniales. Y en la misma zona el Café la Fontaine, en la esquina del Faubourg Saint Antoine con la rue Charonne, un café que cambia de público radicalmente según la hora del día y que es ideal para comer unos huevos con mayonesa y ver pasar el tiempo”

El bar de vinos y librería La belle hortense en Le Marais de París
Librairie L' Écume des Pages. 74 Bd Saint-Germain
Inevitable librería en el Boulevard St Germain, frente a la Brasserie Lipp y justo después de el Café de Flore y Les Deux Magots, Los dos cafés más representativos de St Germain des pres y de la corriente existencialista, atención al juego de palabras de este último Les Deux Magots se pronuncia igual que “los demagogos”)
2
Café Librairie La Belle Hortense. 31 Rue Vieille du Temple
Es cave (bodega), es café, es librería... lo tiene todo, un clásico de Le Marais. Ambiente íntimo y literario, con buena selección de libros de arte, de vinos y de calvados
3
Rencontres 67. Rue Charenton
Un rincón del barrio de Bastille que Dignifica y refina el concepto bar-à-vins. Atención a la rillette de porc, la pâté en croûte y los “oeufs mayo”, clásicos de este tipo de bodegas.
4
L' insolite. 30 rue de la Folie Mericourt
Otro simpático bar-a vin ideal para compartir assiettes en la siempre animada y concurrida zona de Oberkampf, junto a la sala Bataclan.
5
Le Duc. 243 Boulevard Raspail
Restaurante especializado en pescado y marisco abierto en el barrio de Montparnasse desde 1967. Tradición y carácter a dos pasos de la Fundación Cartier y del cementerio de Montparnasse
Aunque no lo parezca, para Coixet también hay vida más allá de Bastille y Aligre: “escondido en un callejón de Montmartre, Hotel Particulier es un pequeño hotel encantador con un jardín no menos encantador, ideal para el brunch dominical. L’atelier de Lili en la rue Saint Maur es un minirrestaurante de cocina de la Isla de la Reunion regentado por Lili, su fascinante propietaria, que acoge calurosamente a sus clientes cantando. Y, claro, Le Duc, un gran restaurante de pescado, de decoración intemporal y con una gran selección de champanes. Es caro sí, pero merece la pena”.
Ah, el champán, no podía faltar. Ya lo decía Napoleón: “Imposible vivir sin él, si pierdo lo necesito, si gano me lo merezco”.