Enfundada en el icónico mono rojo de la banda, su personaje de rehén que se convierte en atracadora (Estocolmo) cautivó a la audiencia adicta a La casa de papel. De la noche a la mañana, Esther Acebo superó los seis millones de seguidores en instagram. Pero la actriz madrileña, de 40 años, ha digerido con calma el fenómeno. Desde entonces, ha sido madre de una niña, Sol (17 meses), ha rodado otros filmes, como Jaula, y ha sido partenaire de David Bisbal (“¡encantador!”) en un videoclip.
Ahora prepara su regreso al teatro, con The shape of things, a la vuelta de unas vacaciones que este año no han sido programadas con antelación. “Vivir es improvisar, en realidad”. En las salas de cine ya proyectan su nuevo filme, De perdidos a Río dirigido por Joaquín Mazón. Es el viaje surrealista de unos treintañeros a Brasil, donde un amigo ha muerto en extrañas circunstancias. Una vez allí el fallecido ha huido y su abogada (el personaje que ella encarna) lo busca desesperadamente.
Suena a cliché pero ser madre es como volver a vivir muchas cosas por primera vez. Todo de repente es emocionante”
¿Qué es lo mejor de la cinta?
Es divertida, gamberra pero blanca y su ritmo es maravilloso. Evasión pura. Mi papel es el contrapunto, el personaje coñazo que pone algo de sentido común entre esos tipos graciosos y desbordados por la fiesta brasileña.
Se presenta como “un viaje disparatado de tres colegas que no han encontrado su lugar en el mundo”. ¿Cuál es el suyo?
Yo concibo la vida más como un camino. A día de hoy estoy en el lugar donde quiero estar, pero quizás dentro de un año me ubico en otro sitio y también me siento en mi lugar. Lo importante es encontrarte en tu centro, cómoda allí donde estés y con lo que hagas.
¿Cómo definiría su etapa actual?
Intensa y emocionante. Va ligado al hecho de tener a mi pequeñaja. Con la emoción de trabajar, porque lo disfruto un montón, pero ahora siempre hay una parte de mí que conecta con su cachorra. Suena a cliché, pero ser madre es como vivir las cosas por primera vez. Todo de repente es emocionante, ya sea bajar a la piscina o cocinar croquetas saludables. Lo vivo con sueño y mucha emoción.
Explicó que Sol nació tras un parto “salvaje” de 25 horas.
Cierto, fue en una unidad de parto respetado de un hospital, con ayuda de una doula; bastante duro pero todo bien. Y sin anestesia, sí, a lo loco (ríe).
Tengo la certeza que un fenómeno como 'La casa de papel' es irrepetible”
Compartió en redes a su pareja, Diego Martire, después de que los paparazzi la emparejaran con el actor Alejandro Tous.
Nos dio la risa: no podía ser más falso. Mi psicóloga dice que la gente necesita certezas y si no obtiene respuestas, pues se las inventa. Buscaban al padre de mi hija, me vieron con un colega y lo asociaron. Pero no tiene más trascendencia.
Estudió INEF, ¿cómo viró hacia la interpretación?
En realidad fue al revés. Yo hacía teatro y danza desde los cuatro años. Con 17 a mi me encantaban un millón de cosas, pero sabía que lo que me hacía realmente feliz era el teatro. Cuando dije a mi madre y a mi hermano que quería estudiar Arte dramático les pareció de locos. Así que como hacía atletismo y me fascina el cuerpo humano, su funcionamiento, seguí por ahí, sin dejar el teatro. Hasta que no pude con todo y me formé como actriz.
El teatro, dijo, la ayudó cuando sufrió 'bullying' en la escuela.
Entonces no se hablaba de 'bullying', pero lo cierto es que yo no quería ir al cole. Había quien me insultaba o se reía de mí, por mi altura, por mi pelo (en cambio ahora lo elogian). Me hacían sentir la rara. Siempre he sido muy sensible y no sabía a qué agarrarme. Años después, con terapia, generas herramientas, pero a los 13 no las tenía. ¿Aquello me hizo más fuerte? ¿me empoderó? Pues no, me hizo pasarlo mal un par de años. Donde me sentía bien era en las clases de teatro. Como actriz te cubre un personaje y te das libertades que en tu vida no tienes. Era mi lugar seguro y aún hoy actuar es el entorno donde volver a jugar.
El ‘bullying’ no me hizo más fuerte ni me empoderó. Mi refugio fue el teatro”
Comenzó como presentadora.
Siempre que me entrevistan pienso que me van a regañar, por intrusismo. Si ahora siento el síndrome del impostor como actriz, imagina como reportera... Estuve unos años, en Cosmopolitan TV y Non stop people. Yo decía: “Pero si no soy periodista!” Fue una escuela para mí, aprendí a estar alerta, a improvisar, pero yo sabía que no era lo mío.
Y llegó el casting de 'La casa'.
Sí, y la locura. La serie generaba mucha adicción, muchos fans. Había gente que se veía una temporada completa en una noche. Y yo pensaba: "Madre mía, con lo que nos ha costado hacerla, ¡racionadla por favor!"
¿Teme que no se repita algo así?
Fíjate, lo que siento es la certeza de que no se va a repetir. Con mi personaje viví un proceso bonito. Como por desgracia sucede a veces, era una mujer con un trabajo que no le llenaba, un amante que no la trataba como merecía...y de pronto fue supervaliente y rompió con todo eso. Espero seguir trabajando dignamente como actriz, pero creo que lo de La casa fue único. Esta profesión es así….
¿Insegura?
Debes abrazarte a la inseguridad. Yo no soy funcionaria, para lo bueno y para lo malo. Te asaltan miedos: que si con el parón de la maternidad igual no trabajo más, que si no paso el casting. Hay etapas que no tienes descanso y otras en las que debes tener fe y confiar.
Muy personal
1
Su lema vital
“Lo que viene, conviene”. No es aplicable a ciertas situaciones, claro, pero sí pienso que a veces vivimos cosas para extraer
algún aprendizaje de ellas
2
Un libro
Tengo 17 en la mesilla de noche sobre crianza respetuosa, alimentación… Ahora mismo me falta tiempo para leer, pero a veces cuando no quiero pensar nada abro un libro de Rupi Kaur. Maravillosa
3
Su gran afición
La naturaleza. Escaparme a la sierra con mis perros, la ‘pequeñaja’, una mochila y unos bocadillos me hace la persona más feliz del mundo
4
¿A dónde escaparía ahora mismo?
A alguna playa vacía y muy salvaje
5
Su música favorita
Me gustan estilos muy diversos. Últimamente escucho mucho Gilsons, un grupo de música brasileña fusionada, formado por hijos de Gilberto Gil
¿Qué adjetivos la definen?
Iba a decir impaciente, pero es algo que me estoy trabajando y he mejorado. Soy muy perfeccionista y autoexigente, no acabo de estar satisfecha cien por cien. Si fuera escritora nunca daría el libro por terminado. Y muy empática, lo que a veces me juega malas pasadas. Si lo fuéramos todos, sería genial.
¿Qué cambiaría de sí misma?
Soy poco puntual, bastante tardona.
¿Qué tipo de madre quiere ser ?
Me gustaría ser lo más consciente y respetuosa posible. Creo que estamos marcando un cambio. Mi madre me lo dice: “Hija, qué diferente hacéis las cosas”. Aquello de "no se llora" me suena fatal. ¡Claro que se llora! Espero no cambiar de idea cuando llegue a los terribles 2 años.
Además, tiene varias mascotas…
Mi casa es un pequeño zoológico. Yo tenía a Django y Petra y con mi pareja llegó Brisa. Aquí estamos, con tres perros y un bebé.
En confinamiento compartió en redes una sesión de yoga canino…
¡Ay Dios mío, lo que no haya hecho yo! Me invitaron a hacer una sesión de yoga con perros. Y yo me decía, mis perros son muy nerviosos, esto va a ser un horror... y yo tengo muchísimos nervios todos circulando a la vez, aunque parezca calmada. Pero la sesión me sorprendió gratísimamente. No se trataba de lograr posturas, sino de compartir un tiempo consciente con tus bichejos. Funcionó super bien, fue relajado. Es algo que recomendaría a la gente, hacer cosas más calmadas y no vivir tan histéricos todos.
Antes ha aludido a su psicóloga, ¿le ha resultado de ayuda?
Yo creo que todos deberíamos cuidarnos por dentro, nuestra salud mental y emocional solos o con ayuda de otros. Ir a terapia tenía un estigma, cuando es como hacer deporte, no lo hago porque esté gorda o insana, sino por seguir saludable, sentirme bien. A veces he estado sobrepasada, ella me ayuda a recolocar situaciones. No tengo una dependencia, pero me parece genial tener una persona a la que acudir cuando una situación te desborda. Trabajamos con emociones y hay que aprender a conocerlas bien. Creo que a todo el mundo le vendría bien.
¿Qué le indigna de este país?
Hay tantas cosas que funcionan tirando a mal… Políticas de conciliación que no existen, políticas sociales escasas, desigualdades que van en aumento. Me da pena. Llamadme naïf, pero yo creo que los políticos son gente idealista que quiere cambiar las cosas; no sé en qué momento eso deja de funcionar así.