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Daniel Radcliffe: “Estoy orgulloso de no haberme convertido en un lunático”

Entrevista

A una de las caras más famosas del cine le gusta hablar de Harry Potter, pero también de los proyectos con los que impulsa una carrera única y alternativa, como el estreno de 'Lost City', donde hace de villano

Daniel Radcliffe en la premiere de 'La Ciudad Perdida' en Londres el pasado 31 de marzo

Mike Marsland

Formalito y sonriente, perfectamente colocado al lado derecho de la imagen que, vía zoom, enlaza Madrid y Londres para esta charla, Daniel Radcliffe adorna sus respuestas con la desenvoltura de quien lleva toda la vida delante de una cámara, y las salpica con las expresiones imperecederas de Harry Potter. En el lado izquierdo del encuadre, una enorme fotografía de una jungla con el rótulo La ciudad perdida en letras grandes, nos recuerda que, varios años después del final de la taquillera saga, todos estamos ya en otra.

 “Creo que hay personas que piensan que no quiero hablar de Potter, y no es verdad, lo que ocurre es que durante estos años he seguido trabajando y haciendo otras cosas de las que me también me gusta hablar. Me encantó hacer cada una de esas películas. Es un honor pensar que he sido una parte importante de la infancia de alguien”, explica, a menudo, quien durante años se daba la vuelta si alguien y atendía a quien lo llamara Harry, “pero llegó un momento en el que me dije que tenía que dejar de hacerlo: ese no es mi nombre”.

Nuevos proyectos

Esta primavera, Radcliffe, se diversifica en la televisión con 'The Miracle Workers' y en la pantalla grande junto a Sandra Bullock

Esta primavera, Radcliffe, se diversifica en dos frentes. En el televisivo, acaba de estrenar la tercera temporada de The Miracle Workers: La ruta de Oregón, que él mismo produce. Se trata de una comedia en la que encarna a un joven sacerdote que acompaña a los pioneros norteamericanos mientras buscan el lugar ideal donde asentarse.

En el cinematográfico, se mete en la piel del millonario Abigail Fairfax, megalómano, ególatra, ambicioso y sin escrúpulos, que secuestra a una escritora de novelas románticas de aventuras (Sandra Bullock) porque piensa que conoce el lugar donde se encuentra la ciudad perdida del título: una auténtica leyenda que ésta ha descrito en sus libros. 

Desde la izquierda, Jon Bass, Geraldine Viswanathan, Daniel Radcliffe, Steve Buscemi, y Karan Soni en la serie 'Miracle Workers'

Art Streiber

“Está claro que en materia de villanos, la realidad siempre supera la ficción, comenta. Este personaje es un maníaco, como tantos hay por ahí. No es que prefiera este tipo de roles, pero me he pasado gran parte de mi vida interpretando al héroe y de eso, sinceramente, ya he tenido mucho. Sin embargo cuando interpretas a un villano no tienes que gustar al público y es muy interesante y hasta divertido ejercer esa libertad”.

Radcliffe es muy consciente de lo que está costando que los espectadores vuelvan a las salas de cine, una vez la pandemia ha rebajado su intensidad. “Y tal y como se están poniendo las cosas lo cierto es que, en este momento es más necesario que nunca que el cine se convierta en una válvula de escape; que sea divertido y entretenido”.

No es que prefiera hacer de villano, pero he pasado gran parte de mi vida interpretando al héroe y ya he tenido mucho”

Radcliffe está cómodo en la comedia. “Es estupendo llegar al trabajo y pensar que solo tienes que hacer reír; que esa es la meta de hoy. Creo que, ahora mismo, no es el momento de entrar en dramas y de llorar y de romperse ante la cámara. Ante tal acumulación de malas noticias y situaciones muy preocupantes muchos solo alcanzamos a desear ver algo alegre y el cine puede resultar muy terapéutico en ese sentido”.

No han tenido ese aspecto lúdico, cómico o comercial, muchas de las intervenciones de Daniel Radcliffe desde que mandó a Potter al baúl de los recuerdos. En su filmografía se dan cita desde revisiones de clásicos del terror como Frankenstein o La mujer de negro, a películas protesta como Imperium o Fuga de Pretoria, o éxitos de tono indie como Amores asesinos, en la que dio vida al poeta Allen Gingsberg, en plan detective y en la que conoció a su pareja desde hace diez años, la actriz estadounidense Erin Darke.

Sandra Bullock y Daniel Radcliffe en 'La ciudad perdida'

Kimberley French

“Me siento muy a gusto en ese tipo de películas diferentes, independientes, porque estoy en un momento de mi vida en el que necesito arriesgar. Se suelen asociar las películas oscuras y complejas con el buen cine y las películas tontas y entretenidas con el no tan bueno, pero es igual de difícil hacer lo uno como lo otro; el cine es industria y arte a la vez, en unas se impone lo primero y en otras lo segundo. También me gusta que los trabajos en los que me implico tengan una utilidad social, pero no puedo evitar elegir también películas que me gustaría disfrutar como espectador. Es, junto con leer, la música, ver deportes y disfrutar con los amigos, mi entretenimiento favorito. Cuando trabajo desaparezco un poco del mapa”.

Y la pregunta se hace irremediable ¿Sale de casa así como así? “Séquito no tengo… Por supuesto que voy al cine; no se imagina nadie la de cosas que soy capaz de hacer sin que la prensa se entere y pasando inadvertido. Me encanta ir al supermercado…” Pero, entre todos esos entretenimientos, no figura ocuparse de las redes sociales. 

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“No estoy en ellas porque me involucro mucho emocionalmente con lo que leo online. Me molesta el tono de las discusiones aunque no esté implicado en ellas. Si estuviera ahí todos los días me volvería loco. Creo que sería el tipo de persona conocida que contesta a comentarios todo el tiempo con enfado. Así que es mejor estar fuera de ellas. Además, no puedes pedir que respeten tu vida privada si te pasas la vida fotografiándola en Instagram”, comenta siempre que se le pregunta por el asunto que, en su caso, conecta automáticamente con el concepto de fama, al que ya jamás podrá ser ajeno. 

“Y no puedo negar que no me haya complicado la vida. Cuando eres muy joven y estás descubriendo quién eres puede ser muy duro digerir esa versión que todo el mundo tiene de ti. La fama viene y va. Está conmigo desde que recuerdo, pero no siempre con la misma intensidad. Es peligroso que se convierta en parte de tu identidad, porque si alguna vez desapareciera, tendrías un problema. Te faltaría algo vital”.

Si en los Oscar el presentador se dirige a ti, nunca sabes si se ríen contigo o de ti, así que sonríes y ruegas que acabe pronto”

Weird: The Al Yankovic story, es la biografía del célebre cómico estadounidense, incorrectísimo políticamente, que acaba de filmar. Radcliffe deja claro que no va a opinar sobre el Will Smith Topic, pero explica: “Cuando estás en los Oscar y el presentador se dirige a ti, nunca sabes si se ríen contigo o de ti, así que sonríes y ruegas que termine pronto”.

El actor suma más de cuarenta interpretaciones en cine, teatro y televisión. “Muchas gracias por contarlas -subraya entre risas-. No puedo decir más que la verdad. Estoy muy orgulloso de lo realizado, pero, si por alguna razón tuviese que dejar de hacer películas mañana, lo que espero que no suceda porque sería terrible, estaría muy agradecido por todo lo que me ha pasado. Entre las muchas cosas extrañas que ocurren cuando empiezas tan joven y la gente es testigo se cómo vas creciendo ante sus ojos, es que, cuando llegas a los treinta, te das cuenta de que llevas dos décadas ya trabajando por lo que de lo que más en enorgullezco, en realidad, es de no haberme convertido en un lunático”.

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Y se echa a reír, con esa relajación del que tiene la constancia del deber cumplido, pero no siempre fue así. Como ha comentado en el pasado “parecía que había gente muy interesada en que me convirtiera en otro juguete roto; que les hubiera gustado contar la historia de que me volví loco y me dediqué a estampar coches por ahí. Y eso es lo que estoy decidido a no darles".  

"Tengo una vida normal y relativamente realista, con sus experiencias positivas y negativas, como todo el mundo, pero eso, en mi caso, sirve para que me nutra como actor. Y odio todo aquello que rodea a las 'celebridades', sobre todo con respecto a esas que salen de programas de televisión que no quieren trabajar, ni tienen intereses. Quizá, en algún momento, quise saber qué se sentía si adoptara ese estilo de vida, pero no funciona en absoluto para mí”. Al final, para él, como para todos aquellos que, de un modo u otro, aspiran a ser conocidos por sus trabajos y por el esfuerzo que vuelcan en realizarlos, lo verdaderamente importante es el siguiente paso.

Daniel Radcliffe y Héctor Aníba en un fotograma de 'La ciudad perdida'

Art Streiber

“Mi vida ha cambiado mucho porque durante un tiempo siempre sabía perfectamente cómo iba a ser todo a tres años vista. Y ahorano sé lo que llegará. Quiero ser un actor raro por los proyectos inesperados que elija hacer; de esos que, cuando aparecen en una película el público quiere ir a verla porque está “ese intérprete que hace una selección interesante o diferente a la hora de trabajar”.

“Eso siempre ha sido una meta para mí. Me da igual el género, o la extensión. Siempre que haya un buen guion o un director con mirada propia que pueda compartir, allí estaré y quiero escribir, aunque me esté costando un barbaridad y supongo que como me hace tan feliz estar en un plató inevitablemente acabaré dirigiendo”. Lo cierto es que ha pasado ya mucho tiempo, más de veinte años, desde que vio los créditos de la primera de la saga Potter en una pantalla de cine y pensó “Dios mío; no puedo creer que ese sea mi nombre”… Bueno. El mismo que para todos en realidad… ni un día más. 

Steve Buscemi y Radcliffe en una pose sipática en 'The Miracle Workers'

Kimberley French

Daniel Radcliffe en la premiere de 'La Ciudad Perdida' en Londres el pasado 31 de marzo

Mike Marsland