Jose Coronado estrena 'El inocente': “Estoy convencido de que existen las cloacas del Estado”

Entrevista

El actor interpreta a un misterioso agente en una serie de Netflix en la que comparte protagonismo con Mario Casas y Alexandra Jiménez

El actor José Coronado

El actor Jose Coronado interpreta a un misterioso agente en la serie 'El inocente' 

Netflix

Es así de toda la vida, pero conviene recordarlo. Es difícil encontrar, en el proceloso mundo del show business de aquí, tan de capa caída, a un caballero más cordial y mejor educado que Jose Coronado. Madrileño del 57, no hemos escamoteado el acento de su nombre de pila porque hace años decidió que prefería cargarle el peso a la primera sílaba. 

Ex modelo, ex empresario de la noche, ex celebrity de los ochenta cuando hasta le dio réplica a la Pantoja, en aquel hit titulado Yo soy esa, “con ricillo, maquillado como una puerta, con dentadura impecable a lo galán de época y que durante un tiempo marcó mi carrera. Cuando me vi, me habría tirado piedras”. Todo cambió gracias a su encuentro con Urbizu en las legendarias La caja 507 y No hay paz para los malvados, que le valieron sendas candidaturas al Goya y, en el caso de la última, la estatuilla al mejor actor.

Entusiasta del teatro “que es donde, de verdad, se forma un actor”, en sus casi cuatro décadas ante las cámaras ha participado en series tan recordadas como Hermanos de leche, Periodistas, El príncipe o Vivir sin permiso.

Jose Coronado

Jose Coronado admite que disfruta como nunca de su actividad profesional 

Netflix

Lo último, aparte de enmendar la plana, con toda naturalidad, a quien fuera su cuñao - Miguel Bosé- el día en el que le tocó irse a vacunar, explicando ante las cámaras que “esto es un pinchacito y no ponérselo puede ser la muerte; habrá que fiarse de nuestra sanidad, que es una de las mejores del mundo”, es El inocente para Netflix, en la que representa a un misterioso agente con cobertura institucional que no se sabe si viene o si va. Mario Casas y Alexandra Jiménez lo acompañan en esta traslación en imágenes de la novela de Harlan Coben.

Después de años de hacer un cine con muchas carencias, nos hemos convertido en un país puntero, tanto en equipos técnicos como artísticos

¿Qué paso, cómo pasó y por qué y qué hizo cada cual? Bonito rompecabezas.

Son las preguntas que hay que hacerse en un producto de estas características y, dependiendo de que las respuestas sorprendan, o enganchas o no. Lo interesante aquí es como las historias de personajes aparentemente inconexos acaban confluyendo en un rompecabezas que, si lo terminas, queda perfecto. Sin fisuras. Lo que nos puede gustar jugar a detectives… Oriol Paulo lo sabe muy bien y en todas sus películas implica al espectador y lo hace elucubrar. Es como un pequeño Hitchcock.

Usted que es un imprescindible en el ámbito televisivo desde tiempos casi inmemoriales ¿está contento con el nivel de las series de por aquí?

Da un gusto tremendo, lo comentábamos mucho en los Goya. Llevo en este maravilloso oficio 35 años, los mismos que los premios de la Academia. Entonces, después de años de hacer un cine muy limitado en la mayoría de los casos, con muchas carencias en todos los sentidos, en este tiempo nos hemos convertido en uno de los países punteros tanto en equipos técnicos como artísticos; tenemos más intérpretes que nunca trabajando por todo el planeta y, a la vez, aprovechando el lujo que te ofrecen las plataformas de poder llegar a doscientos países de una tacada. Antes casi te tenías que ganar poco a poco a cada espectador para que viera nuestros productos, algunos excepcionales, y normalmente nos conformábamos con lo nacional y punto. Poder estar ahora codeándonos con los mejores del mundo es un orgullo, desde luego.

Me apasiona llevar el colectivo policial a la pantalla, he interpretado desde el más chusquero al ministro del Interior

En El inocente le toca servir a las cloacas del Estado…

Que estoy convencido de que existen. Claro, no todos los del gremio están ahí. He tenido la oportunidad de conocer muy bien al colectivo policial; he trabajado mucho con ellos y los admiro en su mayoría y los represento siendo fiel a sus formas de vida cada vez desde un lugar diferente porque me ha tocado interpretar desde el más chusquero hasta el ministro del Interior. Me apasiona poder llevarlos a la pantalla. Son personajes que prácticamente siempre tienen mil caras.

Horizontal

El escritor Harlan Coben (izquierda) junto al director Oriol Paulo y los actores Jose Coronado y Oriol Vila en un momento del rodaje de 'El inocente' 

Netflix

De todos modos, hay que ver lo que da de sí la corrupción policial aquí y donde sea, de cara a la ficción…

Claro. Luego la realidad está en los periódicos. Tenemos que partir de la base de que no estamos haciendo un documental, pero, para que eso sea creíble la ficción tiene que estar muy pegadita a la realidad. Por supuesto que creo que hay diferentes estamentos o departamentos más o menos en la sombra con distintos objetivos y a menudo caen inocentes en el camino, como le ocurre al personaje de Mario Casas en la serie. Es interesante la reflexión que se hace en ella, en medio de una trama de thriller, sobre la presunción de inocencia, tan al día, sobre las segundas oportunidades y sobre cómo el peso del pasado determina el presente o el futuro. Esa mochila que llevamos todos puedes destruir tu vida si se abre en mal momento.

Sé que ya no será habitual interpretar el papel protagonista y ser el chico que  enamora a la chica, ahora toca jugar en otros tableros

Ya no es, tan a menudo, el protagonista. Su papel, por ejemplo en El inocente tiene un peso específico grande pero no sale en todos los planos como ocurría hace años. ¿Cree que está en transición? Y, si es así, ¿Cómo lo lleva?

Llevo décadas viviendo de esto y sigo trabajando sin parar. Creo que soy un tipo privilegiado, y estoy agradecido de antemano por lo que haya de venir. Cuando me preguntan cuál es el personaje que me gustaría hacer, siempre digo, y es la verdad, que el que tengo entre manos porque soy consciente de que se truncan tantos proyectos que realmente solo me ilusiono con lo palpable. Y luego, al tiempo que he crecido como actor he crecido como ser humano y sé lo que significa el paso del tiempo. Sé que ya no será habitual interpretar el papel protagonista y se acabó ser el chico que tras muchas vicisitudes consigue enamorar a la chica. Ahora toca jugar en otros tableros; pero, como he estado ahí tantos años, incorporar otro tipo de personajes es hasta ilusionante por novedoso. Además soy fiel seguidor de la teoría de que no hay personaje pequeño. En Gigantes solo estuve en el primer capítulo, pero el personaje es una presencia invisible durante toda la serie.

En El inocente ya preocupa con solo un par de planos…

Es un tipo del que más te vale no fiarte demasiado; hermético, misterioso. El caso es que hay que dar todo, bien y en pocas líneas. Claro, tener al lado a un director como Urbizu ayuda una barbaridad. No me obsesiona el protagonismo, lo que quiero es estar en buenos proyectos y seguir ganándome la vida con mi trabajo. No aspiro a más.

Horizontal

Jose Coronado en la película 'Tu hijo', dirigida por Miguel Ángel Vivas en el 2018 

Terceros

¿Se imaginaba, cuando empezó, que tendría la habilidad de comprimir la impronta de un personaje según las líneas que tenga?

No creo que haya pensado en eso jamás, pero lo vas adquiriendo con el tiempo y gracias a las enseñanzas de los directores. Enrique Urbizu fue un muy buen maestro. Me explicó lo que es la contención, que ante la cámara menos es más porque, al estar tan cerca, cualquier gesto parece exagerado… Son cosas que hasta que no tienes un peso actoral, y un director además que sepa lo que esta contando, es fácil que te lleven a convertir en caricatura a personajes que necesitan sobriedad. Muchas veces los actores queremos dar pistas constantemente sobre nuestro personaje cuando, en realidad, lo que te está pidiendo la escena es simplemente que pidas un café. Tienes que entender la historia que quiere contar tu director y cómo la quiere contar, cargarte de tu personaje, saber lo máximo posible sobre él y escuchar, escuchar y escuchar, lo que no tiene nada de sencillo. Como en la vida, vaya.

El director Enrique Urbizu fue un buen maestro: me explicó que, ante la cámara, menos es más para no convertir a un personaje en una caricatura

Sí. Buen momento para hablar sobre la vida, la verdad. ¿Cómo le va?

Pues he pasado por todo, como cualquier hijo de vecino. Al margen del drama mundial que estamos viviendo, personalmente en mi círculo más cercano no ha habido ninguna desgracia. Para mí el confinamiento fue casi un regalo porque llevaba unos años necesitando unos meses de descanso. Estaba todo el día trabajando sin parar y esto me permitió descansar a la vez que reflexionar sobre el mundo en el que vivimos. Priorizar lo que es importante y lo que no y empezar a estudiar como asumir este cambio de hábitos que ha llegado para instalarse y asumirlo. Y seguir para adelante con una sonrisa porque es la única forma de combatir las desgracias, con optimismo, con ilusión y tirando para delante. Me encuentro en un tiempo muy positivo para mi paz interna y con mucha fuerza para vivir lo que me toque de la mejor forma posible.

Horizontal

El actor, fotografiado en Barcelona en diciembre del 2016 

Ana Jiménez

Usted ya había tenido un importante susto de salud…

Ahí me di cuenta de que como eso falle… Sin salud no se va a ninguna parte. Esto siempre se dice, pero con la boca chica. Hasta que te pasa algo. Lo aprendí entonces, cuando tuve ese aviso, y me reafirmo en lo que pensé. Perdemos mucho tiempo y mucha energía esforzándonos en vivir de un modo que no tiene que ver con las necesidades reales y sí con la tontería y el postureo. La tranquilidad no tiene precio. La frivolidad, sí.

Perdemos mucho tiempo con la tontería y el postureo; la tranquilidad no tiene precio, la frivolidad, sí

¿Qué asuntos que le parecieran importantes se le han caído de cartel?

Estoy de vuelta de la fama; de empeñarme en que me tengan en cuenta. De lo que es el envoltorio de este maravilloso oficio que es el de contar historias y que solo tiene entidad como elemento promocional que te obliga a mostrarte, acudir a eventos vestido a la última, a hacer las fotos de rigor… Estoy de vuelta, pero no voy en contra de ello; lo acepto como algo fundamental para que nuestros trabajos lleguen al espectador. Ahora, ni espero nada de ello ni me pone tan nervioso como me ponía antes. Yo era feliz si me tenía que enfrentar a cinco secuencias de veinte páginas, pero cada vez que iba a un estreno lo hacía inquieto. Ahora ya no. Creo que estoy en el momento en el que puedo decir lo que pienso por edad, por trayectoria, y ya quiero estar tranquilo así que parte de todo eso ya no me afecta o me resbala directamente. Cada vez soy más consciente de que mi trabajo es el que hago ante la cámara y el resto son necesidades de la industria, pero no es algo que competa a mi persona y por lo tanto estoy de vuelta de eso.

Ahora verá cómo todo eso le importa a su hijo Nicolas…

Yo creo que en el trato con la parafernalia, en muchos sentidos, lo lleva mejor que yo. Me entristece ver como tiene que luchar cada día esta generación tan maltratada por la historia en cuanto a oportunidades. Ya venían mal desde antes de la pandemia, con unas dificultades terribles para encontrar trabajo, pero ahora eso se ha triplicado. Y no es solo la falta de oportunidades. Se les esta privando de ese tiempo de ánimo ligero, de los 18 o 20 años, en los que llevabas la libertad por bandera y querías comerte la vida. Yo lo viví y me marcó; me parece imprescindible ese aprendizaje, ese buscarse la vida pero sin el agobio de la falta de esperanza. No hay nada comparable a ser joven y fuerte. Ahora están metidos en casa y sobre todo, sin luces de futuro. Es francamente duro.

A los jóvenes se les esta privando de ese tiempo de ánimo ligero, de los 18 o 20 años, en los que llevas la libertad por bandera y quieres comerte la vida

Usted siempre ha dicho que a los 30 ya se podía haber ido al otro barrio porque lo había hecho casi todo…

Sí, lo recuerdo. Tuve una infancia muy feliz y después me fui de casa a los 17 años -eso que se podía hacer entonces y que resulta imposible ahora-, en plena movida madrileña. Fueron diez años de beberme la vida hasta la última gota. Cuando miro a mi alrededor, cuando algo me pasa que no me gusta, y me doy cuenta de lo que la vida me ha dado y lo que les ha dado a otras personas, aborto cualquier queja. He tenido una vida maravillosa que a mí me valía ya con los 30 años. Lo he duplicado y sigo pensando lo mismo.

Lee también

Milla Jovovich: “Quiero llegar a la edad de Harrison Ford y seguir pateando culos”

Juan Luis Alvarez
Milla

Tengo curiosidad por saber si a los 30 lo tenía todo hecho… ¿En qué se ha entretenido el resto del tiempo?

Bueno. Solo diré que no conozco el aburrimiento… (Risas)

Se me seduce a base de ingenio, sentido del humor y sobre todo, dándole al factor sorpresa la importancia que tiene

¿Tiene que ver con el mito del eterno seductor que le acompaña?

O del eterno seducido. Se me seduce a base de ingenio, sentido del humor y sobre todo, dándole al factor sorpresa la importancia que tiene. Lo que sirve para encandilar sirve para ser seducido aunque eso solo vale para un primer encuentro. Si detrás no hay nada más, se diluye rápidamente. Pero, en realidad, el romance de mi vida es mi oficio y llevo más de treinta años haciendo el amor con él. Me satisface, me llena de plenitud y por lo tanto, y en ese sentido asumo una filosofía muy oriental: no me asusta la muerte. La putada es no haber vivido; haber pasado por aquí como si tal cosa. Entonces debe ser más difícil morirse, pero cuando has tenido una vida plena y tu racionalidad te hace entender que esto tiene un fin, es más fácil aceptar que las cosas son así.

Pero siempre queremos tomar la penúltima…

Claro. A ver quién quiere que la noche acabe. Pero a mí no me apetece la penúltima ya. He cambiado la cantidad por la calidad. No quiero estar tomando copas como un gilipollas y otra y otra. Quiero una, pero buena. Será verdad que ya no tengo treinta años.

Lee también

Dani Rovira: “Decirle a una persona 'te quiero' es de valientes”

Juan Luis Alvarez
El actor Dani Rovira estrena un espectáculo teatral unipersonal que ha sido grabado para ser emitido en Netflix

Pues tiene otra vez la agenda como si fuera un muchacho… ¿Todavía no aprendió a decir que no?

Pues no. No he aprendido del todo. ¡Cómo no voy a estar agradecido a la vida! A pesar de todo, la profesión me sigue permitiendo vivir dignamente de ella; ahora además estoy en un punto en el que no te dejas manejar como cuando eras jovencito y ya sabes más por viejo que por diablo. Ya me sé hacer escuchar cuando tengo algo que decir. Cada día de rodaje no lo cambio por nada. Me dices ahora que me vaya a tumbar en una hamaca a Copacabana y te vas tú. Yo soy mucho más feliz entre algún traveling y con una claqueta de por medio.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...