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‘Peaky Blinders’, Birmingham y las razones del éxito del clan que ha disparado el turismo de tugurios

De serie ‘sleeper’ a ‘cool’

Las andanzas de los pandilleros que manejan con mano de hierro las apuestas ilegales ha conquistado medio mundo y ha cuajado finalmente en España durante el confinamiento

Cillian Murphy es el protagonista principal de la serie ‘Peaky Blinders’

La cantinela “¿Sabes la que tienes que ver ahora?: Peaky Blinders. No te la puedes perder”, sonaba y sonaba por estos lares desde hace tiempo, pero ha tenido que llegar el confinamiento salvavidas para que el espectador de aquí, siempre algo renuente a las producciones de época que se escapan de la historia propia, decidiera invertir su tiempo en darle su lugar a esta producción de la BBC convertida en medio mundo en lo más cool. Apuntaremos en nuestro descargo que en el Reino Unido también tardó en arrancar la Peakymanía y fue considerada por tanto una serie “sleeper” durante un tiempo, por más que ahora las andanzas de estos carismáticos pandilleros, llamados así porque escondían cuchillas entre los pliegues de sus boinas para mantener a raya a quien se les pusiera por delante, les haya elevado a alturas de leyenda.

Los Peaky Blinders, en la serie, manejan con mano de hierro el negocio de las apuestas ilegales; punto de partida para sus estimulantes idas y venidas, dentro y fuera del clan de los Shelby, que son los que mandan y que pusieron patas arriba las calles de Birmingham, allá por los años 20 del pasado siglo, en pleno desarrollo de las luchas sociales y de los conflictos políticos entre Irlanda del Norte y del Sur. Ahora, gracias a ellos, la ciudad británica de los canales – tiene más que Venecia – se ha convertido en destino turístico preferente en el que se organizan rutas para visitar los lugares donde se desarrollan diversos pasajes del serial y en el que se hallan bares y pubs temáticos sobre el asunto – los blinders beben como si no hubiera un mañana - , y no faltan peluquerías en las que, por un precio ajustado, te esquilan al más puro estilo de estos delincuentes de nada refinado pero indudable glamur y sugerente actitud.

Ruta turística

En la ciudad de los canales de Inglaterra hay pubs temáticos sobre los ‘blinders’, que beben como si no hubiera un mañana, y peluquerías que esquilan al más puro estilo de estos delincuentes

Aunque subrayar su carisma ha levantado ronchas entre los que piensan que los jóvenes no deberían creer nunca que sean modelos a imitar; que ni eran admirables ni honorables. Cosas de las redes que no han dejado de criticar el tabaquismo recalcitrante de la mayoría de los personajes. Se calcula que el protagonista, Cillian Murphy, lleva consumidos más de 2.000 cigarrillos. Son de hierbas (legales) y no llevan nicotina, pero en eso, mientras se visiona la serie, por lógica, no se anda reparando. También ha habido ofendiditos por los acentos y eso que Murphy preparó el papel con su buen amigo Liam Neeson, al que no se le resiste una inflexión.

Los Blinders de ficción nacieron en septiembre de 2013 y desde la primera aparición del clan Shelby en pantalla, al ritmo de Red Right Hand de Nick Cave and the Bad Seeds, han tenido a la crítica a sus pies. Resulta que la música, anacrónica por completo y que incluye temas de P.J. Harvey, Artic Monkeys, Radiohead o David Bowie, que fue seguidor acérrimo del serial, funciona de maravilla, sobre todo a la hora de darle resonancia a la furia desatada de estos personajes que se mueven entre la suciedad y la grisura de los barrios obreros irlandeses o británicos, fotografiados con un elegante estilo visual y con una ambientación subyugante. El diseño de vestuario, vistoso en las ocasiones especiales, desarrapado las más de las veces y siempre presidido por esa gorra de tela con visera, cuyas ventas se han disparado, se comporta como un auténtico look con sus propias reglas y como tal es admirado. El conjunto se reviste de una inquietante y turbia belleza muy singular.

‘Peaky Blinders’ refleja los bajos fondos de Birmingham en la década de los 20 del siglo pasado

Pero nada de esto sería suficiente si no interesara lo que cuenta. De que no sea así se lleva encargando su creador Steven Knight, maestro de los golpes de efecto y con buena mano para diseñar personajes con incalculable trastienda, durante las cinco temporadas de seis capítulos cada una que actualmente se pueden disfrutar a través de Netflix y que marcan la evolución de estos mafiosos desde que comenzaron sus negocios de medio pelo hasta convertirse en quienes manejan un entramado internacional incluso con extensiones políticas.

Knight es un peso pesado de la industria audiovisual británica. Tan pronto escribe historias tan vibrantes como las que sustentan Promesas del Este, Aliados o Negocios ocultos, por la que fue candidato al Oscar, como avía un best seller para su paso a imágenes como sucedió con Millenium: lo que no te mata te hace más fuerte. Destacó en la televisión de los noventa, gracias a la serie Los detectives, que se mantuvo en antena casi cinco años, y en la actualidad se responsabiliza también de la excelente Taboo, todo un éxito personal para Tom Hardy. Se trata de un thriller de época en el que ha puesto en funcionamiento de nuevo todo lo que ha aprendido con los blinders, con notables resultados.

Las claves

La crítica siempre ha aclamado esta serie con música y vestuario que funcionan y en la que se nota la mano de Steven Knight para diseñar personajes con trastienda

En cualquier caso, uno de sus aciertos más importantes reside en su habilidad para colgar el traje en la percha adecuada, utilizando con eficacia a secundarios desconocidos aquí como Paul Anderson, que lidia con la violencia extrema de su personaje, el desquiciado primogénito del clan Shelby, o los hermanos en la vida real Joe y Tim Cole, primos en la serie y adorados en las redes sociales por la parroquia millennial, que interpretan a los más jóvenes del clan. Destaca la excelente Helen McCrory. La mamá de Draco Malfoy en la saga Harry Potter, de impecable trayectoria en filmes como The Queen o La invención de Hugo de Martin Scorsese, se encaja, con la misma fiereza que sus botas en la serie, un papel que a muchas les haría rozaduras. Una mujer madura que se ha ganado su lugar en lo alto de la pirámide del negocio, por las buenas y por las malas, en un mundo de hombres violentos, a principios del XX. Una dama sin más escrúpulos que los estrictamente necesarios.

Pero no todos son rostros sin nombre para el público mayoritario. El veterano Sam Neill (Parque Jurásico) interpreta al jefe de policía Campbell, que pone cerco a estos villanos tomados como héroes, porque, en realidad es de peor ralea que ellos, se unió al proyecto ya en la primera temporada. Una estrella del calibre de Tom Hardy llegó en la segunda, para dar vida al jefe de una banda de judíos de Londres, famoso por sus increíbles parrafadas y su personaje se alargó mucho más de lo previsto por la extraordinaria química que mantiene con el protagonista, Cillian Murphy. Poco después, hizo su aparición todo un ganador del Oscar: Adrien Brody, representando a un mafioso de origen italiano americano. Y no faltan jóvenes, pero sobradamente preparados, haciéndose cargo de roles importantes, como Anya Taylor Joy (Glass, Los nuevos mutantes) o Sam Claflin, estrella de Los juegos del hambre, que se ha hecho cargo del antipático personaje real de Oswald Mosley, líder de la Unión Británica de Fascistas.

La química entre los actores Anderson (Arthur Shelby) y Murpy (Tommy Shelby) es una de las claves de la aceptación de la serie

Más allá de todos ellos, la serie se sustenta en el carisma de un actor de estatura media y rasgos tan angulosos que su rostro debería estudiarse en clase de Geometría. Posee altos pómulos, labios rotundos y mirada aprisionada por la profundidad de las cuencas de sus ojos, los más azules que el cineasta Christopher Nolan haya visto jamás, lo que, según sus palabras, justifica la inusual cantidad de primeros planos que le dedicó en Batman begins, en la que Murphy interpretó al deshilachado Espantapájaros, enemigo jurado del Hombre Murciélago.

Cosecha del 76, de padres dedicados a la docencia, Cillian Murphy iba para rockero, pero justo cuando le ofrecieron firmar su primer contrato discográfico se dio cuenta de que prefería ser actor. “La verdad es que la banda que creé con mi hermano, The sons of Mr. Green Genes (nombre que tomó de una canción de Frank Zappa), era muy de letras extravagantes y largos solos de guitarra”, comenta a menudo, “por lo que creo que tomé la decisión acertada”. Tipo esforzado y bien preparado, en su segunda película, Un verano diferente, una de estudiantes de viaje de fin de curso, ya figura como protagonista. Ahí le debió ver Danny Boyle y fascinado por esa aura misteriosa que lo acompaña, le contrató para encarnar al huidizo superviviente de la apocalíptica 28 días después. Al poco tiempo, fue candidato a un Globo de Oro por encarnar al transgénero Kitten, en Desayuno en Plutón, que busca por un lado a su madre desaparecida y por otro el respeto que le deben sus paisanos irlandeses y por ende, el resto del mundo.

Protagonista principal

La serie se sustenta sobre el carisma de cillian Murphy, un actor de estatura media y rasgos muy angulosos

Ese físico tan peculiar gracias al cual, en palabras de su compañera McCrory, “según le caiga la luz de un modo u otro sus rasgos cambian como si fuera cosa de magia”, le ha venido de perlas. Cuando le ha tocado hacer una de época, ya fuera en producciones de prestigio a la europea como La joven de la perla o en grandes propuestas para el público masivo como En el corazón del mar, al lado de Chris Hemsworth, tan de moda como él mismo, los ropajes le han cuadrado de maravilla. Haciéndose hueco participó junto a la creme de la creme en el Origen de Nolan, que era, en materia de sueños y pesadillas lo que las muñecas rusas en materia de souvenirs de los países del Este, o en Dunkerque, también a sus órdenes, transparente por el frío y perdido en el horror. Protagoniza ahora la secuela de la inquietante por silenciosa Un lugar tranquilo, junto a Emily Blunt.

“Pero, en realidad, Hollywood no es una meta, porque me mantendría alejado de mi familia, que es para mí lo único importante”, no se cansa de repetir. Y no lo dice con la boca pequeña. Se casó con su novia de la adolescencia hace una década y es feliz papá de dos hijos. Tímido y reservado, concede entrevistas con cuentagotas, por lo que ni siquiera tiene agente de prensa. Si la leyenda no miente se le puede ver entrenando por los márgenes del Támesis con cierta frecuencia aunque se pare poco para hacerse fotos. Nunca será una estrella si sigue así, y si no lo eligen para ser el nuevo James Bond ya que está en las quinielas, pero seguramente vivirá muy feliz.

Premio Bafta

El portal IMDB considera a la serie una de las 50 mejores de la historia

La serie está considerada una de las 50 mejores de la historia según el portal IMDB, el más seguido de la red y en el que votan los usuarios. Ya tiene en su haber el Bafta al mejor serial dramático y una treintena de premios y candidaturas en convocatorias y festivales. Arrasa en los galardones anuales de la Academia de Televisión Irlandesa y, ya puestos, hasta tiene varios juegos de mesa propios y algunos más en proyecto, de realidad virtual.

Adrien Brody representa a un mafioso de origen italoamericano

Su largo brazo ha servido también para que el historiador y bisnieto de uno de estos célebres pandilleros, Carl Chinn, publique un libro titulado Peaky Blinders, la verdadera historia, que ya ha vendido más de 100.000 ejemplares, poniendo orden entre la realidad y la ficción, desde el respeto hacia esta, pero “ante el temor de que se tome por histórico lo que no lo es, debido a la mezcla de personajes inventados, con otros que sí existieron, como el mafioso Alfie Solomon o el mismísimo Winston Churchill. Si esto no se aclara, existe el peligro de que la historia de una ciudad que no se siente precisamente orgullosa de su pasado, quede anulada por lo que solo es invención”, subraya.

Carl Chinn, autor del libro de reciente publicación en el que se cuenta la verdadera historia del clan de delincuentes que inspira a ‘Peaky Blinders’

Andrew Fox

En ese empeño, Chinn, reconocido cronista social de la clase obrera británica y que viene estudiando este fenómeno desde 1986, cuando investigaba para su tesis doctoral, explica cómo se han mezclado las características de las pandillas del tercio final del siglo XIX, los auténticos Peaky Blinders, con los integrantes de La banda de Birmingham, que fueron los que resistieron, hasta los inicios de la Primera Guerra Mundial, los envites de una recién creada policía que siempre les tuvo en el punto de mira, auspiciada por el temor de la clase media del lugar ante sus violentos desmanes, y de diversos avances legislativos que establecieron reglas que pusieran límites a la brutalidad de deportes como el boxeo. Centra su estudio en el cruel Billy Kimber, astuto delincuente de magnética personalidad, en el que se inspira el personaje de Thomas Shelby, que tantas alegrías le ha dado al actor que lo interpreta.

Legado sin orgullo

Carl Chinn, cronista social de la clase obrera británica, ha vendido ya 100.000 ejemplares del libro en el que separa la verdad histórica de la ficción televisiva

Por supuesto, Cillian Murphy ya ha confirmado su participación en las dos próximas temporadas. La sexta debería estar en pleno rodaje pero la crisis sanitaria lo ha paralizado y ahora el puzle de fechas y compromisos debe ser rehecho. El primer episodio lleva por título Black Day “y va a ser de los mejores que hemos hecho hasta la fecha, como toda la temporada”, según predica Knight en su mayoría a conversos más que dispuestos a creerle. Narrará el auge del fascismo en la década de los años 30 en Europa en general, y en el Reino Unido en particular, y llegará hasta la Segunda Guerra Mundial. Todo apunta a que, como al Padrino de Brando, veremos llegar a Tomas Shelby cuanto menos al borde de la ancianidad. ¿Crispado? ¿Redimido? ¿Hundido? ¿Más poderoso que nunca? Andan las centurias seriófilas contando los días…

Paul Anderson y Kate Phillips en una escena del rodaje de la tercera temporada