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Un vino único envejecido con el vaivén de las olas del mar

S’Àmfora d’Olim 2016

Tres emprendedores lanzaron el proyecto de criar vino sumergido en pequeñas ánforas de barro

Los vinos llegan al consumidor embotellados en la misma ánfora en la que son sumergidos durante meses

S’Anfora

Un vino de ánfora es eminentemente especial, curioso, espectacular y esencial. Bebiendo de la tradición, exalta la cultura milenaria de la viña y nos traslada a las raíces de la civilización. Y si encima está envejecido en el mar, con su ir y venir, su misticismo, su magia, su energía, su vida… ¡aún lo hace más especial!

No es una pose: hace que la evolución del vino sea mucho más rápida de lo que sería en bodega. Colocan las ánforas en una jaula (la última remesa fue en el Delta del Ebro) donde han pasado entre cinco y nueve meses. Diego Duran, (viticultor i responsable de Trosset de Porrera), Xavier Belda (marino mercante) y Jaume Bages (amante del vino) son tres amigos que en el año 2016 iniciaron este proyecto submarino. No son los primeros en comprobar que el movimiento del agua del mar y la profundidad crean notas diferentes; pero sí son pioneros en sumergirlo envasado en pequeñas ánforas que son las que después harán llegar al consumidor.

S'Àmfora Olim Mar y S'Àmfora d'Olim aigua, dos de los productos envejecidos en el mar

S’Anfora

Las uvas orgánicas provienen de suelos fuertes, profundos, calcáreos y permeables de terrazas envueltas de bosques entre 400 y 500 metros de altitud que pasan un año en barrica de roble francés. Es una perla cuya generosidad regala fruta roja confitada. Tiene una tensión en boca y una equilibrada acidez sobrenaturales. Cómo no, se embotella a mano, mimando hasta el último detalle. Es el cupaje de los cuatro elementos: el sol reflejado en la madurez de la cariñena; la tierra de pizarra (licorella); la intensidad del aire y la frescura del agua.

El mar de vino de Homero aparece tanto en la Ilíada como en la Odisea y interpreta como una descripción de aquel color púrpura-pardo, con mucho cuerpo que toma el mar cuando al final del día la luz del sol disminuye y el atardecer se esfuma. Un vino con unos taninos adorables y una notas aromáticas que se multiplican en el paladar. Con ganas de ver ese mar y pasar esta etapa, este ha sido el mejor vino que he descubierto durante el confinamiento.

S’Àmfora d’Olim 2016

DOQ Priorat

98.50 euros