Un superviviente en la cima

Robert Downey Jr. fue durante años el mejor ejemplo del juguete roto hollywoodiense –al parecer, probó la marihuana a los ocho años de manos de su padre, Robert Downey sr., director de cine underground ya olvidado– capaz de superar sus problemas y ganarse esa segunda oportunidad que ahora disfruta. Tras su enésima salida de una clínica de rehabilitación, tuvo que pasar análisis diarios para detectar drogas, si quería volver a trabajar.

Años después, parece que le sientan estupendamente la madurez –nació en 1965, en Nueva York– y su matrimonio con la aristocrática productora Susan Levin, que le ha hecho padre por segunda vez hace poco más de un año.

Se ha convertido, sin duda, en uno de los actores del momento. El único que mantiene dos franquicias de éxito espectacular en perfecta forma, gracias a dos personajes que son como la noche y el día: el mundano millonario Tony Stark, más conocido como Iron Man –el Hombre de Hierro–, y el misterioso, sombrío y excéntrico Sherlock Holmes contemporáneo, al que debe su segundo Globo de Oro al mejor actor.

Estos días llega a las pantallas la tercera de las aventuras en solitario del superhéroe de la armadura roja y dorada, mucho más cómoda ahora que cuando comenzó la franquicia, según comenta, en la que se enfrenta con uno de sus enemigos legendarios que nació, como él, en los terrenos del cómic: el Mandarín. Según el director del filme, Shane Black, es el actor perfecto para aportar al sofisticado luchador por la justicia las dosis de cinismo que precisa, al tiempo que prestigia una producción realizada en el ámbito más comercial, con su talento. El mismo que le llevó a ser candidato al Oscar antes de cumplir los treinta por interpretar a un Chaplin con todos los matices. Aquella oportunidad le llegó después de una larga travesía por el desierto de las películas de adolescentes picarones.

Su debut, precoz, se había producido con sólo cinco años en una de las películas dirigidas por su cuestionable papá, al que, asegura, no guarda rencor. Su carrera se ha diversificado en tres ramificaciones: las comedias románticas, del estilo de Sólo tú, junto a la que fue su novia Marisa Tomei, o la televisiva Ally McBeal , que le valió su primer Globo de Oro; los filmes de prestigio, como Jóvenes prodigiosos o Zodiac , y los taquillazos. Pronto volverá a enfundarse el sólido uniforme del Hombre de Hierro para la secuela de las aventuras de Los Vengadores.

Pero mientras, aparte de los que baraja sólo como productor, tiene dos proyectos de singular atractivo, cuando menos, a priori: interpretar a Gepetto, en la adaptación de Pinocho que prepara Guillermo del Toro, y al hijo de Robert Duvall, en el thriller judicial The Judge . Es obvio que tiene la maquinaria muy bien engrasada.