Existe un gran contraste entre las palabras fiesta y reflexión.
Este año las Fallas han conseguido aunar significados de etimologías opuestas: muchos han sido los monumentos falleros que con sus ninots, ya sea desde la sátira o desde la seriedad, han logrado articular armoniosamente el necesario desahogo de la diversión con la invitación a meditar sobre lo ocurrido en la dana.

La artista Teresa Cháfer guiando la exposición Bressols d’aigua de pluja en el MuVIM.
Tinc el cor encés en flama, conjunto de esculturas efímeras de Teresa Cháfer Bixquert, que el Ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna regaló a las seis comisiones falleras de la localidad, han sido una muestra ejemplar, demostrando que también desde la experiencia artística fallera se puede “zarandear por dentro”. La artista valenciana, también dedicada a la investigación -en cuyo ámbito cuenta con numerosas publicaciones- y a la docencia, siendo catedrática de Escultura en la Universitat Politècnica de València y vicedecana de la Facultad de Bellas Artes-UPV, ha sido reconocida con numerosos premios, ha expuesto y tiene obra en colecciones permanentes de museos internacionales.
De su faceta de docente se desprende la gran generosidad de explicar y comunicar un significado, el del arte conceptual, muchas veces inaccesible al espectador, haciéndolo con sus numerosos audiovisuales en las redes sociales y en las propias exposiciones. Y también la de dar, dar el permiso para tocar su obra, haciéndola nuestra.
Así lo ha hecho en la que ha sido la génesis del citado proyecto fallero, Bressols d’aigua de pluja, trabajo que compone la muestra que se clausura en el MuVIM el próximo 23 de marzo. Esta exposición, en sus inicios, tenía como objetivo principal ofrecer al visitante una parte íntima de la artista, quien nos da a conocer cómo se construye, y se reconstruye, a sí misma con los recuerdos: objetos familiares conservados, parte de su taller, cuadernos de bitácora y pequeñas cosas con las que se encuentra en el día a día, con las que conforma su propio nido, su ser, al igual que las aves lo hacen con las ramas que encuentran por su camino. Utiliza como metáfora la naturaleza –nuestro bressol– y sus elementos, estableciendo juegos de apariencia, entre el ser y el estar, escondiendo entre las obras palabras secretas que nos invita a encontrar, a encontrarnos, a “construirnos, sentirnos y permitirnos ser mientras estamos”, a construir nido en cualquier lugar por desfavorables que sean las condiciones, como ocurre entre espinas, carcoma o inundaciones.
La palabra bressol significa cuna, pero también nido, cobijo o lugar de inicio de la vida. Con la dana, ocurrida durante el montaje de esta exposición, el título adquirió un nuevo significado, el de los nuevos comienzos, hogares, nidos, a partir del agua de lluvia. Estos días la lluvia no ha cesado. Parece un recuerdo de que la naturaleza ha llorado, demasiado, como nos recuerda Teresa, pero que siempre necesita renacer. En la muestra se encuentran muchos elementos que provienen de la dana y que la artista incorporó tras la tragedia, como raíces, cañas y ramas arrastradas por los ríos hasta la playa de su pueblo, Tavernes de la Valldigna. Siguen oliendo a barro y muerte. Pero ella sabe que es hora de dibujar un nuevo paisaje, de rehacernos, y que debemos hacerlo porque podemos, porque sabemos. Así, coloca al lado de ramas de naranjo desechadas o de raíces que provienen de la tragedia, un corazón blanco del que renace un árbol hecho con hilo de plata. Un corazón hecho con tela de sábanas, que en su obra han simbolizado el trabajo diario y sufrido de la mujer, lavándolas, remendándolas, haciendo la cama cada día, y que ahora representan esas sábanas que arrojadas desde los balcones salvaron vidas.
Sus seis esculturas falleras, Tinc el cor encés en flama, se inspiraron en esta idea, estando formadas por nidos configurados mediante estas ramas y cañas de la riada llegados a su playa, albergando corazones de tela de sábana que ardieron como uno solo en la cremà, latiendo al mismo tiempo, al igual que el pueblo valenciano lo hizo cuando se unió ante la tragedia. Del mismo modo ocurrirá en la Nit de Sant Joan, para la que Teresa creará una gran escultura efímera, un gran nido con otros tantos restos de ramas, y en la que todos estamos invitados a confeccionar y depositar nuestro corazón herido, corazones que arderán conjuntamente para renovarse con el fuego.
Nuestro pueblo valenciano, unido, también ha sabido siempre renacer, como lo ha demostrado cada 19 de marzo, haciéndolo de sus propias llamas y ahora del barro"
Nuestro pueblo valenciano, unido, también ha sabido siempre renacer, como lo ha demostrado cada 19 de marzo, haciéndolo de sus propias llamas y ahora del barro, porque, dice la artista, “un cor encés en flames no és el final, sino el renaixement i la força d’un poble que, com una au fénix ho fa de les seves pròpies cendres i del fang. (…) La flama fallera no sols crema, també il•lumina el camí de l’esperança”.
Visitar este fin de semana la exposición de Teresa Cháfer en el MuVIM, un edificio que con su hormigón visto se desnuda de artificios decorativos para permitirnos ver las ideas y agitar nuestro pensamiento, es sin duda una oportunidad para dejarnos sacudir con unas imágenes que rescatan el alma.