Camufladas entre vegetación y con sus puertas rotas o tapiadas y grafiteadas desde hace años, se esconden a los pies de la monumental iglesia de los Santos Juanes de València, 19 covetes (diminutivo valenciano de cueva) que, desde su construcción a principios del siglo XVIII, albergaban pequeñas tiendas-taller de artesanos. Unos curiosos establecimientos de apenas ocho metros cuadrados dedicados fundamentalmente a quincallería que fueron decayendo en su uso a finales del siglo XX.
La mayoría de sus propietarios se inclina, desde que en 2019 se constituyeron como asociación, en rehabilitar estos singulares espacios y “recuperar su uso tradicional” aprovechando la reurbanización de la plaza del Mercado y la plaza de Brujas, así como la restauración de los Santos Juanes. Una remodelación arquitectonica que pone en evidencia la isla de abandono y suciedad que suponen les covetes en este enclave del centro histórico de la ciudad.
El proyecto de restauración impulsado por la Associació Recuperem les Covetes y encargado al prestigioso arquitecto Carlos Campos fue aprobado por la Dirección General de Patrimonio Cultural en el año 2022. Según el Plan Especial de Protección de Ciutat Vella, en les covetes se permite "el uso comercial vinculado al comercio de productos de la cerámica, productos textiles, bordados, bolillos, pasamanería, locales o negocios dedicados a la venta de elementos asociados a la cultura en general, libros, fotografías, muebles y objetos antiguos, obras de arte, joyerías, platerías, talleres de diseño o deartesanos/as y similares.
El problema es que, en junio de 2024, la agrupación de propietarios comunicó al Ayuntamiento de València que no había conseguido el acuerdo del 100% de los dueños para contratar la ejecución de las obras, solicitándonos.
Ante esta coyuntura, pedían al Consistorio que emitiera una orden de ejecución para obligar a los propietarios que no quieren rehabilitar a acometer obra. Según explican fuentes municipales, hay dos dueños que no están por la labor de acometer la rehabilitación y otros dos cuya propiedad se desconoce pues, pese a que se ha buscado a los amos, no se ha dado con ellos. Hay que tener en cuenta que estas cuevas datan del siglo y que la propiedad ha ido pasando de generación en generación y se han ido comprando y vendiendo hasta que dejaron de usarse.
Contexto
Hay dos propietarios que no quieren la rehabilitación y otros dos cuya identidad se desconoce
Ante estas peticiones y tras varias reuniones, esta semana se celebró un nuevo encuentro en el que el Ayuntamiento puso encima de la mesa su intención de acometer el proyecto. El concejal de Cultura, José Luis Moreno, avanzó que al no existir el consenso del 100 % de la propiedad, el gobierno municipal estudia la posibilidad de actuar “por expropiación o por ejecución subsidiaria en la rehabilitación de las cuatro covetes cuyos dueños no quieren o no pueden participar, por causa de interés social, de acuerdo con el artículo 21 de la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano”.
La primera de las opciones parece “la más sencilla e inmediata”, señalan desde el Consistorio que, aunque no se pueden dar “plazo concretos”, recuerdan que la rehabilitación completa de los Santos Juanes que se levanta sobre les covetes se quiere tener lista para finales de este año.
Hoja de ruta
La opción de expropiar es “la más sencilla y más rápida”
La apuesta por la rehabilitación se explica en parte por la peculiaridad de estos inmuebles. En una de las remodelaciones de la iglesia en el siglo XVIII, explica el arquitecto Carlos Campos a La Vanguardia, “se concretan una serie de espacios que permiten la creación de locales de uso comercial en el punto central de la ciudad, donde se emplazaba ya históricamente el mercado”. Se trata de pequeñas cavidades “de dimensiones ligeramente diferentes, según su posición, con un promedio de 8 metros cuadrados, cubiertos con bóvedas de ladrillo muy rebajadas y escasos 2,2 m de altura”.
El problema, prosigue Campos, es que las sucesivas repavimentaciones históricas de la plaza, habían producido una reducción muy importante de la altura de los accesos a les covetes, lo que mermó “notablemente la posibilidad de su uso, cerrando muchos de los locales y finalmente su totalidad”.
El actual estado de deterioro
El proyecto básico de restauración del arquitecto Carlos Campos señala que “solamente cinco locales tienen puertas, normalmente en mal estado e inadecuadas, y solamente una o dos de ellas pueden considerarse como posible testimonio de cómo debieron ser las originales”. Además, destacan la “acumulación de suciedad en la superficie de las fachadas, tanto por arrastres de aguas pluviales, como por vegetación o el propio uso que se ha hecho durante el largo período de abandono de los locales, muy accesibles además al estar elevada la cota de la plaza”.
Cerradas han permanecido durante varias décadas hasta que la reciente reurbanización de la plaza recuperó la cota histórica, devolviendo la funcionalidad de los accesos y, por tanto, añade el arquitecto, “la posibilidad de volver a poner en uso estos comercios históricos”, cuenta el autor del proyecto de rehabilitación.
Señala Carlos campos que “al margen de su arquitectura, severa en su forma como corresponde a una construcción puramente funcional, el conjunto tiene un importante valor por su singularidad. No se encuentra en València otro conjunto de estas características y me atrevería a decir que tampoco en ninguna otra ciudad”.
No se encuentra en València otro conjunto de estas características y me atrevería a decir que tampoco en ninguna otra ciudad
Desde la asociación que impulsa su recuperación apuntan que “esta original tipología comercial, que, aprovechando el desnivel del terreno, queda bajo la plataforma de acceso a la cabecera del templo, contaba con otras muestras peninsulares tristemente demolidas (iglesias del Carmen y de San Felipe Neri, en Madrid), lo que convierte a les Covetes en un ejemplo único en España y refuerza su importancia y valor”.
Por tanto, el arquirecto se felicita por “la recuperación de esta arquitectura histórica, como parte de la iglesia de Santos Juanes, y del urbanismo de la que durante muchos siglos fue el corazón comercial de Valencia, ahora convertido en uno de los focos de mayor interés histórico, donde conviven hitos de los mejores momentos de la arquitectura de la ciudad, gótico, renacentista y modernista”. La idea del proyecto no es otro que recuperar su uso comercial (con negocios artesanales, sostenibles y/o de proximidad), generando así un espacio de referencia para la ciudad.