En los pueblos afectados por la DANA de Valencia hay una consigna: “Está prohibido extraer lodos si no hay donde depositarlos”. Lo explica Alberto Capaccioni, oficial del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia, cuerpo que coordina estas tareas y que sigue trabajando estos días sin descanso para desaguar garajes y bajos y recuperar el alcantarillado. “Al principio todos, sin excepción, tirábamos los lodos a las alcantarillas, pero estas se acabaron obstaculizando y ahora la norma está clara”, explica el oficial.
El Cecopi confirmaba ayer que son 130 los camiones que trabajan para desatascar la red e insistía a la población que deben ser los profesionales quienes se encarguen de la retirada de lodos y residuos de sótanos y garajes. Porque son muchos estos días los que pegan carteles en la calle pidiendo ayuda para desaguarlos y extraer los muchos vehículos amontonados dentro, o que hacen circular fotos de los mismos para solicitar ayuda entre amigos y vecinos. Necesitan fotografiar el coche perdido tras el paso del agua para el seguro, pero ni siquiera han podido sacarlo aún del aparcamiento.
Son muchos estos días los que pegan carteles en la calle pidiendo ayuda para desaguar garajes y extraer los muchos vehículos amontonados aún dentro
Ante la desesperación de los afectados, comprensible, los bomberos explican que con palas el trabajo es más intenso, el vaciado se hace sin control y de nuevo se obstruyen la vía y la red de alcantarillas. Además, avisan del riesgo de entrar en espacios cerrados sin la adecuada protección tres semanas después de la inundación, cuando ya se combaten desde Sanidad las posibles plagas de insectos.
Insisten en que hace falta maquinaria específica, como las miniexcavadoras propiedad del ejército, que son las más demandadas, ya que entran fácilmente en los subterráneos y extraen más rápidamente los lodos. También interesa disponer de volquetes para arrastrar los coches, pues las ruedas resbalan con el barro adherido en los neumáticos y chirrían en las rampas.
Las ruedas resbalan con el barro adherido en los neumáticos y chirrían en las rampas
“En los garajes aún queda mucho por hacer, en cada uno hay tres o cuatro coches por lo menos”, explica Capaccioni, que asegura en muchos edificios “cuesta contactar” con los administradores de la finca, por lo que los vecinos se sienten aún más desprotegidos. A estas tareas, suman la continua búsqueda de las víctimas mortales, que se sigue haciendo en profundidad en l’Albufera, el barranco del Poyo y Loriguilla.
En la otra cara de la moneda, ayer reabrieron 30 colegios en ese lento camino a la normalidad. Se suman así a los 60 que ya comenzaron las clases la pasada semana, por lo que la previsión es que cuando finalice la semana próxima un total de 87 centros educativos habrán retomado la actividad.