La imagen que me irrita el pensamiento puede ser una realidad en poco tiempo: camiones trasladando material de obra, operarios danzando por la zona moviendo polvo y sucedáneos, contenedores recogiendo los restos del antiguo edificio y grúas moviendo carga para su rehabilitación. Estoy hablando de la posibilidad, anunciada por la alcaldesa María José Catalá, de recuperar el antiguo hotel Sidi Saler para otra función, con otro objetivo, aún sin concretar, posiblemente otro gran hotel.
Por si no lo saben, este edificio cerrado y abandonado desde 2011, se encuentra ubicado en el corazón del bosque de El Saler, frente al mar, en uno de los lugares más hermosos de la Comunidad Valenciana, en pleno parque natural de La Albufera. El mismo paraje por el que los vecinos de València lucharon en los 70 y los 80 para que no se siguiera construyendo los terribles edificios que aún siguen verticales en la zona, como testigos de un tiempo en blanco y negro. Aquella lucha provocó la reacción de las autoridades, y de medios de comunicación, para que se paralizara la intención de unos pocos depredadores que deseaban borrar el bosque para instalar una gran urbanización.
El anterior gobierno local de Compromís y el PSPV decidió denegar las licencias de obras e impulsar su derribo. Ahora sorprende que la alcaldesa de València quiera reactivar un edificio que en pleno 2024 ha perdido todo el sentido de su existencia. Y no vale decir que se buscará un “proyecto sostenible” porque, como apuntaba Pablo Salazar en Las Provincias, “no es recuperable sin sentar un peligroso precedente”.
Los valencianos que amamos mucho nuestra ciudad, y sus entornos, sabemos que la mejor solución para proteger El Saler es reducir la enorme presión que sufre desde hace décadas de turistas y visitantes"
Los valencianos que amamos mucho nuestra ciudad, y sus entornos, sabemos que la mejor solución para proteger El Saler es reducir la enorme presión que sufre desde hace décadas de turistas y visitantes. Y recuperar ese espacio ahora muerto para rehabilitar el edificio para lo que sea será, en lógica, un motivo más para meterse de lleno en un bosque que es el espacio verde más hermoso que tenemos los valencianos junto al jardín del antiguo cauce del Turia.
No me gusta tomar posición en mis artículos con tanta claridad, pues se corre el riesgo de limitar el diálogo con quienes no piensan igual. Pero creo que María José Catalá, de la que me consta que siente un gran afecto por El Saler y por el Parque Natural de La Albufera, debería desistir de este proyecto, mantener lo decidido por el anterior ejecutivo local y despejar la zona afectada para que esta recupere lo que hace cincuenta años le fue arrebatado por la acción del ladrillo.
La alcaldesa debería desistir de este proyecto, mantener lo decidido por el anterior ejecutivo local y despejar la zona afectada para que esta recupere lo que hace cincuenta años le fue arrebatado por la acción del ladrillo"
De lo contrario se abre el peligro de volver a dañar una parte del parque y que no pocos vecinos observen la necesidad de volver a movilizarse con otro “Salvem El Saler”. Sería un mal síntoma para nuestra ciudad y nuestro entorno. Es importante recordar que la sensibilidad medioambiental está ya muy arraigada y genera no pocos estigmas para los líderes políticos cuando se actúa en sentido contrario. Creo que, en este caso, rectificar la intención de recuperar el Sidi Saler sí que es de sabios. Está en manos de la alcaldesa.