Las patronales valencianas, primero, y las derechas valencianas del PP y Vox después, creen que ERC y Junts han incorporado la exigencia de la paralización de la ampliación de esta potente infraestructura a la negociación para dar su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. Insistimos, es una hipótesis, porque no hay ningún dato objetivo que la sostenga, dado que tanto Junts como ERC lo han negado “rotundamente” a este diario; también desde el Gobierno español a través de la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana. Existe, es cierto, un precedente: ERC se ha opuesto siempre a la ampliación del Puerto de València “por motivos medioambientales”, subrayan desde la formación republicana.
Se está generando una agitación política y mediática que está afianzando las bases de un relato cuyas consecuencias apuntan a un rebrote del anticatalanismo
Pero la realidad es que en pocos días, a partir de una información divulgada por un digital de Madrid, se han disparado muchas alarmas en la Comunidad Valenciana. Y se está generando una agitación política y mediática que está afianzando las bases de un relato cuyas consecuencias apuntan a un rebrote del anticatalanismo, esta vez no de base identitaria o cultural si no material, y a una nueva línea de presión contra el pacto que Sánchez quiere cerrar con los independentistas catalanes. El puerto de València, el más importante de España en tráfico de contenedores, y principal vía de entrada de mercancías hacia el centro y Noroeste de España, se convierte así en elemento inesperado de la posible investidura del líder del PSOE.
Este marco de conflicto ha tenido, además, a finales de esta semana, un protagonista que lo ha legitimado, y es Compromís. La coalición valencianista, coaligada con Sumar, ha dado un paso que puede tener importantes consecuencias: ha anunciado que en el paquete de exigencias a Sánchez incluirá también que se paralice la ampliación del Puerto de València si no se emite una nueva Declaración de Impacto Ambiental, DIA, y que esta sea favorable. Una exigencia, la de Compromís, que da fuerza a la denuncia de las derechas valencianas en un momento clave en la negociación de la investidura de Sánchez. ERC y Compromís ya habían solicitado esta paralización en el Congreso en el pasado.
Lo novedoso es que, hasta ahora, el principal motivo de confrontación había sido la identidad y la lengua de los valencianos
El marco generado en torno a esta cuestión se simplifica en dos ideas: los independentistas catalanes quieren ahogar el crecimiento del Puerto de València para favorecer al de Barcelona, principal competidor, y la izquierda valenciana, el PSPV y Compromís, son colaboradores estrechos de un objetivo en el que Sánchez aparece como un claro “traidor” a los intereses de los valencianos. Son ideas sencillas pero, como reconocen desde la dirección del PSPV, de una enorme potencia en una geografía donde el anticatalanismo es una tendencia histórica, con periodos de máxima efervescencia.
Lo novedoso es que, hasta ahora, el principal motivo de confrontación había sido la identidad y la lengua de los valencianos. Una simple mirada al pasado nos descubre las décadas en las que el conflicto lingüístico provocó episodios de enorme violencia, incluso atentados terroristas; y duras batallas en las calles entre los anticatalanistas y nacionalistas valencianos. Fueron los años de la denominada “batalla de València”.
Esta es la primera vez que el riesgo de rebrote del anticatalanismo se fundamenta en un hecho material y económico, lo que otorga al posible conflicto una nueva dimensión en la que, por primera vez, participan los principales líderes empresariales. Esta semana, incluso una persona tan moderada como Salvador Navarro, presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) aludía a la posibilidad de que los independentistas y Sánchez estuvieran usando la ampliación del puerto de València ”como moneda de cambio de la investidura”.
Se prepara una cumbre en Madrid entre Carlos Mazón e Isabel Ayuso por el Puerto
No es el único que ha usado esta expresión; lo han hecho también el president valenciano, Carlos Mazón y la alcaldesa de València, María José Catalá, advirtiendo de que usarán todos los recursos para oponerse. Que se haya construido esta idea sobre una base material permite, además, abordar el conflicto desde algo visible (un puerto) y objetivable, en cifras de tráfico o empleos. En el caso de la lengua de los valencianos es más compleja esta objetividad: entran en juego sentimientos y no pocas pasiones.
Para pacificar el conflicto lingüístico, el PP, con Eduardo Zaplana de presidente, creó en 1998 la Academia Valenciana de la Llengua, AVL, entidad normativa y estatutaria que ha sido un instrumento fundamental para mantener durante años de la lengua fuera del ámbito político. El ejecutivo valenciano ha dado algunos pasos para reducir la presencia del valenciano en la Educación o en otras áreas de la administración, pero no cuestiona la autoridad normativa de la AVL. El president valenciano Carlos Mazón la defiende.
La Fundación Conexus, entidad dirigida por el prestigioso abogado Manuel Broseta, hijo del profesor y político asesinado por ETA, está organizando una “cumbre” valenciano y madrileña para finales de noviembre con la presencia de Carlos Mazón e Isabel Díaz Ayuso para hablar, justamente, de infraestructuras, entre estas el puerto. En el PSPV crece la inquietud porque se valora que se está reconfigurando lo que en el pasado se denominó, por parte de los populares, el “eje de la prosperidad”: Madrid-Valencia-Mallorca. En aquella ocasión, ese eje, alentado por Aznar, tuvo a Francisco Camps, Esperanza Aguirre y Jaume Mata de protagonistas.
El conflicto del Puerto de València es, en este sentido, un potente elemento de recuperación de un eje, que es también “una visión de España, menos circular y más radial” añaden. Se trataría de un eje en clara competencia con el mediterráneo, donde Catalunya y Valencia son principales clientes una de la otra. Las patronales valencianas han luchado y luchan para que el corredor mediterráneo se concluya, pero ahora temen que la investidura ahogue el futuro del Puerto de València
De lo que no hay duda es de que esta infraestructura valenciana, que aspira a ser la más importante del Mediterráneo frente a Algeciras y Barcelona, ya es materia de investidura por un temor sin confirmar que ha protagonizado el debate mediático esta semana en Valencia y por una arriesgada apuesta de Compromís.