Sònia Valiente (València, 1975) es periodista de formación y vocación. Ha desarrollado su trayectoria profesional tanto en agencias como en medios de comunicación (Radiotelevisión Valenciana, Mediaset, Vocento). Autora de diferentes libros de marketing y divulgación, "Veintitrés fotografías" es su primera novela con Plaza & Janés.
Te describes como periodista de formación y de vocación. ¿Qué le pasa a una periodista para que escriba un libro?
Los periodistas somos narradores natos de historias. Las historias están ahí, esperando a ser contadas. Fíjate que el escritor valenciano Javier Alandes dice que el trabajo de los escritores es decidir cuál de todas las novelas que tenemos en la cabeza merece la pena ser escrita. Con todo, a mí me ha costado muchísimo darme el permiso de escribir. De sentirme capaz. A pesar de ganarme la vida escribiendo, como periodista.
Creo que es fundamental para los escritores noveles cambiar el mindset y creerse escritores"
¿Y tienes muchas novelas peleando ahora mismo en su cabeza?
Pues fíjate que sí. Eso era algo que me aterraba un poco. Escribir una novela, algo que tenía muy dentro en las tripas y que me vaciara tanto con "Veintitrés fotografías" que no hubiera más. Pero hay mucho más. Creo que es fundamental para los escritores noveles cambiar el mindset y creerse escritores. Eso es algo liberador.
¿En qué sentido?
Pues en que no te sientes ridícula imaginando cosas, tomándote un tiempo para disfrutar de la magia del asombro. Como cuando éramos niños. La imaginación también se entrena y es algo que estamos perdiendo con los dispositivos móviles, que nos roban la atención. Caminar y permitir que te vengan ideas, apuntarlas. Ver en cada rincón de lo cotidiano un posible inicio de un relato, de un capítulo. Escuchar las conversaciones del metro o de los restaurantes para poder encontrar “insights”. Y puede que, al final, esas notas no sirvan para nada en concreto y que no te sientas mal por ello. Y te lo digo yo, que soy una adicta a la productividad. Sentirte escritora te confiere una autoridad moral para relacionarte con otros autores, pedir consejo a libreros, acudir a eventos literarios y a tejer tu propia red de una industria que aún no controlas. Sentir que formas parte de una comunidad.
Sentirte escritora te confiere una autoridad moral para relacionarte con otros autores"
La protagonista de su novela, Sol Bonet, parece que más que iniciar una búsqueda está huyendo de algo. ¿Usted de qué huye?
(Risas) Claro. Todos huimos de algo. ¿Acaso tú no? La pobre Sol Bonet tiene problemas de primer mundo. Es una publicista de 38 años que encuentra un carrete sin revelar dentro de una cámara analógica en el Rastro. Dentro, las instantáneas de una boda. Desconoce quiénes son los novios y se obsesiona con encontrar a la pareja. Sin tener marco geográfico, ni temporal. Si están vivos o están muertos… Pero esa búsqueda, como tú dices, es una huida de una vida que no le gusta. Y ahí radica la universalidad de la novela. Porque todos alguna vez nos hemos sentido atrapados en una relación o en un trabajo que no nos llenaba, pero en lugar de solucionarlo, porque tomar decisiones es duro, hemos caminado justo en la dirección contraria. Para ganar tiempo. Y eso precisamente es lo que hace la protagonista de "Veintitrés fotografías", una especie de procrastinación vital: “Voy a investigar esto y así no pienso”. Y creo que la escritura, en mi caso, también tiene algo de evasión. La escritura es como mi meditación. Mientras escribo nada duele.
Una novela en la que está presente València, pero también Barcelona y Martorell. ¿Es casual o tiene alguna vinculación con las ciudades que describe?
La vinculación con València es clara. Me apetecía mucho que la trama trascurriera en mi ciudad y la protagonizara una mujer. La búsqueda de los protagonistas con las pistas que encuentra en las fotos llevará a Sol Bonet por Madrid y Barcelona. Con Barcelona, siempre he tenido una vinculación especial y tengo familia en la ciudad porque mi abuelo Manuel nació allí. He estudiado en la UOC Publicidad y Relaciones Públicas para ser, después, profesora de Pensament Creatiu en la misma universidad. Y conservo grandes amigos.
Me apetecía mucho que la trama trascurriera en mi ciudad y la protagonizara una mujer"
¿Ha escrito la historia que quería escribir? ¿Qué le dicen los lectores?
He escrito una novela que llevaba en la cabeza desde 2016, sin saberlo. Desde que leí una noticia de BBC News. Una historia que habla de muchas cosas con una pátina de thriller y de amor para hacerlo ágil y entretenido. Algo que me ha servido para hablar de lo importante que es para todos encajar y encontrar nuestro lugar en el mundo. Una novela urbana y luminosa que, como dijo Rosa Montero, “con la que muchas personas se van a sentir identificadas”. Me apetecía hacer una novela actual con personajes con los mismos anhelos que yo tengo y, eso, a juzgar por lo que me comentan los lectores, sí lo he conseguido. Porque hay algo con lo que no contaba y está siendo un regalo. Es todo este amor que me está devolviendo la novela. Un cariño de personas anónimas que me escriben por redes sociales haciéndome preguntas sobre el libro o pidiéndome consejos sobre escritura. Recuerdo perfectamente el primer mensaje de Instagram de una lectora que no era de mi círculo. Le escribí: “Muchas gracias por tus palabras. Debes de ser la amiga de Gersón”. Y me dijo: “¿Quién es Gersón?” Fue entre cómico y emocionante. Escribes un libro y lo escribes para ti. Pero cuando sale a la venta en una gran editorial, deja de ser un poco tuyo para pertenecer a otras personas. El otro día, estuve en un club de lectura y me hacían unas preguntas dificilísimas sobre los personajes que me hacen revisitarlos desde fuera, desde otro punto de vista. Y eso es una experiencia muy enriquecedora.
¿En qué está trabajando en algo?
Ahora mismo estoy reescribiendo un thriller muy coral protagonizado por una mujer en un escenario rural. Ya sabes lo que dicen: “reescribir hasta morir”.
Ahora mismo estoy reescribiendo un thriller muy coral protagonizado por una mujer en un escenario rural"