Financiación y deuda valenciana
Diario de València
La pausa de las vacaciones, y el proceso de negociación para la investidura del próximo presidente del Gobierno, ha aparcado, de momento, el que será, posiblemente, el debate más importante de la próxima legislatura: la financiación autonómica. La exigencia catalana ha puesto sobre la mesa una realidad que la Comunidad Valenciana lleva años reclamando para resolver un contexto injusto con los valencianos, que viven en una autonomía que es, junto a la andaluza, la peor financiada del Estado. Con un sistema que ha provocado que más de 35.000 millones de euros de los 54.000 millones de la deuda valenciana se haya generado por la insuficiencia financiera. En términos económicos, la situación valenciana es insostenible, pone en grave riesgo la calidad de sus servicios públicos y, también, limita gravemente su capacidad para la acción política dado que gran parte de los pagos de la Generalitat Valenciana dependen directamente del Fondo de Liquidez Autonómica, FLA. Una solución que debería ser extraordinaria y que se ha evidenciado como ordinaria con el efecto perverso de ir agrandando la deuda valenciana con el Estado.
Lo dicho hasta ahora está consensuado por todos los organismos económicos y financieros públicos y privados del Estado. Sin embargo, nada hasta ahora se ha hecho para, al menos, paliar una situación que convierte a la Comunitat Valenciana en una región que pierde capacidades administrativas frente a otras que las mantienen o, incluso, las ganan, como es el caso de la Comunidad de Madrid.
Carlos Mazón, y su consellera de Hacienda, Ruth Merino, no deben dudar en, además de exigir una nueva financiación como han hecho, pedir también que se condone la deuda valenciana"
Los ocho años del Botànic, cuatro con Pedro Sánchez de presidente del Gobierno, no lograron modificar este escenario, a pesar de las movilizaciones presiones, también por parte de las patronales valencianas. Ahora que existe la posibilidad de “abrir el melón” de la financiación, el nuevo ejecutivo valenciano tiene una oportunidad que no puede condicionar a lo que se decida en la dirección nacional del PP y, menos aún, a lo que manifieste la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, a quien la capitalidad le aporta unos enormes beneficios. Carlos Mazón, y su consellera de Hacienda, Ruth Merino, no deben dudar en, además de exigir una nueva financiación como han hecho, pedir también que se condone la deuda valenciana, en su totalidad o en parte.
No es una barbaridad, en tiempos pasados ya se hizo con otras autonomías como Andalucía. Y mantener la presión para que se establezcan mecanismos de compensación que eludan el FLA y que permitan sostener las finanzas valencianas. Que la iniciativa sea de los catalanes debe observarse como una oportunidad y no como un agravio, y al tiempo intentar impedir que la nueva financiación se resuelva por vía “bilateral” en lugar de lo que debe ser, “multilateral”. Nos va en ello mucho, pues con el ajuste del déficit que exige la UE y con la mochila de la deuda, la Generalitat Valenciana puede verse en poco tiempo totalmente limitada. Es decir, afectando a todos los valencianos.