Dice con acierto Manuel Alcaraz en el prólogo, que este libro -Alacant queda molt lluny! Joan Fuster i el sud del País Valencià- puede servir para aliviar algunos complejos de inferioridad innecesarios. Que sería bueno aceptar con normalidad que ser valenciano en el sur no puede ser como sentirse valenciano en València, Sueca, Alzira, Alcoi o Morella. Que si ha de haber un valencianismo de la mayoría, deberá de ser plural.
La reflexión, el problema es, por tanto, vigente. Y el ensayo de Antoni Rico, historiador noveldense experto en la obra de Joan Fuster, afronta el reto de cubrir, cuando está a punto de concluir su centenario, un sorprendente vacío editorial al respecto de un problema que preocupó y ocupó al escritor de Sueca.
Dice con acierto Manuel Alcaraz en el prólogo, que el libro puede servir para aliviar algunos complejos de inferioridad innecesarios
En su larga búsqueda de documentación, a Rico le sorprendió, por ejemplo, que una revista cultural editada por la Diputación de Alicante, Canelobre, no hubiera mencionado en el monográfico que en 1991 dedicó a Fuster ni un solo artículo sobre Alicante. Y no porque no existieran.
Rico agradece con elegancia el acceso que ha tenido a la documentación que poseía Ismael Belda, admirado periodista alicantino que escribió mucho y bien sobre Fuster en sus artículos y preparaba antes de su prematuro fallecimiento una obra en la línea de la que hoy nos ocupa. "En cierta manera, el libro también es una especie de homenaje a un trabajo que él empezó y que por desgracia no pudo acabar", dice Rico.
"Cuando Fuster escribó Nosaltres, els valencians en el año 62, dice en el prólogo que, sin ser la persona que debería escribirlo, lo escribe porque es el libro que le gustaría leer. En mi caso es un poco esto", añade Rico para explicar qué le ha llevado a afrontar este reto. "Sobre Fuster se ha escrito muchísimo, yo llevo catorce años leyéndome absolutamente todo lo que se ha escrito sobre él, y esta falta de estudios sobre su figura y el sur del País Valenciano era un vacío total".
Lo llamativo es que el asunto no le era ajeno. "Todo lo contrario", responde Rico, "consciente de que las tierras del sur, dentro de su esquema nacional, de recuperación de la valencianidad, eran los territorios que le podían suponer más complejidades, más dificultades, le pidió por ejemplo a Josevicente Mateo que escribiera Alacant apart, y creó una red propia de intelectuales, de políticos, de personas vinculadas de una manera u otra al pensamiento fusteriano desde la alacantinidad, desde la idiosincrasia del sur".
"Los trabajos sobre Fuster siempre se centran en la capital como foco desde el que analizarlo, siempre desde el centro", afirma el historiador
Pese a ello, "los trabajos sobre Fuster siempre se centran en la capital como foco desde el que analizarlo, siempre desde el centro", afirma el historiador. Su obra repasa algunas de las relaciones de Fuster con autores alicantinos. Llama la atención, por ejemplo, que con Enric Valor no tratara en absoluto el "problema" alicantino. Si lo hizo extensamente con otros, como el periodista Bernat Capó, el mencionado Mateo, Lluís Alpera, Emili Rodríguez Bernabéu, Jordi Valor y algunos más cuya correspondencia con Fuster recoge Rico.
Resulta también muy interesante el análisis sobre el antagonismo entre Fuster y el historiador Vicente Ramos. "En el ambiente universitario de los 60 y 70, de jóvenes que no han vivido la guerra, que ven el franquismo de una manera diferente a la de sus padres, en medio de este cambio generacional, se producen unos nuevos debates sobre la identidad de Alicante y la identidad valenciana y sobre la identidad de la propia España que debía iniciar el tránsito democrático y superar la dictadura", explica Rico.
En ese marco, "Ramos y una serie de empresarios alicantinos plantean la posibilidad de arrancar la provincia de Alicante de su territorio histórico que es el País Valenciano e incorporarla a una administración que no queda claro cómo debía de ser, pero que la vincula a Murcia, Castilla La Mancha e incluso a Almería". Fuster "inmediatamente identifica esto como uno de los principales problemas que puede encontrar su proyecto político".
Rico cree que ese debate "lo ha ganado Fuster". Piensa que "seguramente es gracias a Fuster que esa idea del Sureste no tira para adelante. Cuando se habla del fracaso del proyecto fusteriano, yo tengo dudas de si los valencianos ahora seríamos una autonomía como somos si Fuster no hubiese lanzado en 1962 sus textos sobre el País Valenciano. Porque entonces no existía una conciencia clara de país, existía una conciencia de provincia, que es lo que aprovecha Ramos para proponer esto del Sureste".
"El combate Fuster-Ramos lo gana Fuster, aunque no haya desaparecido esa idea tan alicantina de provincia que mira a Valencia con muchos recelos"
En su opinión, "es la propuesta fusteriana la que acaba llevando a la izquierda y a los sectores más democráticos del país al nuevo valencianismo político, a poner encima de la mesa la necesidad de una autonomía del País Valenciano". De modo que "el combate Fuster-Ramos lo gana Fuster, aunque no haya desaparecido esa idea tan alicantina de provincia que mira a Valencia con muchos recelos, pero al final dentro del mismo marco jurídico que es la Comunidad Valenciana".
El libro -editado cuidadosamente por Llibres de Frontera- recoge la percepción que Fuster y sus interlocutores tenían de la diversidad tan característica de las comarcas alicantinas, una complejidad demográfica, económica, lingüística que los alicantinos viven con pacífica naturalidad, pero que a menudo distorsiona "y es injusta", matiza Rico, con la importancia que lugares como Orihuela tienen y han tenido en la historia y la cultura del país.