Lo mejor que puede decirse de un estudio histórico es que aporte datos desconocidos y relevantes para quienes tienen interés en el asunto; lo mejor que puede decirse de una obra literaria es que su lectura resulte amena y grata. Ambas virtudes se encuentran en Hércules, Fútbol y Política (Els vincles del club amb les elits alacantines), escrito por Manuel Lillo i Usechi (Alicante, 1988) con la excusa del centenario que este año cumple el club de fútbol alicantino.
Herculano de cuna, miembro fundador de la peña Negre Lloma, y periodista de consolidada trayectoria en medios como el semanario El Temps, Lillo ya publicó en 2017 una obra netamente alicantina: L'Alacant d'El Tio Cuc.
En la decena de equipos que en la ciudad precedieron al histórico club fundado por el Chepa ya encontramos apellidos e instituciones influyentes
Ahora, pone su mirada en el fútbol y vuelca en más de 250 páginas un riguroso trabajo de investigación que le permite -como con acierto precisa el subtítulo escogido- analizar los vínculos existentes entre el poder político y económico de Alicante con el Hércules.
Esos vínculos empezaron a forjarse incluso antes de la fundación del propio Hércules (que aunque jugó su primer partido en 1919 no se inscribe oficialmente hasta 1922), pues en la decena de equipos que en la ciudad precedieron al histórico club fundado por el Chepa ya encontramos apellidos e instituciones influyentes que vieron en la rápida popularidad de aquel deporte importado de las Islas Británicas una buena forma de promoción y éxito social. ¿Sabía por ejemplo el paciente lector que un abuelo de Julio De España presidió el club en los años 20? ¿O que el Club Natación de Alicante tenía sin duda más papeletas para consolidarse como equipo principal?
Lo que queda claro, como explica Manuel Lillo, es que hubo otros "Ortiz" antes de que el controvertido constructor Enrique Ortiz se hiciera con las riendas de la sociedad deportiva que logró devolver al Hércules a lo más alto -y Lillo recoge sin tapujos los testimonios que explican su "peculiar" manera de lograrlo- pero no ha sido capaz de detener una caída al pozo que parece no tener fin.
Además, quizá sea esta obra, que según explica el autor ha contado con el apoyo de la Comisión del Centenario del Hércules Club de Fútbol, la única relacionada con esa efeméride escrita en valenciano, una laguna en la bibliografía herculana que resultaría razonable enmendar.
Algunos de los colegas de Lillo que en las últimas décadas han seguido la actualidad herculana y más se han interesado por su historia han tenido ocasión de leer su obra y la recomiendan vivamente
La tarea de investigación ha sido ardua, confiesa Lillo, que agradece la intensa colaboración en ella de la persona a quien debe precisamente padecer su "fiebre" blanquiazul: su padre. Hay esfuerzos intelectuales que solo se comprenden desde una mirada sentimental.
Algunos de los colegas de Lillo que en las últimas décadas han seguido la actualidad herculana y más se han interesado por su historia han tenido ocasión de leer su obra y la recomiendan vivamente. Toni Cabot ha escrito que el libro es "un trabajo riguroso y excepcional, una joya que todos los herculanos y alicantinos deberían leer y conservar". Y voces tan autorizadas como Carlos Cuenca, Juan Francisco Millán, José Antonio Soler, Gonzalo Blanes o el veterano Rafa Rodríguez reciben el agradecimiento de Lillo por su desinteresada colaboración.
Como no puede ser de otra manera, el autor recurrió a la "Biblia" herculana en la que el historiador Vicente Ramos recopiló la historia del club hasta 1975, época más difícil de rastrear en las hemerotecas, y ha realizado una encomiable labor desentrañando la personalidad y circunstancias sociales de los nombres de presidentes y directivos que Ramos se limitaba a reseñar.
Eso le ha permitido trazar una genealogía del "poder herculano", siempre vinculado al poder efectivo aunque, paradójicamente, y al contrario que otros clubs de efímera existencia, su fundador, Vicente Pastor de la Llosa Alfosea, fuera un humilde muchacho ignorante de que su inocente sueño iba a convertirse en una de las señas de identidad más reconocibles de su ciudad.
Aunque la obra dedica más atención a los "goles" que se marcaban sobre las alfombras de los despachos que al juego, no faltan reseñas de jugosas crónicas que recogen rivalidades tan antiguas como el propio deporte
Aunque la obra dedica más atención a los "goles" que se marcaban sobre las alfombras de los despachos que al juego, no faltan reseñas de jugosas crónicas que recogen rivalidades tan antiguas como el propio deporte, como aquella ocasión de 1934, en plenas Fallas, cuando un Hércules que había vencido 2-1 en Bardín al Valencia en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey cae por 3-0 en el ambiente "hostil" de Mestalla: "El árbitro, señor Casterlonas, fue en el campo juguete del público, siendo él, con su actitud parcial, el que eliminó al Hércules", narraba una crónica de entonces.
No falta la semblanza de los nombres más ilustres ni atención a las épocas más grises y más brillantes: desde los precedentes hasta la decadencia actual, Lillo recorre la primera gran década herculana, la de los 30, la llegada de la Guerra Civil, cómo repercutió en el club durante y después, en la traumática posguerra, el largo tránsito en los 50 y 60 hasta la época dorada, los 70 y el éxito de José Rico Pérez, la esperanza que despertó en los 90 el regreso a Primera, la Liga de las Estrellas y el desastre que depositó el club en las manos de su actual propietario.
Editado por Llibres de Frontera, el libro está ya a disposición de los lectores en las principales librerías de Alicante
Editado por Llibres de Frontera, el libro está ya a disposición de los lectores en las principales librerías de Alicante. No faltará en las bibliotecas de quienes sienten y padecen con las peripecias del Hércules ni debería hacerlo en las de quienes se interesan por la historia reciente de la ciudad de Alicante.