El drama del calor en el campo valenciano: pérdidas de más del 70% de las cosechas

Cambio climático

El sector reclama más investigación para lograr variedades vegetales más resistentes al cambio climático, pero son conscientes de que eso no se consigue "de hoy para mañana"

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Un tractor rotovata un campo de cebollas en la huerta de València

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Una consecuencia muy directa y visible del cambio climático son los efectos que tiene sobre la agricultura. Las lluvias persistentes de la primavera y la concatenación de meses de intenso calor y sequía desde mayo en la Comunitat Valenciana, ha perjudicado mucho las cosechas.

La producción de olivas y almendras ha caído más de un 70%; la uva para vino, es un 30% menor; en frutas de verano como el albaricoque, melocotón, ciruela y cereza se han recogido un 65% menos. Pérdidas que en AVA-ASAJA valoran en unos 120 millones de euros.

Almendra camps d'Ullastrell (Vallès Occidental)

Almendro 

Narcís Serrat / Terceros

El secretario general de La Unió de Llauradors, Carles Peris, explica que la algarroba, "cultivo mediterráneo muy resistente", es el único cultivo que "parece que ha producido este año como siempre". "Los demás presentan bajadas de rendimiento muy fuertes por los efectos del cambio climático, porque no hace el tiempo que toca cuando toca", observa.

Oliva y almendra, con caídas de más del 70%

Peris apunta que los terrenos de secano son los "más desfavorecidos" por el calor de los últimos meses, ya que "dependen mucho de la climatología y del agua que reciben".

El caso concreto de la aceituna, la cosecha ha sufrido una merma, de media, del 75% respecto a la campaña del año pasado en la Comunitat Valenciana. En las comarcas de Castellón ha caído hasta un 85%, en València un 74% y en Alicante un 68%. Se estima que estos productores dejarán de ingresar 70 millones de euros.

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Olivo del Alto Palancia (Castellón)

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¿La causa? Las lluvias y humedades persistentes de la primavera, sobre todo en abril, el pedrisco y las elevadas temperaturas de mayo han provocado masivas defoliaciones por hongos (repilo) en los árboles, falta de floración o cuajado. Las sucesivas olas de calor a lo largo del verano intensificaron la caída al suelo de aceitunas a causa del estrés hídrico de los árboles.

El drama ha sido tal, que algunos olivicutores se han planteado no recoger la producción. El responsable de la sectorial del olivar de AVA-ASAJA, Luis Julián Pérez, señala: “En algunas comarcas interiores de Valencia como Utiel-Requena no hay cosecha o hay tan poca que creemos que no será viable recogerla. Podrían valer más los jornales de los productores y de las almazaras que el precio obtenido por tan escasa cantidad".

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"En el mejor de los casos podrían abrir almazaras unos pocos días para entrar la producción de aquellos campos que sí tengan suficiente, pero no esperamos para nada beneficiarnos de las elevadas cotizaciones que maneja el mercado del aceite", agrega. El secretario general de AVA-ASAJA, Juan Salvador Torres, confirma que algunas de la zona de Utiel-Requena no han abierto esta campaña.

En cuanto a la almendra, el descenso de producción previsto es del 70%. Las causas son las heladas en zonas productoras (Plana Alta, Baix Maestrat, L'Alcalatén, la Serrania, Hoya de Buñol, La Costera, Valle de Ayora, Rincón de Ademuz, Utiel-Requena, L'Alcoià, Alt Vinalopó y Mitjà Vinalopó) los primeros días de abril y las lluvias continuadas de la primavera, que provocaron un deficiente cuajado del fruto.

La uva de vino pierde un 30% de la cosecha

En la campaña de la uva de vinificación en el conjunto de zonas productoras de la Comunitat Valenciana se prevé un 30% menos de cosecha que en la pasada, aunque tendrá una gran calidad. 

El ciclo de la uva para vino ha estado marcado en lo meteorológico por la inestabilidad, con mucho frío en invierno y calor extremo en los últimos meses. La vendimia vuelve a adelantarse unos 15 días porque el calor y las pocas precipitaciones del año han acelerado la maduración de la uva.

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Una mujer en la vendimia nocturna de la bodega valenciana Pago de Tharsys, en Requena (Valencia)

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Desde La Unió indican que hay que cosechar antes la uva para garantizar que tenga la acidez y el azúcar suficientes para producir buen vino. Además, la respiración de la planta a altas temperaturas demanda un gran volumen de carbohidratos y energía, dejando menor cantidad disponible para el crecimiento de las uvas.

Los altos costes de producción es otra de las preocupaciones para los agricultores. La organización agraria indica que el precio mínimo de la uva para vino debería ser 0,36 €/kg, que es, de media, su coste de producción.

En la uva de mesa -muy conocida la de la Denominación de Origen del Vinalopó- no se esperan grandes mermas, aunque sí incrementos de los costes de producción porque la sequía ha obligado a regar más.

La fruta de verano, con pérdidas que llegan al 100%

Las lluvias de la primavera y las bajas temperaturas también han afectado a la fruta de verano, que La Unió estima que "puede llegar a ser testimonial e irrelevante". La producción valenciana de albaricoque, melocotón, ciruela y cereza en esta campaña ha sido un 65% inferior a la media de las últimas campañas.

En melocotón la reducción de la producción valenciana ha caído un 50% respecto a la media de los últimos cinco años. En ciruela, las pérdidas son del 67%. En albaricoque el descenso es del 25%. En cerezas ha habido, en el mejor de los casos, una reducción del 59% respecto a la media de las cinco campañas precedentes, y en algunos casos concretos, se ha perdido el 100% de la cosecha.

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Cosecha del melocotón 

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A este descenso productivo por circunstancias meteorológicas, hay que sumar la detección de la enfermedad de la sharka en unos melocotoneros de Carrícola (Vall de Albaida), cuando hasta la fecha solo se había visto en albaricoqueros.

El balance que hace La Unió de la campaña de la fruta es "bastante negativo para los productores": en los lineales "se ha vendido bien y logrado un precio superior al de la pasada campaña", pero en el campo "no lo han notado" por el "considerable aumento de los costes de producción".

La sequía también perjudica al regadío

AVA-ASAJA alerta de las negativas repercusiones que el calor provoca también sobre los cultivos de regadío. En ellos, advierten que los productores “se ven obligados a asumir mayores sobrecostes para regar las explotaciones y combatir las plagas y enfermedades que hallan en este clima unas condiciones óptimas para su proliferación”.

El secretario general de AVA-ASAJA, Juan Salvador Torres, subraya que el regadío “tiene agua”, pero “la mitad es subterránea y depende del bombeo, que requiere energía eléctrica”. “Con el calor tenemos que regar más y, al precio actual de la energía, es un despropósito”, asegura. De hecho, entre agosto de 2021 y agosto de 2021, afirma que algunos pozos “han triplicado el precio” del riego.

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Campo de chufas en la Huerta de Valencia

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Denuncian que las facturas de los regantes de cítricos, caquis, aguacates, chufas u hortalizas han llegado a “duplicarlas en un año” por las subidas de precio en las renovaciones de los contratos, que incluyen un cargo adicional derivado del tope al gas.

Carles Peris, de La Unió, señala que “la merma no es tan acusada en los cultivos de regadío”, pero si se han visto bajadas en la producción de hortalizas de corto recorrido. “Con las altas temperaturas las plantas se estresan y piensan en salvarse, no en cuajar las flores y el fruto o este no alcanzan el calibre que quieres”, explica. Esto ha afectado especialmente a leguminosas como garrofón y judías, cuya producción “ha caído en picado”.

Se augura una nueva temporada mala para la naranja

A dos meses del inicio de la temporada de los cítricos valencianos, La Unió de Llauradors prevé un aforo de cosecha de cítricos de nuevo bajo -especialmente en naranjas- y ligeramente superior a los 3 millones de toneladas, lo que sería ya la cuarta campaña consecutiva por debajo de la media. Según AVA-ASAJA, la producción caerá un 10%.

Esta merma de la capacidad productora la explican por varios factores: la anomalía climática (lluvias, olas de frío y oscilaciones bruscas de temperaturas en primavera que provocan problemas en las fases de floración y cuajado de los frutos), el bajo aprovechamiento comercial debido a las plagas, que una parte importante son árboles viejos con menor rendimiento y el abandono creciente de campos de cultivo por la baja rentabilidad de los últimos años.

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Naranjas por tierra en un campo de Faura 

Raquel Andrés Durà

A esto se le suma un incremento "desmesurado" de los costes de producción, por lo que La Unió exige "responsabilidad" a los operadores comerciales y a la gran distribución a la hora de ofertar un "precio justo" porque el suministro estará muy ajustado por la cosecha tan baja.

Desde AVA-ASAJA ya denunciaron en julio que las primeras operaciones de compraventa entre agricultores y operadores comerciales de cara a la próxima campaña citrícola marcan unos precios en origen un 30% por debajo de los costes medios de producción (unos 0,21€/kg frente a los 0,32€/kg que cuesta producir un kilo de Navelina).

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, pide “prudencia y coherencia respecto al precio de venta” y recomienda “no precipitarse a la hora de vender las cosechas, máxime en una campaña con una producción que se prevé corta debido a la combinación letal de malas condiciones meteorológicas en primavera”.

Más investigación para lograr variedades más resistentes

El cambio climático ha venido para quedarse y sus efectos serán cada vez más palpables. ¿Cómo puede la agricultura adaptarse a lo que hay y está por venir? Carlos Peris admite que los agricultores tienen “un problema realmente grave”.

“Dependemos única y exclusivamente de la investigación para encontrar patrones y variedades vegetales más resistentes a la climatología que se plantea de cara al futuro. Y eso no es fácil tenerlo de hoy para mañana”, sostiene.

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Semillas 

iStock / Terceros

“Las semillas de toda la vida tienen un valor añadido de proximidad y sabor, pero son las que más sufren el cambio climático. Las híbridas lo pueden aguantar mejor”, advierte el secretario general de La Unió.

Juan Salvador Torres señala, igualmente, que “la investigación no es de hoy para mañana” y requiere tiempo; como medida más urgente, pide “hacer más embalses y transvases” y tilda de “cavernícola” a quienes renuncian a ellos.

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