El 18 y 19 de julio, en apenas 24 horas, murieron tres personas por cogidas en los bous al carrer en la Comunitat Valenciana: un hombre de 50 años en Meliana por una voltereta que le provocó fracturas en siete costillas, de las cuales una le penetró en el pulmón y le produjo un hemotórax; un hombre de 56 años en Picassent por traumatismo craneoencefálico; y un hombre de 64 años en Pedreguer, tras nueve días ingresado en el hospital por una cornada.
El 7 de agosto murió un joven de 18 años tras ser embestido por un toro embolado de Soneja; la misma mala suerte la corrió un menor de 14 años el pasado domingo 21 de agosto en Vallada. La madrugada de este día también falleció un vecino de Almedíjar de 71 años por el mismo motivo.
Hablamos de seis muertes por la celebración de festejos taurinos en la Comunitat Valenciana en apenas un mes.
Requisitos para los 'bous al carrer'
La Secretaría Autonómica de Seguridad y Emergencias es el órgano competente en la celebración de bous al carrer y establece una serie de requisitos para los organizadores: deben presentar la solicitud de autorización, los certificados técnicos y sanitarios y el seguro de responsabilidad civil y accidentes en un plazo de 15 días hábiles antes del acto.
Además, en el acto siempre debe estar el director del festejo, un experto taurino y al menos 10 colaboradores voluntarios; se debe comprobar el buen estado de las instalaciones del recinto.
Por otro lado, está prohibida la participación de menores en el festejo y de personas que no estén en condiciones por efectos de bebidas alcohólicas o sustancias psicotrópicas, y en caso de no poder retirar a estos individuos, el acto tendrá que suspenderse hasta que abandonen el recinto.
Precisamente el Ayuntamiento de Nàquera decidió suspender sus festejos taurinos después de que el pasado fin de semana encendieran la cornamenta de un toro embolado dos menores, que tienen prohibido el acceso al recinto y la participación en el acto. El consistorio ha iniciado una investigación en colaboración con la peña taurina organizadora.
La seguridad es completamente imposible, los perímetros no están claros y no hay gente suficiente para controlar la seguridad
La directora de AnimaNaturalis en España, Aïda Gascón, reflexiona sobre la falta de seguridad de los bous al carrer, tanto en la Comunitat Valenciana como en Catalunya: "Tengo mucha experiencia en estos festejos y no hay ningún tipo de control, no se le priva de participar ni a gente que vaya bajo efectos de drogas o alcohol ni a menores".
Sostiene que esto ocurre porque los bous al carrer, al contrario que una corrida de toros en una plaza; va por las calles y "la barrera entre el que es espectador y el que participa no está siempre clara".
"La seguridad es completamente imposible, los perímetros no están claros y no hay gente suficiente para controlar la seguridad. Y tampoco les conviene: los que deben controlar son del pueblo y no se quieren enemistar con sus vecinos, y policía apenas hay", observa.
Gascón destaca que le "llama la atención" que "si en cualquier otro acontecimiento murieran seis personas al año se tomarían medidas, pero en los bous al carrer no, no se replantean medidas extra o que se deje de pagar con dinero público de los ayuntamientos". Cita el ejemplo de los castellers, donde la muerte de una niña de 12 años en Mataró en 2006 aceleró la obligatoriedad del casco.
Por otro lado, recuerda que cada año también mueren toros "de forma accidental": "Se estampan contra los barrotes de metal, de un infarto o desplomados. Y bous en corda, que no acaban el recorrido de una hora que se hace en los meses más cálidos del año y que debe ir a buscarlos un camión".
Además, subraya que, los que no mueren, "son sometidos a un esfuerzo físico y un estrés psicológico muy grande" que dura horas, desde la recogida en el campo, transporte, festejo y vuelta.