El alcalde de València, Joan Ribó, ofreció ayer un desayuno informativo en el centro de innovación Las Naves para explicar la elección de esta ciudad dentro de las 100 europeas que asumirán el reto de ser climáticamente neutras en 2030. Un objetivo que, para conseguirlo, requiere tomar medidas drásticas e inmediatas que afecten a los principales focos emisores de CO2: la movilidad y la energía.
Una opción que han tomado varias ciudades europeas y que se calcula que reduciría alrededor del 18% de los vehículos privados en València es el peaje urbano. Preguntado sobre esta cuestión, Ribó respondió: “No soy partidario porque afectaría a los que menos tienen. El peaje urbano no nos gusta, no pensamos que sea una solución y plantea agravios comparativos. Estamos trabajando en áreas de prioridad residencial (APR)”.
El peaje urbano no nos gusta, plantea agravios comparativos
El alcalde aseguró que la opinión era compartida por la concejalía de Movilidad Sostenible que dirige su compañero de partido, Giuseppe Grezzi, y que no estuvo presente en la rueda de prensa de ayer. Pero una carta a la que ha tenido acceso La Vanguardia revela lo contrario.
La Asociación Mesura está trabajando en un proyecto piloto que culminará con la presentación de un informe en junio sobre la implantación de un “ecopeaje” o “peaje urbano” en la ciudad de València.
Está impulsado por la concejalía de Innovación que dirige Carlos Galiana y que precisamente estaba ayer en el acto, en el marco de las ‘Misiones València 2030’. Además, cuenta con el aval de la concejalía de Movilidad Sostenible.
La “carta de apoyo” a este proyecto está firmada por Giuseppe Grezzi y dice, textualmente: “Manifiesto el interés del Ayuntamiento de València en el proyecto para el estudio del peaje urbano ‘València 0.0 Emissions (Vlc0.0)’ y sus resultados para la toma de decisiones referentes a la gestión eficiente del estacionamiento liderado y presentado por la Asociación Mesura a la convocatoria de subvenciones para la realización de proyectos de innovación orientados a misiones en la ciudad de València 2021”.
Es decir, que se trata de un proyecto cuyo estudio está subvencionado por las arcas municipales a través de la concejalía de Galiana (Compromís) y que cuenta con el apoyo explícito de la concejalía de Grezzi (Compromís), pero que es descartado por Ribó.
Peaje urbano vs Zona de Bajas Emisiones: ¿Cuál afectaría a las rentas bajas?
Frente a la valoración de Joan Ribó de que el peaje urbano afectaría a los que menos tienen, el ingeniero de la Asociación Mesura que está trabajando en el proyecto, José Manuel Felisi, explica que ese es el caso de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que el Ayuntamiento de València prevé instaurar en determinadas áreas de la ciudad antes de 2024.
¿Qué es un peaje urbano? Los peajes urbanos son áreas donde los vehículos tienen que pagar por entrar y cuyo precio se establecería en función de la renta del titular del coche, de los kilómetros que circula por las calles (algo que se controlaría por GPS), etc.
No prohíbe el acceso de ningún vehículo, sino que aplica una tasa a cada uno en función de diferentes criterios (renta, diversidad funcional, familia numerosa, autónomos, vehículos eléctricos o residentes). También se podrían establecer “tarifas planas” para los trabajadores que tienen que desplazarse cada día a un polígono industrial y no tienen otra alternativa de transporte.
Felisi explica que se aplicaría una fiscalidad verde progresiva, con la que pagarían más las rentas altas. Defiende que esta medida consigue una reducción prácticamente inmediata del tráfico (alrededor de un 18%) o atascos en la ciudad, además de mejorar la calidad del aire, el ruido, etc.
El TSJ catalán tumbó la ZBE de Barcelona por perjudicar a las rentas bajas
En cambio, una ZBE condiciona la circulación de los vehículos en función de sus emisiones. Es decir, los más antiguos tendrían prohibido circular por estas zonas. Por ello, Felisi subraya que esta medida sí que afectaría a las rentas bajas, que son quienes lo tienen más complicado para tener un coche nuevo. Estima que esta medida permitiría mejorar un 3% la calidad del aire, pero no tendría ningún impacto en reducción de vehículos privados.
Precisamente la ZBE de Barcelona ha sido recientemente anulada por el TSJ catalán por ese motivo, porque prohíbe la entrada de vehículos antiguos y lo ve discriminatorio con las personas sin poder adquisitivo para poder cambiárselo. “Un abuelo que no usa casi nunca el coche, ¿se tiene que comprar uno nuevo para ir a ver a su nieto una vez a la semana? La ZBE penaliza a quien menos tiene”, afirma Felisi.
Actualmente la ZBE en València está en fase de licitación por 10,8 millones de euros, financiados al 90% con fondos europeos. Preguntado por si también podría ser tumbada por los tribunales, Ribó se limitó a decir que, de momento, solo plantean la ubicación de los aparatos de medición y después se abordará la reglamentación. "Por supuesto, tendremos en cuenta lo que ha pasado en Barcelona y las normas del Gobierno", recalcó.
Atracción de inversiones
En la rueda de prensa, Ribó destacó que la elección como ciudad climática comporta la recepción de una etiqueta de la UE que permitirá atraer “fondos de inversión privados” relacionados “con la sostenibilidad”.
Avanzó que ya hay empresas "importantes" que estudian su implantación en València, aunque no quiso desvelar ninguna hasta que no se cierre la negociación y "no esté claro". Lo ligó con el "clima atractivo" generado en el área metropolitana, con el ejemplo de la futura gigafactoría de Volkswagen en Sagunt.