El Ayuntamiento de València notificó el lunes al sindicato de barrio Construyendo Malilla que tenía que vaciar y desalojar la denominada “Alquería Popular de Malilla”, ubicada en la alquería de “Los Sardina”, antes del 28 de marzo. Se cedió a la Asociación de Vecinos de Malilla y ahora el consistorio prevé convocar un proceso de concurrencia para su gestión. Desde hace un año y tras décadas de abandono, aquí se ha llevado a cabo una red de alimentos, diversas actividades y asambleas abiertas.
Lo mismo le pasó a El Clot, un Casal Popular en el Cabanyal impulsado por Acció Antifeixista València, Cabanyal Horta y el Sindicat de Barri del Cabanyal, y que duró pocas horas abierto porque la policía lo desalojó.
O a Telecomunicaciones Solidarias (TeSo), la ONG que arregla equipamientos informáticos y luego los donan gratis y que se quedaron un tiempo sin local, después de que el Ayuntamiento de València los desahuciara de un local público sin darles alternativa.
Referentes en Pego, Quart de Poblet o Zaragoza
Para facilitar el acceso de las organizaciones vecinales a la gestión de los espacios públicos, varias entidades se han organizado entorno a la coordinadora Xarxa per la Gestió Comunitària, que propone modelos gestión comunitaria, mixta -con la participación del Ayuntamiento-, y, en caso de no existir propuestas, privada.
Toman como referencia el Espai Veïnal Antic Institut en Pego, totalmente autogestionado; los centros de juventud o el polideportivo municipal de Quart de Poblet; la Harinera ZGZ en Zaragoza, un modelo mixto que incluye a asociaciones y técnicos del consistorio; o el de muchos “gaztetxes” de Euskal Herria.
La idea es, como señala el presidente de la AVV de Campanar, Pep Benlloch, “que se pueda implicar la ciudadanía en la gestión de espacios que son para la ciudadanía”.
La red está formada por la AVV de Tres Forques, AVV de Campanar, L'hort de la Botja, Espai Verd Benicalap, La Saïdia Comuna, Plataforma per Russafa, Alquería Popular de Malilla, Russafa Veïnal, AVV de Torrefiel, AVV de Benimaclet, AVV de Castellar-L’Oliveral y AVV de Malilla, y está abierta a nuevas incorporaciones.
¿Qué es la gestión comunitaria?
En un comunicado, la plataforma de València explica que es aquella fórmula en que la administración local cede un espacio o equipamiento público para ser gestionado por las asociaciones del barrio “de forma democrática”.
“Se trata de un planteamiento que busca el apoderamiento del asociacionismo local a la vez que se basa en que la gestión vecinal es una fórmula idónea para la dinamización del barrio y la promoción de la participación ciudadana”, exponen.
En aquellos casos donde pueda haber dificultades para implementar esta fórmula, las entidades promotoras plantean la promoción de experiencias de cogestión, es decir, modelos participativos donde la coordinación de un espacio es compartida entre el personal técnico de la administración y una asamblea de asociaciones locales y vecinos y vecinas.
Las demandas que han presentado en el Ayuntamiento de València
La plataforma nace con tres demandas concretas para el Ayuntamiento de València que ya han presentado por registro de entrada. La primera, la facilitación de espacios públicos para la gestión comunitaria en aquellos barrios donde el tejido asociativo los ha pedido, como es el caso de la Alquería de Pallardó en Campanar, una de las naves de Ribes en Russafa o la mencionada de Malilla.
La segunda, piden elaborar de manera participativa un modelo para la gestión comunitaria a escala de ciudad, que quede establecido en las ordenanzas o reglamentos municipales. Es decir, un marco legal.
Y la tercera, solicitan el reconocimiento como centros cívicos o sociocultural de carácter público aquellas iniciativas existentes en la ciudad que proceden de la gestión comunitario, otorgándoles el apoyo y los recursos necesarios.
En un comunicado, la Xarxa per la Gestió Comunitària ha valorado que el Ayuntamiento de València ya ha comenzado a impulsar huertos urbanos de gestión cívica, como los de Malilla, el parque de la Rambleta o en la calle Vaixell del Grau, así cómo el Centro Cultural 3F impulsado por la AVV de Tres Forques desde 2014.
No obstante, denuncian que “se han ignorado o rechazado sistemáticamente las diferentes demandas de gestión vecinal de centros socioculturales que se han realizado en diferentes barrios”.
Señalan a las concejalías de Participación Ciudadana y de Acción Cultural, cuyas actuaciones valoran como “completamente decepcionantes”, por lo que reivindican “un cambio de orientación justo en el momento en que comiencen a construirse algunos centros cívicos municipales en diversos lugares de la ciudad”.
Hay espacios pequeños que no tienen por qué ser privados. Presentamos una alternativa a la subcontratación
Benlloch defiende que “es una propuesta frente a la gestión de contratas privadas, con gestores que ganan dinero” como es el caso de La Rambleta. “Pensamos que hay espacios más pequeños que no tienen por qué ser privados. Presentamos una alternativa a la subcontratación”, afirma.
Matiza que la gestión comunitaria “no es obligatoria”, sino que se reclama en aquellos casos en los que hay “unas organizaciones que se responsabilicen de hacer el trabajo, con propuestas y proyectos”.
Anteproyecto de ley de Participación Ciudadana y Fomento del Asociacionismo en la Comunitat Valenciana
Por otro lado, a nivel autonómico consideran que el anteproyecto de ley de Participación Ciudadana y Fomento del Asociacionismo en la Comunitat Valenciana, actualmente en periodo de tramitación, es “una oportunidad para promover la gestión comunitaria”.
Observan que su borrador incluye la progresiva implementación de un modelo de cogestión comunitaria de los espacios públicos destinados a la participación ciudadana, ante lo que proponen “ir un paso más allá” e introducir, “de forma explícita”, la “promoción de la gestión comunitaria de equipamientos y espacios públicos”.