Fran Ferri ha decidido renunciar a su puesto como síndic de Compromís en les Corts Valencianes para volver a su profesión como Ingeniero en Organización Industrial en el sector privado. Como él mismo ha explicado, ha sido una decisión obligada para evitar perjudicar su carrera profesional; de no volver podría haber perdido para siempre un buen puesto de trabajo en su empresa. No es una excepción, no son pocos los políticos y las políticas que han optado por dejar la actividad pública y volver a su puesto de trabajo ante la posibilidad, real, de perder para siempre la opción para la que se formaron. Por el temor, comprensible, de que en un momento u otro la actividad política finalice, por mil motivos, como el de una derrota electoral, sin tener una cobertura garantizada en la vida, con lo que eso supone.
Abandonar el sector privado y optar por entregarse a la actividad política se ha convertido en un paso de enorme riesgo por todos los condicionantes que tiene un cargo en la esfera publica: exposición a la opinión pública (a a la acción de los medios de comunicación), adscripción a un partido político (lo que comporta no pocos inconvenientes en una sociedad polarizada), posibilidad de perder trayectoria en el sector privado o profesional (un asunto que afecta mucho a los profesionales liberales como los abogados) e incluso ser denunciado y acabar imputado ante un tribunal. Y, además, generalmente, estar peor pagado que en el sector de procedencia,; lo que explica que excelentes profesionales, tanto del sector público como privado, rechacen la invitación a integrarse en candidaturas o a participar en la gestión de los recursos públicos en algún ejecutivo.
Abandonar el sector privado y optar por entregarse a la actividad política se ha convertido en un paso de enorme riesgo por todos los condicionantes que tiene un cargo en la esfera publica
El caso de Fran Ferri forma parte de este círculo vicioso en el que la clase política no hace más que tirarse piedras sobre el tejado, como en el asunto de los salarios. En otras palabras, está mal visto que un político esté bien pagado, y no faltan propuestas, especialmente desde sectores de la izquierda, para que la dedicación vocacional al digno ejercicio de la política se desarrolle con salarios mínimos, cuando debería ser lo contrario. Otra cosa son los excesos en la gestión o el abuso de la contratación de asesores. Pero debería extenderse y afianzarse que un político debe estar bien recompensado, más cuando gestiona carteras con más de 5.000 millones de euros de presupuesto, con decisiones que afectan a más de 40.000 funcionarios.
El caso de Fran Ferri forma parte de este círculo vicioso en el que la clase política no hace más que tirarse piedras sobre el tejado, como en el asunto de los salarios
Con tal escenario, dedicarse a la política solo parece fácil para tres tipos de perfiles: para algunos niveles del funcionariado, para aquellos que disponen de patrimonio personal suficiente sin riesgo a no tener trabajo, o para aquellos que en la vida privada no han logrado establecerse, y en la pública encuentran una solución. Esto explica que profesionales de prestigio en la vida privada, personas que como Fran Ferri disponen de una excelente trayectoria profesional, se vean en la necesidad de volver a su puesto de trabajo en detrimento de, en este caso, la excelente labor que han desarrollado en la función pública. El problema, lejos de resolverse, se va agravando año tras año. Con lo que al final, la política deja de ser atractiva para hombres y mujeres que podrían enriquecerla con su amplio bagaje profesional y personal.
PD: Extendidas las hipótesis sobre qué puede suceder en el grupo parlamentario de Compromís tras la marcha de Fran Ferri las posibilidades son muy sencillas: si Vicent Marzà acaba siendo el nuevo síndic se abrirá una puerta para afrontar una remodelación del Consell que afectaría, con mucha probabilidad, a los cargos socialistas. Ximo Puig podría querer aprovechar la ocasión para dar un impulso a su gobierno de cara al tramo final de esta legislatura. Otra cosa es el momento, complejo por el avance de la covid, que podría dificultar los objetivos.a cobertura garantizada en la vida, con lo que eso supone.
Si Vicent Marzà es el nuevo síndic, habrá probablemente remodelación en el Consell en cargos del PSPV