El sector audiovisual valenciano respira a la espera de ese taquillazo que reconozca su pujanza

Reportaje

Productores y cineastas admiten que no están en un escenario boyante pero sobrevivir a las crisis originadas por el cierre de Canal 9 y la pandemia, cualquier futuro parece mejor

La consolidación de una industria audiovisual, la difusión y la creación de un 'start system' valenciano son los retos del sector

Se mira a los logros de País Vasco y Andalucía y se reconoce la dependencia de las ayudas y la televisión pública

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Imágen del rodaje de 'El lodo', de Iñaki Sánchez Arrieta, con Raúl Arévalo y Paz Vega, una coproducción valenciana 

Terceros

El sector audiovisual valenciano respira aliviado después de que los partidos que gobiernan la Generalitat Valenciana se autoenmendaran y propusieran mejoras sustanciales al presupuesto de la televisión autonómica. Un balón de oxígeno para un sector del que viven cerca de 3.000 personas y que empezaba a ver la luz tras años muy complicados.

Pese a ello, la situación no es boyante y la familia audiovisual valenciana, que hoy celebrará su gran gala con la entrega de los IV Premis Berlanga de l'Audiovisual Valencià en el Teatro Principal de Alicante, todavía está a la espera de esa gran película que les dé el empujón definitivo y el reconocimiento al gran trabajo que se desarrolla, desde hace años en esta tierra.

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El presidente de la Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual que entrega hoy los premios en Alicante, Pep Llopis, recuerda que el cierre de la televisión autonómica fue un duro golpe para el sector. Muchas producciones se quedaron huérfanas y, al desaparecer Canal 9, no se generaron nuevos proyectos. “Fue un cataclismo absoluto. Tuvimos dos años muy duros con un 90% de paro en el sector y muchos profesionales salieron a buscarse la vida en Madrid o Barcelona”, apunta Ximo Pérez productor y vicepresidente de Productors Audiovisuals Valencians (PAV)

“Con la vuelta de las emisiones, hubo un resurgimiento, una vuelta al optimismo que la covid dinamitó”, apunta Llopis.

El cierre de Canal 9 fue un cataclismo absoluto. Tuvimos dos años muy duros con un 90% de paro en el sector y muchos profesionales tuvieron que buscarse la vida en Madrid o Barcelona”

Ximo PérezVicepresidente de Productors Audiovisuals Valencians

La covid canceló rodajes y muchos proyectos quedaron en el aire. Como muestra de ello, el director adjunto de l'Audiovisual i Cinematrogràfica de l'Institut Valencià de Cultura, José Luis Moreno, explica a La Vanguardia que, antes del mes de febrero se acabarán seis largometrajes que se tendrían que haber terminado antes pero que la pandemia puso en barbecho.

Inmersos ya en la nueva normalidad y recuperando la sonrisa y los proyectos paralizados por la epidemia, en el sector cayó como un jarro de agua fría las noticias del recorte presupuestario de À Punt. “La cadena es el motor del sector: coproducciones de cine además de todo lo que genera la televisión en cuanto a la ficción, documentales, entretenimiento...”, explica Pérez, productor de L’Alquería Blanca, la serie de mayor tirón de televisión valenciana. Por ello, reconoce que cuando recibieron la noticia tuvieron la sensación de que volvían a la época posterior al cierre de Canal 9.

Ferran Gadea en una escena de 'L'Alqueria Blanca'.

Ferran Gadea en una escena de 'L'Alqueria Blanca'. 

La Vanguardia

“Quiero pensar que fue un error, pero finalmente se habló con los responsables políticos y lo han comprendido y han apostado por mejorar el presupuesto de la televisión para el sector audiovisual”, explica Pérez.

Todos destacan la importancia de la televisión autonómica. El vicepresidente de PAV subraya que lo que más trabajo genera son las series de ficción ya sean señales o diarias. Por ejemplo, cuenta que, en L’Alqueria Blanca, trabajan 140 personas entre actores, guionistas, técnicos. “A poco que ruedes 20 capítulos tienes entre 5 y 6 meses de trabajo”.

Para una película también se contratan entre 120-140 personas más las empresas de servicios. El problema es la inestabilidad temporal de los largometrajes. Por ello, amén de la ficción, las productoras viven de los concursos y programas periódicos que aportan contratos y un empleo más sostenido en el tiempo.

Las claves

Los productores destacan la importancia de la televisión autonómica como motor del sector

Así, Llopis y Pérez coinciden en apuntar que, aunque la situación no es boyante, “con los nuevos presupuestos, la televisión va a poder volver a lanzar las producciones; es un alivio para el sector”.

¿Cuáles son los retos del sector?

El presidente de la Acadèmia cree que el verdadero reto del audiovisual valenciano es fortalecer la industria audiovisual, fomentar la producción y, sobre todo, trascender las fronteras y ser visibles a nivel nacional e internacional. De ahí, también la importancia de generar ese star system propio. “Hay mucho talento valenciano tanto de actores como de productores ganándose la visa fuera”, indica Llopis.

Las nominaciones a la gala de los Premios Goya de este año que se celebrarán precisamente en València denotan el poco recorrido de las producciones valencianas pese a que se hacen productos de calidad, insiste este compositor e intérprete. “A nivel documental y animación no vamos mal, pero tenemos que dar un paso adelante en la ficción”, hace autocrítica.

Sin embargo, señala, para ser nominados hace falta que los productos se visualicen. ¿Se ven nuestros trabajos? La difusión es la asignatura pendiente.

El conseller de Educación, Vicent Marzà, con la cineasta Giovanna Ribes y el presidente de la Acadèmia Pep Llopis.

El conseller de Educación, Vicent Marzà, con la cineasta Giovanna Ribes y el presidente de la Acadèmia Pep Llopis. 

Generalitat Valenciana

Por ello, el sector se mira hacia otras autonomías pujantes como País Vasco o Andalucía que se han posicionado en los últimos años como referentes. Estos dos ejemplos salieron durante la reunión que los nominados a los Premios Berlanga tuvieron el pasado miércoles con el conseller de Educación y Cultura, Vicent Marzà.

Moreno, del Institut Valencià de Cultura, señala una de las razones de esta diferencia entre autonomías. “En Euskadi, la televisión pública vasca puede pagar entre 400.000 y 500.000 euros por los derechos de una película. Aquí, À Punt puede desembolsar entre 50.000 y 100.000 y, en algún caso concreto, llegar a los 150.000 euros. No luchamos en las mismas condiciones”.

Comparativas

En el País Vasco, la ETB paga hasta 500.000 euros por los derechos de una película, aquí À Punt suele poner entre 50.000 y 100.000

El director adjunto del IVC destaca la importancia de las televisiones públicas y privadas como motor del sector. “No se pueden dar más ayudas públicas”, indica.

José Luis Moreno apunta que medidas como la que se están estudiando para forzar a las grandes plataformas a hacer producción en lenguas cooficiales o el hecho de que se quiera destinar una parte de las ayudas del Ministerio de Cultura a productos en otras lenguas del Estado, les puede beneficiar. Ahora falta que estas dos medidas acaben ratificándose en la siempre complicada batalla política.

Ximo Pérez, que contesta al otro lado del teléfono en el descanso de un rodaje de una serie en Malaga, apunta que, aunque hay participación valenciana en muchas nominaciones a los Goya (el cine cada vez es más transversal), es cierto que falta “falta esa película que te posicione, enteramente valenciana o muy valenciana”.

Con todo, apunta que esta puede llegar en los próximos años y que se está negociando la manera de dar las ayudas para hacer esas apuestas fuertes que coloquen al audiovisual valenciano en primera línea. Una fórmula que pasaría por concentrar las ayudas en menos productos. En su opinión, “es la única manera de tener esa película de éxito que necesitamos, nos daría visibilidad”.

Estrategias

Ximo Pérez apuesta por repensar las ayudas y buscar esa película valenciana de éxito que dé visibilidad a todo lo que se está haciendo

El experimentado productor señala que, salvo contadas excepciones como fue el caso de Pa negre, para tener una película de éxito necesitas un presupuesto de alrededor de tres millones de euros. Por ello, “hay que salir de València con una financiación mínima 1-1,5 millones y después buscar coproducciones y ayudas de plataformas e inversores privados para obtener esos 3 millones que sería lo mínimo para buscar esa película que produzca el aldabonazo definitivo al sector”. Sin asegurar la mitad de la financiación poco se puede hacer.

Y Pérez, tras años muy difíciles, es optimista: “Vamos por el buen camino”.

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